"ÁMENSE LOS UNOS A LOS OTROS"

sábado, 20 de abril de 2013

“YO LAS CONOZCO”.

Querido/a Amigo/a:

Te envío un breve comentario sobre el evangelio de este domingo:
“YO LAS CONOZCO”.

La reflexión, como siempre, es sólo una sugerencia inicial, para que se pueda elaborar un comentario colectivo, con la experiencia y la reflexión de cada uno. Cada uno puede intervenir y aportar, si quiere y cuando quiere, sus opiniones y reflexiones, que luego serán enviadas a todo el grupo.Abajo, un aporte-retorno sobre el evangelio del domingo pasado:
“¿ME AMAS?”.

Un abrazo... P. Bernardino


                 “YO LAS CONOZCO”.               

En un tiempo en que la palabra “relativismo” suscita tantas discusiones, podría ser oportuno preguntarnos si tenemos una opción fundamental que defina nuestra vida y motive nuestras decisiones. También no tenerla es una opción.



Leemos en el evangelio de San Juan 10, 27-30:                              


Jesús dijo: Mis ovejas escuchan mi voz. Yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy Vida eterna: ellas no perecerán jamás y nadie las arrebatará de mis manos. Mi Padre, que me las ha dado, es superior a todos y nadie puede arrebatar nada de las manos de mi Padre. El Padre y Yo somos una sola cosa.

PALABRA del SEÑOR



Mientras Jesús se paseaba...
por el Pórtico de Salomón, durante las fiestas por la consagración del templo de Jerusalén, que había sido renovada en el tiempo de Judas Macabeo, las autoridades religiosas se le acercaron para exigirle una respuesta clara y definitiva: “Si eres tú el Mesías, dínoslo abiertamente”.

Jesús había revelado explícitamente su identidad de Mesías sólo a la mujer de Samaría encontrada en el pozo de Sicar. En general no se había atribuido ese título, pero sus obras lo habían manifestado claramente: “Las obras que yo realizo en nombre de mi Padre, esas son las que me acreditan”. Se ha declarado el Buen Pastor, pero las autoridades no quieren seguirlo. No le han creído porque no son de sus ovejas.

La primera característica...
propia de sus ovejas, sus discípulos, es escuchar su voz: “Mis ovejas escuchan mi voz”. El pueblo de Israel se había definido como “el pueblo de la escucha”, y todos los días el piadoso judío comenzaba su oración repitiendo las palabras del Deuteronomio : “Escucha, Israel”. Ahora es a Jesús que sus discípulos, sus ovejas, deben escuchar. Su voz es la voz del Padre, él es su Palabra hecha carne.

Se trata de una escucha no simplemente pasiva. Exige confianza y adhesión, que llevan a una profunda intimidad con Jesús: “Yo las conozco”, un conocimiento que es comunión de vida y entrega recíproca, relación exclusiva que transforma en discípulos: “Ellas me siguen”.



El seguimiento de Jesús...
no es sólo devoción y adoración. Seguir significa fijarse en el que va delante. La imagen del pastor es muy apropiada para la cultura de un tiempo y un lugar en que la presencia del rebaño es familiar. Las ovejas no encuentran el camino si alguien las empuja. Hace falta que el pastor se ponga delante, y ellas lo siguen. Jesús abre caminos de solidaridad, justicia, amor, y los discípulos lo siguen realizando la misma entrega de su vida. Como él, podrán gastar o perder su vida física, pero participarán de una vida plena y verdadera, que la muerte no interrumpe o limita: “Yo les doy vida eterna”, la vida que “nace de lo alto”, la vida en el espíritu.

El miedo por la persecución...
y el martirio que experimentará la comunidad será vencido por la certeza de la vida definitiva: “Ellas no perecerán jamás”. Están en las manos de Jesús, donde encuentran seguridad. También los seguidores de Jesús conocerán, como él, oposición y violencia. La posibilidad de resistir no será simple fruto de su capacidad. Las manos de Jesús les aseguran el amparo necesario. Se enfrentaran con él las fuerzas poderosas del mal, pero no podrán vencerlo: “Nadie las arrebatará de mis manos”. Él es el Buen Pastor, que da su vida por las ovejas.Es el Padre que ha entregado a Jesús la defensa de sus discípulos, y es el Padre mismo que los protege: “Mi Padre, que me las ha dado, es superior a todos y nadie puede arrebatar nada de las manos de mi Padre”. La comunión total entre el Padre y el Hijo se manifiesta en el cuidado amoroso de los seguidores de Jesús.


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Bernardino Zanella    bernardino.zanella@gmail.com
Gustavo Llerena         gusosm@yahoo.es


DOMINGO 14 DE ABRIL 2013
 ¿ME AMAS?                

Pedro para mi es pasado y presente. Representa la reivindicación de cada cristiano, que negamos o nos alejamos, pero que finalmente decimos que sí al Señor. Esta negación, la presión de ser cristiano-católico es importante. Es tan fácil sentirse abatido con todo el ataque que hoy se da en los medios de comunicación, sobretodo internet. Además, que está de moda ser ateo o agnóstico, creo que hasta les suena mas lindo. Lo que quiero decir, es que todos podemos ser Pedro, pero eso incluye también ser el Pedro del evangelio de hoy y repetir sin miedo: "Te quiero, Señor".

  Karen, Santiago – Chile

* * *

¡Es tan claro el mensaje y sus comentarios previos! Por eso, sólo puedo decir que seguimos profundizando lo medular del mensaje de Jesús: el amor, pero no a nuestro modo sino al estilo de Él.

Mi corazón dice como Pedro: Sí, Señor, tú sabes que te amo. Sin embargo, la radicalidad de ese amor, no logro vivirlo, porque aún no se derriten los hielos producidos con el pasar de los años. La radicalidad que ello conlleva, está muy en la mente; otra cosa es vivirlo cada día y no es fácil, pero más difícil se hace si nos atrevemos a caminar lejos de él, de su enseñanza, de su mensaje, de su amor. Para ello, es importante recordar el diálogo de Jesús a Nicodemo: “Nacer de nuevo, en el espíritu”, lo que implica, a mi entender, un abandonarse totalmente a la voluntad del Señor.

Pido desde lo más hondo de mi corazón esa gracia, para liberarme de mi misma y ser feliz en lo sencillo, viviendo con, para y por el Señor.


  Verónica, Santiago – Chile

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