Querido/a Amigo/a:
Te envío un breve comentario sobre el evangelio de este domingo:
Te envío un breve comentario sobre el evangelio de este domingo:
“TÚ NO ESTAS LEJOS”.
La reflexión, como siempre, es sólo una sugerencia inicial, para que se pueda elaborar un comentario colectivo, con la experiencia y la reflexión de cada uno. Cada uno puede intervenir y aportar, si quiere y cuando quiere, sus opiniones y reflexiones, que luego serán enviadas a todo el grupo.
ABAJO un aporte-retorno sobre el evangelio del domingo pasado:
La reflexión, como siempre, es sólo una sugerencia inicial, para que se pueda elaborar un comentario colectivo, con la experiencia y la reflexión de cada uno. Cada uno puede intervenir y aportar, si quiere y cuando quiere, sus opiniones y reflexiones, que luego serán enviadas a todo el grupo.
ABAJO un aporte-retorno sobre el evangelio del domingo pasado:
“QUE YO PUEDA VER”.
Un abrazo... P. Bernardino
Un abrazo... P. Bernardino
"TÚ NO ESTAS LEJOS"
Muchos intereses y muchas exigencias nos presenta la vida. Pero, ¿qué es lo más importante, que puede armonizar y dar sentido a todo? Recibimos muchas presiones externas, de agentes económicos, culturales, religiosos. ¿Cómo podemos discernir lo que nos sirve más, para nuestra plena realización?
Leemos en el evangelio de san Marcos 12, 28-34
Leemos en el evangelio de san Marcos 12, 28-34
Un escriba se acercó a Jesús y le preguntó: “¿Cuál es el primero de los mandamientos?”. Jesús respondió: “El primero es: ‘Escucha, Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor; y tú amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas’. El segundo es: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’. No hay otro mandamiento más grande que éstos”. El escriba le dijo: “Muy bien, Maestro, tienes razón al decir que hay un solo Dios y no hay otro más que él, y que amarlo con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas y amar al prójimo como a sí mismo, vale más que todos los holocaustos y todos los sacrificios”.
Jesús, al ver que había respondido tan acertadamente, le dijo: “Tú no estás lejos del Reino de Dios”. Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
PALABRA del SEÑOR
Un abogado del templo...
de Jerusalén, acostumbrado a las disputas sobre distintos aspectos de la Ley de Moisés, después de escuchar a Jesús, quiere conocer su opinión sobre qué mandamiento él consideraba el más importante. Las opiniones entre los expertos eran diferentes. Jesús le recuerda la vocación original del pueblo de Israel, como se encontraba en el Deuteronomio y se repetía todos los días en la oración: “Escucha Israel”: un pueblo llamado a dar a Dios la prioridad absoluta, a escuchar su voz y obedecer a su palabra: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas”. Volver a centrarse plenamente en Dios, que es vida, plenitud, fecundidad: abrirse a un amor que nos amó primero; una relación con Dios que no nace de la esperanza de conseguir favores o del miedo del juicio y del castigo: “Amarás”.
habría contestado a la pregunta del abogado sobre el primer mandamiento. Pero agrega algo que no había sido pedido, un segundo mandamiento: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Para evitar que el cumplimiento del primer mandamiento se redujera a la práctica religiosa y a la solemnidad de los ritos, vaciando el verdadero culto a Dios, Jesús recuerda que el amor a Dios no puede ir separado del amor al prójimo. Y el amor al prójimo tiene una medida: “Como a ti mismo”. Si a Dios hay que amarlo absolutamente y totalmente, al prójimo hay que dedicarle el mismo cuidado y cariño que uno dedica a su propia integridad y a su propia vida. Las energías que se gastan para construir el bienestar propio y de la propia familia, tendrán que ser gastadas también para crear el bienestar de los demás, superando cualquier forma de egoísmo personal o de grupo. El culto a Dios pasa del templo a la vida. Este es el proyecto de Dios ya revelado en el Antiguo Testamento, que el abogado que interrogaba a Jesús reconocía y compartía.
El diálogo podría considerarse...
concluido con común satisfacción. En cambio, Jesús envía a ese hombre un mensaje que podría cambiarle la vida: “Tú no estás lejos del Reino de Dios”. ¿Qué le falta para ingresar a ese Reino de Dios de que habla Jesús? Una sola cosa: seguir a Jesús, hacerse su discípulo y asumir una nueva medida del amor: no solamente amar a los demás “como a sí mismo”, sino amar como Jesús, hasta dar la vida: “Como yo los he amado”.El evangelio de Marcos no nos informa si el abogado percibió y aceptó la delicada invitación indirecta de Jesús. Le interesa la respuesta de la comunidad a esa la invitación.
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LECTIO DOMINGO 28 Octubre
"QUE YO PUEDA VER"
La profundidad del mensaje que propone Jesús, tomando como ejemplo a Bartimeo, nos permite reflexionar sobre la ceguera que vive la sociedad actual, que no admite ver el fondo del mensaje de liberación que nos reconocería como cristianos que vivimos para la justicia, la solidaridad y el derecho, sin apego a la idolatría del dinero. Es muy cierto que la barrera que divide a los que tienen todo el poder económico del mundo y son tan pocos, frente los pobres del mundo que son la mayoría, que viven en la marginación, sin acceso al agua, la comida, los servicios básicos, la educación, y muchos derechos que cada día son pisoteados, es la ceguera de muchos gobernantes que prefieren ignorar toda esta realidad y continúan más cerca de la cultura de la muerte que la protección de la vida.
Lamentablemente muchos sacerdotes, obispos, religiosas y religiosos protegen directa o indirectamente estos abismos que en la vida de Jesús han sido criticados, ejemplos: las Bienaventuranzas en el sermón de la montaña, la lectura del joven rico, el servicio del dinero frente a Dios, y muchos otros momentos más; sin embargo estos, con apariencia religiosa que no tiene nada que ver con el evangelio, adulan y protegen a los poderosos.
Francisco, Oruro – Bolivia
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¿Cómo ver la gloria en la humillación del Hijo del hombre, si ni siquiera se puede ver la luz de una vela? Como el ciego, podemos escuchar y hasta gritar, pero reconocer nuestra ceguera, necesitamos dar un salto. Dejar nuestras seguridades, que comparadas con el tesoro o la perla preciosa del evangelio, son un saco de pulgas. Los niños, en sus juegos, cierran los ojos y creen que así nos son vistos. Es verdad que dejan de ver, pero no de ser vistos.
¿Qué quieres de mí? Pregunta Jesús (es la misma pregunta que hace a los Zebedeos). ¿Sé lo que he de pedir? Él conoce muy bien nuestras necesidades, y quiere curarnos. Pero no puede si nosotros mismos no queremos. He ahí la cuestión. ¿Queremos los primeros puestos o queremos ser curados?
En la oración, puedo pedir lo que quiero, pero... ¿quiero lo que pido? Y, ¿cómo puedo quererlo si no puedo verlo o no lo conozco? "El que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida" (Jn 8, 12). La fe comienza con la escucha, pasa a través de la (formación) información y llega a la invocación del Nombre: "Jesús, ten piedad de mí", haz que vea, para poder seguirte.
Joel, Puerto Aysén – Chile
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Verdaderamente iluminador el evangelio, pero también los comentarios que nos hacen reflexionar en uno mismo. ¿De verdad queremos ver para transformar nuestras vidas, para convertirnos en verdaderos discípulos de Jesús? Claramente ese sería nuestro propósito, ¿pero tendremos la valentía de Bartimeo de gritar por la ayuda de Jesús? Yo me cuestiono ambas situaciones, en especial, cuando existe tanta dificultad a nuestro alrededor y en ella muchas veces no vemos la presencia nítida y clara de Jesús. Por ahora seguiré intentando ver a este Señor que puede salvar mi vida.
Gonzalo, Santiago – Chile
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El texto me permite reflexionar sobre la posturas en nuestro diario vivir. Muchas veces somos Bartimeo, porque estamos esperando que todo se nos dé, sin esforzarnos para alcanzar los objetivos, propósitos y metas ya sean estas individuales o colectivas, como también, nuestra ceguera no nos deja que veamos más allá del medio que nos rodea, por lo tanto, no permite que valoremos todo lo que Dios nos ha dado. Destaco que Bartimeo, al lograr su visión hizo opción por seguir a Jesús, pudiendo no hacerlo. Esa actitud denota que su necesidad de ver no estaba sujeta a un interés personal sino que efectivamente reconoce a Jesús como hijo de Dios.
María Susana, Santiago – Chile
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Las falsas seguridades... saltar al vacío pleno que es el Todo... ¡La única manera!
Isabel, Citybell, La Plata – Argentina
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Me identifico con el ciego Bartimeo. Es un reflejo de mi vida. Cuántas veces caminé por el borde del camino, cuántas veces ando desviada por caminos equivocados, por mi ceguera, cuántas veces me siento triste, envuelta por esa ceguera, sin luz, desanimada o confundida, sin fuerzas, atada a vicios y sujeta a situaciones dolorosas sin ver a Jesús, sin darme cuenta que me ofrece siempre su sanación y vida.
He intentado dejar el manto y lo seguiré haciendo, ese manto de debilidades. Voy a dar el salto enérgico, para desprenderme de mis postraciones, gritando con fuerza y perseverancia a Jesús: ¡Jesús, quiero ver!, y lo seguiré por el camino hasta cuando él quiera.
Silvia, La Paz – Bolivia
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