Querido/a Amigo/a:
Te envío un breve comentario sobre el evangelio de este 2do Domingo de ADVIENTO 2012:
Te envío un breve comentario sobre el evangelio de este 2do Domingo de ADVIENTO 2012:
“UNA VOZ GRITA”.
La reflexión, como siempre, es sólo una sugerencia inicial, para que se pueda elaborar un comentario colectivo, con la experiencia y la reflexión de cada uno. Cada uno puede intervenir y aportar, si quiere y cuando quiere, sus opiniones y reflexiones, que luego serán enviadas a todo el grupo.
Abajo un aporte-retorno sobre el evangelio del domingo pasado:
La reflexión, como siempre, es sólo una sugerencia inicial, para que se pueda elaborar un comentario colectivo, con la experiencia y la reflexión de cada uno. Cada uno puede intervenir y aportar, si quiere y cuando quiere, sus opiniones y reflexiones, que luego serán enviadas a todo el grupo.
Abajo un aporte-retorno sobre el evangelio del domingo pasado:
“LEVANTEN LA CABEZA”.
Un abrazo.... P. Bernardino
"UNA VOZ GRITA"
La fuerza de la propaganda, que invade todos los lugares, difícilmente permite a las personas tener pensamientos propios y originales. Comúnmente, no sólo elegimos para nuestro consumo productos, a veces innecesarios, que la publicidad nos impone, sino que a menudo también pensamos pensamientos ajenos, que otros han pensado por nosotros. Preferimos caminos ya hechos, que otros han recorrido ya, más que animarnos a intentar caminos nuevos.
Leemos en el evangelio de san Lucas 3, 1-6:
El año decimoquinto del reinado del emperador Tiberio, cuando Poncio Pilato gobernaba la Judea, siendo Herodes tetrarca de Galilea, su hermano Filipo tetrarca de Iturea y Traconítide, y Lisanias tetrarca de Abilene, bajo el pontificado de Anás y Caifás, Dios dirigió su palabra a Juan, hijo de Zacarías, que estaba en el desierto. Este comenzó entonces a recorrer toda la región del río Jordán, anunciando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados, como está escrito en el libro del profeta Isaías: “Una voz grita en el desierto: Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos. Los valles serán rellenados, las montañas y las colinas serán aplanadas. Serán enderezados los senderos sinuosos y nivelados los caminos desparejos. Entonces, todos los hombres verán la Salvación de Dios”.
PALABRA del SEÑOR
Antes de presentar la actividad...
de Juan Bautista, y luego la de Jesús, el evangelio de Lucas se detiene en la descripción del marco político y religioso dentro del cual ellos realizarán su misión. No es sólo la preocupación de un historiador riguroso, que escribe “después de investigarlo todo cuidadosamente”. Lucas quiere despertar la disponibilidad a la acogida de un Dios que en Jesús se inserta en la historia humana, dentro límites geográficos y culturales bien concretos.
Y en la descripción tal vez no está ausente una cierta ironía, que ya manifiesta la lógica de Dios en todo el evangelio: la imagen de la Palabra de Dios que sobrevuela sobre todos los poderosos, con sus títulos de grandeza, y baja sobre un hombre socialmente insignificante, en la soledad del desierto, Juan Bautista. Y él, movido por la fuerza irresistible de la Palabra, “comenzó a recorrer toda la región del río Jordán”. Conoce la absurdidad de una religión atada a ritos y reducida a instrumento de dominación, que traiciona su verdadera originalidad de fuerza liberadora. Por eso convoca a “un bautismo de conversión para el perdón de los pecados”. Propone una experiencia bautismal, de inmersión en el agua, para emerger nuevos, realizando un cambio de vida y de manera de pensar, rompiendo con la cultura y la religiosidad dominante, para borrar los errores y los pecados del pasado y reconciliarse consigo mismo, con Dios y con los demás.
Su voz se alza desde el desierto,
Y en la descripción tal vez no está ausente una cierta ironía, que ya manifiesta la lógica de Dios en todo el evangelio: la imagen de la Palabra de Dios que sobrevuela sobre todos los poderosos, con sus títulos de grandeza, y baja sobre un hombre socialmente insignificante, en la soledad del desierto, Juan Bautista. Y él, movido por la fuerza irresistible de la Palabra, “comenzó a recorrer toda la región del río Jordán”. Conoce la absurdidad de una religión atada a ritos y reducida a instrumento de dominación, que traiciona su verdadera originalidad de fuerza liberadora. Por eso convoca a “un bautismo de conversión para el perdón de los pecados”. Propone una experiencia bautismal, de inmersión en el agua, para emerger nuevos, realizando un cambio de vida y de manera de pensar, rompiendo con la cultura y la religiosidad dominante, para borrar los errores y los pecados del pasado y reconciliarse consigo mismo, con Dios y con los demás.
Su voz se alza desde el desierto,
lejos de las estructuras políticas y religiosas de la ciudad y libre de cualquier alianza o complicidad con el poder. Hacía mucho tiempo que no se levantaba la voz de un profeta. Juan rompe el silencio y retoma la invitación de los grandes profetas que habían visto en el exilio de Israel en Babilonia una grande oportunidad de conversión, y habían alimentado en el pueblo la esperanza de otro éxodo, como él de Egipto, un glorioso regreso a la patria y un regreso más profundo al Dios de la alianza: “Preparen el camino del Señor”. Ahora se está por realizar otro nuevo éxodo. Jesús, anunciado por la actividad del Bautista, será el protagonista de una nueva liberación, no limitada a un solo pueblo, sino extendida a toda la humanidad: “Todos los hombres verán la salvación de Dios”.
Para eso será necesario obedecer: “Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos. Los valles serán rellenados, las montañas y las colinas serán aplanadas. Serán enderezados los senderos sinuosos y nivelados los caminos desparejos”. En la intención original del profeta Isaías, ésta no era una simple invitación a mejorar los caminos para facilitar el regreso de los exiliados. Era un llamado a un compromiso moral y una dimensión de fe en el Dios que libera y salva. La misma disposición interior exige Juan Bautista, la “voz que grita en el desierto” y anuncia que de nuevo Dios se ha compadecido de su pueblo.
Para eso será necesario obedecer: “Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos. Los valles serán rellenados, las montañas y las colinas serán aplanadas. Serán enderezados los senderos sinuosos y nivelados los caminos desparejos”. En la intención original del profeta Isaías, ésta no era una simple invitación a mejorar los caminos para facilitar el regreso de los exiliados. Era un llamado a un compromiso moral y una dimensión de fe en el Dios que libera y salva. La misma disposición interior exige Juan Bautista, la “voz que grita en el desierto” y anuncia que de nuevo Dios se ha compadecido de su pueblo.
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Bernardino Zanella > bernardino.zanella@gmail.com
Gustavo Llerena > gusosm@yahoo.es
LECTIO DOMINGO 1ro AVIENTO
"LEVANTEN LA CABEZA"
Este evangelio parece para hoy, por lo que está sucediendo y por suceder. Cuanto más sentimos que estamos más próximos a la Luz, más grande se hace la sombra, más transparente tiene que ser nuestra mente y nuestro corazón para que la luz la atraviese. El agradecimiento, la oración, nos recuerdan la humildad de que no somos lo que nuestros egos inflados individual y colectivamente han hecho creer... Somos hijos del Todo, parte del Todo, somos creaciones creativas... y debemos honrar esto hoy más que nunca, para ayudar y ayudarnos a preparar ese mundo mejor, pues este... ¡ya no da para más!
Isabel, Citybell, La Plata – Argentina
* * *
El contraste entre una propuesta de paz, frente a las permanentes noticias de la cultura de la muerte, nos hace muy sensibles a la desesperación y nos sentimos impotentes de poder aportar con nuestro granito de arena para dar solución a problemas aun sean insignificantes. En la lectura del evangelio de Lucas se observa como Jesús les advierte a sus discípulos sobre las señales externas y la desesperación, producto de nuestras preocupaciones cotidianas. En esos momentos Jesús nos propone no desfallecer, no perder la esperanza, no aferrarse a cosas materiales, especialmente a la idolatría del dinero. La construcción de un reino de justicia, solidaridad y derecho es muy importante para tener presente una alternativa de respuesta frente al bombardeo cotidiano de noticias de: asesinatos, robos, violaciones y principalmente a las guerras que son provocadas por los que tienen más y hacen que la pobreza en los pueblos se profundice cada día más.
Es necesario recalcar que la oración que pide Jesús no termina encerrándose en un templo y repetir sin comprender letanías de memoria. Debe ser un dialogo, un reconocimiento de errores, una petición para ser más sensibles frente a los que tienen menos.
Francisco, Oruro – Bolivia
* * *
Dejemos de ser burros atados al miedo.
Comienza un nuevo ciclo litúrgico. El adviento es el tiempo litúrgico que nos hace vivir la venida de Cristo y que nos recuerda que estamos en “la plenitud de los tiempos”. El evangelio, en este ciclo será Lucas: nos sacude con imágenes apocalípticas, tomadas del Antiguo Testamento. Desde la primera venida de Jesús la apocalíptica cobra un nuevo sentido; no significa “desastre” sino revelación. Es decir, la intención del evangelista es hacernos descubrir que no vamos hacia “el final” sino hacia la finalidad. Y esta “finalidad”, me parece que es vivir al estilo de Jesús; vivir con una absoluta confianza en el Padre, en una actitud de entrega y amor absoluto. Este estilo ha vencido el egoísmo y la muerte.
El ser humano es el único “animal” consciente de sus propias posibilidades y limitaciones. Sin embargo, vive más vuelto hacia sus limitaciones que hacia sus posibilidades. Después del pecado se deja guiar por el miedo a la muerte (cf Hebreos 2,14). Buscamos salvarnos a toda costa, y eso es el origen del egoísmo que nos mete en caminos sin salidas; los cuales lamentamos siempre, pero que nunca abandonamos. Entonces Jesús, el Señor, nos ofrece un camino que ha vencido el egoísmo y la muerte para que dejemos de sufrir. Pero damos más crédito a los doctores de la ley de la economía, la ciencia y la técnica. ¡Somos un atado de burros o burros atados! Pero amados por Dios Padre y éste es la revelación, es decir Apocalipsis.
Joel, Puerto Aysén – Chile
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