Te envío un breve comentario sobre el evangelio de este domingo:
“YO SOY REY”.
“YO SOY REY”.
La reflexión, como siempre, es sólo una sugerencia inicial, para que se pueda elaborar un comentario colectivo, con la experiencia y la reflexión de cada uno. Cada uno puede intervenir y aportar, si quiere y cuando quiere, sus opiniones y reflexiones, que luego serán enviadas a todo el grupo.
Abajo un aporte-retorno sobre el evangelio del domingo pasado:
“EL FIN ESTA CERCA".
Un abrazo. Bernardino
"YO SOY EL REY"
Es interesante ver la enorme cantidad de dinero que se gasta en las competencias electorales, para llegar a ser presidente de un país, jede del gobierno, o intendente, gobernador, alcalde, etc. Y siempre con el objetivo de “servir al pueblo”. En realidad son muchas las motivaciones que se esconden detrás de este objetivo, y no siempre inocentes y limpias.Reconocer a Jesús como rey, nos orienta a otras actitudes.
Leemos en el evangelio de san Juan 18, 33-37
Pilato llamó a Jesús y le preguntó:“¿Eres tú el rey de los judíos?”. Jesús le respondió: “¿Dices esto por ti mismo u otros te lo han dicho de mí?”. Pilato replicó: “¿Acaso yo soy judío? Tus compatriotas y los sumos sacerdotes te han puesto en mis manos. ¿Qué es lo que has hecho?”.
Jesús respondió: “Mi realeza no es de este mundo. Si mi realeza fuera de este mundo, los que están a mi servicio habrían combatido para que yo no fuera entregado a los judíos. Pero mi realeza no es de aquí”. Pilato le dijo: “¿Entonces tú eres rey?”. Jesús respondió: “Tú lo dices: yo soy rey. Para esto he nacido y he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad: El que es de la verdad, escucha mi voz”.
PALABRA del SEÑOR
Las autoridades religiosas...
Pilato interroga personalmente...
a Jesús: “¿Eres tú el rey de los judíos?”. No le interesa la persona del acusado, o las teorías religiosas de los acusadores. Es un juez muy pragmático, y quiere conocer los hechos concretos: “¿Qué es lo que has hecho?”
Jesús responde explicando la naturaleza de su realeza, y su explicación no sirve solamente para Pilato, que no puede entender, sino para todos los discípulos que lo acogerán como rey: “Mi realeza no es de este mundo”.
Jesús ya había dicho...
rechazando las ambiciones de los discípulos que buscaban los primeros puestos, que los poderosos “de este mundo” dominan al pueblo y se hacen servir. La realeza de Jesús no sigue esa lógica. Los reyes “de este mundo” usan la fuerza para protegerse a sí mismos y para defender su poder. La realeza de Jesús renuncia a la fuerza y a la violencia. Jesús es un rey diferente: no ha venido para ser servido sino para servir y dar su vida. No le hace ninguna competencia al emperador ni a las autoridades religiosas. Vacía de sentido su ambición, su arrogancia y su lucha por el poder. Su realeza no es “de este mundo”, pero él quiere cambiar este mundo, enseñando con palabras y obras un camino de solidaridad, de justicia y amor, para la construcción de un mundo nuevo. Su trono será la cruz, en una actitud de entrega total, abrazando a la humanidad entera.
Declara abiertamente: “Yo soy rey”.
Revindica para sí este título, conocido en la tradición mesiánica de Israel que esperaba a un mesías glorioso que ocuparía el trono de David, pero le cambia totalmente el sentido: “Para esto he nacido y he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad”.Ha venido al mundo para manifestar la verdad sobre Dios: no un Dios lejano, poderoso, inalcanzable, juez implacable y castigador, sino un Dios que es Padre, que tanto amó al mundo que le entregó a su Hijo, que se hizo cercano al hombre en la persona de Jesús, el primogénito entre muchos hermanos; y para manifestar la verdad sobre el hombre, que es plenamente tal cuando se abre al amor, a la misericordia, al perdón, reproduciendo en sí mismo los rasgos del Padre. De esa manera participa a la realeza de Jesús, escucha su voz y lo sigue. Jesús es el rey buen pastor, que conoce a sus ovejas y las llama a cada una por su nombre, las cuida y las protege, las alimenta, y da su vida por ellas.
LOS ESPERAMOS
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"EL FIN ESTA CERCA"
El fin de la oscuridad, el reinado de la luz. Los velos caerán de los falsos profetas... de las instituciones corruptas. Solo las almas nobles, humildes y agradecidas podrán trascender la carne, transmutar y finalmente unirse en el único amor divino desde donde todos hemos venido.
Isabel, Citybell – Argentina
* * *
No hay que ver ese momento con pesimismo, sino más bien con esperanza de que se vienen tiempos mejores. Él va a venir y él nos quiere tanto que no hay que verlo como un fin, más bien una prolongación de la felicidad que vivimos cuando estamos con él acá en la tierra, con su palabra, siguiendo su doctrina, aunque, ¡cuánto cuesta! Yo lo veo con mucha esperanza: “Es el buen vivir que importa, y no pensar en el buen morir”.
Fernando Marcelo, Oruro – Bolivia
* * *
Pienso que la sabiduría de Jesús no hablaba de sucesos tan lejanos como un fin de era o el fin del mundo; más bien creo que llamaba a reflexionar sobre la vida de cada uno para el cambio en la sociedad. Hablaba sobre la realidad que siente un ser humano normal ante el transcurso de su propia existencia. El hermoso verano, cuando todo florece: la familia, la salud, el trabajo, los espacios de lucha por un mundo mejor, la fuerza para enfrentar las injusticias y las posibilidades en general.
La hora del cataclismo: cuando no se ha trabajado suficiente para dejar una buena huella en el mundo y más bien se ha acumulado material que da pena abandonar. La presencia del final, de la oscuridad, hace temblar a cualquiera, rico, pobre, sabio o necio, especialmente si no cree firmemente en que este mundo sólo es un camino que naturalmente todos debemos recorrer de principio a fin. Cuando el momento se acerca, se siente al Creador, se lo percibe, se analiza el recorrido y se valora el aporte que se ha hecho, o no, al mundo que se deja para los seres queridos. Entonces, se siente la presencia de los ángeles y de los demonios; se reconoce a los verdaderos amigos, se pone en su justa dimensión lo material y lo espiritual, se arrepiente de no haber dicho o hecho tantas cosas, de no haber proclamado el Reino de justicia con vehemencia para que alguna estrella no deje de brillar y alumbre estos momentos. El sol se apaga porque hemos interrumpido su luz en algún momento, al no apoyar la verdad y a quienes la proclaman; y ese sentimiento de impotencia, de imposibilidad de volver a tener la oportunidad, es la noche más oscura.
Es cierto que cada uno puede interpretar la Palabra como pueda y es muy falso que alguien sepa exactamente lo que Jesús quiso decir. Por eso es bueno escuchar, reflexionar y actuar en nuestro verano sin dañar estrellas y sin ponernos sombras que nos oscurezcan el minuto final.
Susana, Oruro – Bolivia
* * *
Se puede entender que el mensaje del evangelio, que en esta ocasión anuncia tantas tragedias, está dirigido no sólo a los cristianos sino también a los sistemas de opresión que existen en el mundo y a todos quienes quisiéramos cambiar nuestras rutinas de encerrarnos en un templo y olvidarnos de lo que ocurre en nuestro alrededor. Es imposible entender que se maten niños inocentes, que continúe la fabricación de armas, que en algunos países se comercializan muy fácilmente y producto de ello durante los bombardeos que ocurren a pueblos enteros el sol se oscurece, los niños, ancianos, mujeres sufren hambre y del cielo caen esquirlas producto de las bombas. Parece muy lejano el día de la esperanza que Jesús nos ofrece, para construir un reino de justicia, derecho y solidaridad; sin embargo su construcción depende de cada granito de mostaza que todos podemos aportar.
Francisco de Oruro – Bolivia
Isabel, Citybell – Argentina
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No hay que ver ese momento con pesimismo, sino más bien con esperanza de que se vienen tiempos mejores. Él va a venir y él nos quiere tanto que no hay que verlo como un fin, más bien una prolongación de la felicidad que vivimos cuando estamos con él acá en la tierra, con su palabra, siguiendo su doctrina, aunque, ¡cuánto cuesta! Yo lo veo con mucha esperanza: “Es el buen vivir que importa, y no pensar en el buen morir”.
Fernando Marcelo, Oruro – Bolivia
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Pienso que la sabiduría de Jesús no hablaba de sucesos tan lejanos como un fin de era o el fin del mundo; más bien creo que llamaba a reflexionar sobre la vida de cada uno para el cambio en la sociedad. Hablaba sobre la realidad que siente un ser humano normal ante el transcurso de su propia existencia. El hermoso verano, cuando todo florece: la familia, la salud, el trabajo, los espacios de lucha por un mundo mejor, la fuerza para enfrentar las injusticias y las posibilidades en general.
La hora del cataclismo: cuando no se ha trabajado suficiente para dejar una buena huella en el mundo y más bien se ha acumulado material que da pena abandonar. La presencia del final, de la oscuridad, hace temblar a cualquiera, rico, pobre, sabio o necio, especialmente si no cree firmemente en que este mundo sólo es un camino que naturalmente todos debemos recorrer de principio a fin. Cuando el momento se acerca, se siente al Creador, se lo percibe, se analiza el recorrido y se valora el aporte que se ha hecho, o no, al mundo que se deja para los seres queridos. Entonces, se siente la presencia de los ángeles y de los demonios; se reconoce a los verdaderos amigos, se pone en su justa dimensión lo material y lo espiritual, se arrepiente de no haber dicho o hecho tantas cosas, de no haber proclamado el Reino de justicia con vehemencia para que alguna estrella no deje de brillar y alumbre estos momentos. El sol se apaga porque hemos interrumpido su luz en algún momento, al no apoyar la verdad y a quienes la proclaman; y ese sentimiento de impotencia, de imposibilidad de volver a tener la oportunidad, es la noche más oscura.
Es cierto que cada uno puede interpretar la Palabra como pueda y es muy falso que alguien sepa exactamente lo que Jesús quiso decir. Por eso es bueno escuchar, reflexionar y actuar en nuestro verano sin dañar estrellas y sin ponernos sombras que nos oscurezcan el minuto final.
Susana, Oruro – Bolivia
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Se puede entender que el mensaje del evangelio, que en esta ocasión anuncia tantas tragedias, está dirigido no sólo a los cristianos sino también a los sistemas de opresión que existen en el mundo y a todos quienes quisiéramos cambiar nuestras rutinas de encerrarnos en un templo y olvidarnos de lo que ocurre en nuestro alrededor. Es imposible entender que se maten niños inocentes, que continúe la fabricación de armas, que en algunos países se comercializan muy fácilmente y producto de ello durante los bombardeos que ocurren a pueblos enteros el sol se oscurece, los niños, ancianos, mujeres sufren hambre y del cielo caen esquirlas producto de las bombas. Parece muy lejano el día de la esperanza que Jesús nos ofrece, para construir un reino de justicia, derecho y solidaridad; sin embargo su construcción depende de cada granito de mostaza que todos podemos aportar.
Francisco de Oruro – Bolivia
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