"ÁMENSE LOS UNOS A LOS OTROS"

viernes, 26 de julio de 2013

“SEÑOR ENSÉÑANOS A ORAR”.


  H I M N O                 JMJ Rio 2013  
Participan Martín Valverde, Hna. Glenda, Luis Enrique Ascoy,
Alfareros, Daniel Poli, Sandra Salas, Ziza Fernandes, etc...


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Querido/a Amigo/a:
Te envío un breve comentario sobre el evangelio de este domingo: 
“SEÑOR ENSÉÑANOS A ORAR”.
La reflexión, como siempre, es sólo una sugerencia inicial, para que se pueda elaborar un comentario colectivo, con la experiencia y la reflexión de cada uno. Cada uno puede intervenir y aportar, si quiere y cuando quiere, sus opiniones y reflexiones, que luego serán enviadas a todo el grupo.
Abajo un aporte-retorno sobre el evangelio del domingo pasado: 
“LA MEJOR PARTE”.

Un abrazo... Bernardino

   
      

                        " SEÑOR,  ENSÉÑANOS  A  ORAR "                   


La imagen de Dios que muchos tienen, es la de un ser todopoderoso, que favorece a los que le alaban, y concede según su discrecionalidad los dones que desean a los que se los piden con humildad y perseverancia. 

 En cambio, leemos en el Evangelio de san Lucas 11, 1-13.                    
Un día, Jesús estaba orando en cierto lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: “Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos”. El les dijo entonces: “Cuando oren, digan: Padre, santificado sea tu Nombre, que venga tu Reino, danos cada día nuestro pan cotidiano; perdona nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a aquéllos que nos ofenden; y no nos dejes caer en la tentación”.

Jesús agregó: “Supongamos que alguno de ustedes tiene un amigo y recurre a él a medianoche, para decirle: «Amigo, préstame tres panes, porque uno de mis amigos llegó de viaje y no tengo nada que ofrecerle», y desde adentro él le responde: «No me fastidies; ahora la puerta está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme para dártelos». Yo les aseguro que aunque él no se levante para dárselos por ser su amigo, se levantará al menos a causa de su insistencia y le dará todo lo necesario. También les aseguro: pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá. Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá. ¿Hay entre ustedes algún padre que da a su hijo una serpiente cuando le pide un pescado? ¿Y si le pide un huevo, le dará un escorpión? Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a aquéllos que se lo pidan!”.

PALABRA del SEÑOR.



Una de las enseñanzas extraordinarias que Jesús ...
ofrece en el viaje con sus discípulos hacia Jerusalén, es la forma de orar. Según el evangelio de san Lucas, Jesús enseña la oración como una experiencia que él mismo realiza muchas veces, en los momentos más importantes de su actividad misionera, y que transmite a los discípulos como expresión original que los identifica y los distingue de los discípulos de otros maestros espirituales. Enseña una actitud profunda, un proyecto de vida, no una simple fórmula.


Llamarán a Dios con el nombre de “Padre”. Dios no es un soberano todopoderoso y caprichoso, un dios lejano y castigador. Es el dador de vida: la cuida y la protege. Los hijos e hijas establecen con él una relación de intimidad y confianza: son miembros de su familia. Están llamados a ser parecidos a él, partícipes de su misma vida.

En el evangelio de san Mateo la oración del “Padrenuestro” es más amplia. En Lucas es breve y esencial. Probablemente traduce con mayor fidelidad las palabras mismas de Jesús.




La primera parte, referida a Dios...

pide que “sea santificado” el nombre de Dios y que venga su Reino. El nombre de Dios, y Dios mismo, serán conocidos y bendecidos entre todos los pueblos en la medida en que los discípulos de Jesús sean testigos fieles de su amor y ternura, y que más allá de las limitaciones de ellos, Dios mismo revele su paternidad misericordiosa a toda la humanidad. E invocar la venida del Reino no será una manera para someterse a una dominación, sino la actitud con que el discípulo se dispone a cambiar su vida según el proyecto del Reino y a trabajar para que ese Reino de justicia y de paz se extienda en el mundo, y para reconocerlo en la multiplicidad de las formas en que se manifiesta en las distintas culturas.

La segunda parte de la oración,
referida a la comunidad, pide el pan: “Danos cada día nuestro pan cotidiano”. Que a nadie le falte el pan, y nadie tenga demasiado. Es el pan para una vida digna, de los bienes de la creación compartidos, y el pan que es Jesús, el pan de su palabra y de la eucaristía.

Pedir perdón y ofrecerlo es la forma más alta de confianza y de amor, la característica que hace a los hijos más parecidos al Padre de la misericordia: “Perdona nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a aquéllos que nos ofenden”.



Es difícil vivir siempre como hijos de Dios, 

reconciliados y en paz. Se oponen la fragilidad humana, la fatiga de la perseverancia, la hostilidad que puede venir de los mismos hermanos o de los que se oponen al Reino de Dios. Son pruebas a las que hay que resistir. También Jesús fue sometido a pruebas y tentaciones. Ha podido vencer confiando en el Padre. La misma confianza podrán tener todos sus hijos: “No nos dejes caer en la tentación”.La perseverancia en la oración no tiene la finalidad de presionar y convencer al Padre para que, “a causa de su insistencia”, conceda sus favores a sus hijos: “El Padre de ustedes sabe lo que necesitan antes de que se lo pidan”. La oración perseverante: “pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá”, no pretende modificar el corazón del Padre, que ya está totalmente dispuesto en favor de sus hijos, los ama de un amor infinito y precede todas sus peticiones. La oración irá modificando el corazón del orante, lo dispone a recibir el don de Dios y lo hace entrar siempre más en sintonía con el corazón del Padre, hasta llegar a tener los mismos pensamientos y sentimientos del hijo Jesús. Por eso, el fruto de la oración no será conseguir algún beneficio particular, sino el don del Espíritu: “El Padre del cielo dará el Espíritu Santo a aquéllos que se lo pidan”. Con ese don del Espíritu, con esa energía divina, lograremos realizar nuestra vocación de hijos e hijas, y podremos invocar con toda confianza a Dios como Padre.



Bernardino Zanella     bernardino.zanella@gmail.com
Gustavo M. Llerena     gusosm@yahoo.es 


    Lectio DOMINICAL 21 de Julio     
          "LA MEJOR PARTE"              


No podía pasar sin comentar este pasaje del evangelio. Me gusta tanto María, me siento tremendamente identificada, de verdad que ella se lleva la mejor parte. Vivimos en momentos en que no nos escuchamos, ni siquiera al interior de nuestras familias, la sociedad toda. La fuente de las peleas de la sociedad, los políticos, se encuentra en esta gran incomunicación. Debemos trabajar para volver a escucharnos, reencontrarnos sin célulares, computadores, mp3, etc.

   Margarita, Coyhaique – Chile

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Me imagino siendo Marta, porque uno está apegado a lo terrenal, y no es capaz de mirar más allá. Ahora entiendo que María es la que fue privilegiada sin saberlo, escuchó la palabra del mismo Dios, estuvo al lado del maestro que no estaría aquí por mucho tiempo, entonces fue una discípula, más.hermosa experiencia, que nos enseña el valor de la escucha de la palabra, que es lo esencial para la salvación: conocer a través de la palabra de Jesús a nuestro padre Dios, tan amoroso y acogedor como lo fue Jesús con María en esta lectura.

   Sandra, Coyhaique – Chile

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He tenido unos dias más atareados que los habituales, en que he sido Marta, poniendo en el primer lugar cosas que sí son importantes, pero no lo más importante en mi vida. Pero también he podido calmar mis momentos, gracias a la confianza que tengo en Jesús, y estaba segura que todo saldría bien, con su ayuda. Y que si no era lo que yo esperaba, también estaba dispuesta a aceptar lo que El tuviera dispuesto para mi tía, y para todo mi nucleo familiar.
Espero poder seguir el camino elegido por María y estar siempre atenta a la Palabra, a lo que me está diciendo diariamente, y por supuesto ponerla en práctica. Sólo pido al Señor que aumente mi fe, mi paciencia y mi caridad, y repetirle como siempre: Señor, aquí estoy para hacer tu voluntad.

   Rebeca, Santiago – Chile

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Con respecto a la Palabra, hubieron dos frases que hicieron eco en mí: "María sentada a los pies del Señor" y "Ha elegido la mejor parte".
Como seguidora de Jesús, debo primero que nada sentarme a escucharlo. Sin esto, imposible actuar. Podré realizar mucho, pero si no lo he escuchado primeramente a él podré fallar o hacerlo muy interesadamente; el estar a los pies me hace pensar en la actitud de humildad, no olvidar que él es el Señor, el Maestro y yo su seguidora.
Lo bueno de acoger su Palabra, es que por más que realicemos muchas actividades, no nos será quitado el gusto de escucharlo y de estar con él.
Creo que nuestra iglesia ha dejado de estar a los pies del Maestro, se ha volcado en estructuras, se ha sentido poderosa, con prestigio y se quedó sólo en cumplir con lo estipulado, con "la ley", y dejó de escucharlo sentada a sus pies, con humildad.
Confío y pido a Dios que pueda darnos la gracia de su Espíritu, para que podamos ser verdaderos seguidores de su Hijo, el cual nos dio un testimonio salvaje de coherencia de vida en todo lo que predicaba. Sólo así podremos decir que somos sus discípulos y no sólo de labios, decir que creemos en Dios. Se notará que hemos elegido la mejor parte.

    Hilda, Roma – Italia

* * 
En el evangelio nuevamente Jesús hace mención a la participación de la mujer en su proceso de proclamar un mensaje de liberación. Por supuesto que la mujer es parte importante de las propuestas que va comunicando y practicando. Lamentablemente por siglos y siglos en diferentes culturas, la mujer ha sido excluida de muchas tareas que han sido escondidas para ella y sólo otorgadas a los varones, y por medio de estas actitudes del machismo se han creado condiciones de dominación a través de la explotación sexual, el acoso en diferentes formas y las actitudes de violencia en todos los ámbitos de la sociedad. Gran parte de estas actitudes discriminadoras desde la época del oscurantismo de la edad media realiza la iglesia católica, que no permite a la mujer ejercer un sacerdocio pleno al que todos los humanos estaríamos habilitados. En el evangelio Jesús da una propuesta que debería ser practicada, no sólo proclamada en una homilía.


    Francisco, Potosí – Bolivia

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¡Los deberes! Los deberes nos han hecho perder el corazón de la religión, de la contemplación, de la pacificación, de la búsqueda de la Verdad. Hemos dejado de ver el bosque para ver sólo el árbol. Cumplir para ganar, cumplir para ser mejor que otro o mejor que mi mismo inclusive, el perfeccionamiento a través del "hacer". En todos los órdenes: familiar, profesional, laboral, social. La mente super estimulada nos ha llevado a esto, y el rezo, la común-unión, la espiritualidad no tienen que ver con esto. Nadie se recibirá de nada por hacer más. Y no es que no haya que cumplir con determinadas responsabilidades, eso claro, hay que hacerlo. Pero eso no es la garantía de nada sino hay Amor. Todo puede ser hecho con el único objetivo de que seamos reconocidos por alguien o por algo. Cuando sientes el roce de la Verdad, la quietud y el silencio, la meditación y la oración es lo único necesario para impregnarse de ese roce. Y María estaba nada menos que sentada con la Verdad, frente a ella, que le recordó como un espejo que todos somos parte de ello. Y se sentó a embeberse..., a sentirlo, a embelesarse, a contemplarlo y escucharlo.

   Isabel, City Bell – Argentina






jueves, 18 de julio de 2013

“LA MEJOR PARTE”.

Querido/a Amigo/a:

Te envío un breve comentario sobre el evangelio de este domingo: 

“LA MEJOR PARTE”.
La reflexión, como siempre, es sólo una sugerencia inicial, para que s
e pueda elaborar un comentario colectivo, con la experiencia y la reflexión de cada uno. Cada uno puede intervenir y aportar, si quiere y cuando quiere, sus opiniones y reflexiones, que luego serán enviadas a todo el grupo.Abajo un aporte-retorno sobre el evangelio del domingo pasado: 

“¿Y QUIÉN ES MI PRÓJIMO?”.
Un abrazo P. Bernardino


                             “LA MEJOR PARTE”.                         

Muchas veces las cosas más importantes de nuestra vida son desplazadas por las urgencias contingentes, que ocupan el lugar de las más importantes.

   Leemos en el evangelio de san Lucas 10, 38-42.                                      

Jesús entró en un pueblo, y una mujer que se llamaba Marta lo recibió en su casa. Tenía una hermana llamada María, que sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra.
Marta, que estaba muy ocupada con los quehaceres de la casa, dijo a Jesús: “Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude”. Pero el Señor le respondió: “Marta, Marta, te inquietas y te agitas por muchas cosas, y sin embargo, una sola cosa es necesaria. María eligió la mejor parte, que no le será quitada”.

PALABRA de DIOS


En su camino hacia Jerusalén...
meta de su viaje, Jesús “entró en un pueblo”. Anteriormente, otro pueblo le había cerrado las puertas, suscitando la violenta reacción de los discípulos Santiago y Juan. En este nuevo pueblo Jesús es bien acogido: “Una mujer que se llamaba Marta lo recibió en su casa”. Marta parece ser una persona muy importante en el pueblo, y sin duda es la dueña de casa. Trata de acoger lo más generosamente posible a Jesús: “Estaba muy ocupada con los quehaceres de la casa”. Tiene a una hermana, María, y desearía que le ayudara en el trabajo. Pero ella está “sentada a los pies del Señor”. Marta exige que colabore, recorriendo a la autoridad de Jesús, casi reprochándole que no tome partido en su favor: “Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola con todo el trabajo?”. Le manda al mismo Jesús: “Dile que me ayude”.

La tensión entre las dos hermanas, para el evangelio de Lucas, representa claramente los conflictos que se pueden dar en la comunidad de los discípulos de Jesús, como se manifiesta también en la disputa sobre los primeros puestos.






Marta y María son hermanas en el sentido eclesial...

 y quieren ofrecer lo mejor que pueden hacer. Jesús no es simplemente el Maestro de Nazaret: es “el Señor”, con su título pascual.

María, que “sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra”, representa al conjunto de los discípulos que escuchan la palabra de Jesús: “Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen”. Marta ha abierto su casa a Jesús, pero María es la que lo acoge y se hace verdadera discípula. La comunidad es representada por una mujer, rompiendo con la tradición que reservaba sólo a los varones la condición de discípulos. La de María no es una actitud específicamente contemplativa, como a veces se ha interpretado, sino simplemente la actitud de todos los seguidores de Jesús, que lo acogen y se alimentan de su palabra.

Marta es símbolo de otra corriente de la comunidad...
Se inquieta y se agita “por muchas cosas”. No escucha a Jesús. Protesta porque no se siente acompañada en su fatiga. Su deseo es cumplir con todas las normas y preceptos, como lo había aprendido de la Ley, y pretende que María haga lo mismo, que sea buena cumplidora de la Ley. Exige someter a su hermana al mismo yugo que la oprimía a ella, impidiéndole acoger la novedad del mensaje de Jesús. Está atada a una tradición del pasado, que quiere reproducir fielmente, para sí misma y para los demás.


La respuesta de Jesús...
no quiere solucionar simplemente un pequeño conflicto familiar. Quiere dar una clara orientación a toda la comunidad. Lo importante para el discípulo, la “sola cosa necesaria”, no es buscar la salvación y sentirse justificado a través del cumplimiento de todas las normas, sino la dedicación a la escucha de la Palabra de Dios, para cumplir con la única norma que es el mandamiento del amor: “María eligió la mejor parte, que no le será quitada”. Marta tiene que descubrir que esa “mejor parte” no es un privilegio de María, sino que está ofrecida a ella misma y a todos los que quieran ponerse en camino con Jesús y acompañarlo en su viaje hacia Jerusalén, hacia el don de sí mismo. El discípulo será como María, que no descuida “los quehaceres”, sino que los ubica en un contexto que los armoniza dentro de una prioridad que da sentido a todo: la acogida de la Palabra.





Bernardino Zanella     bernardino.zanella@gmail.com
Gustavo M. Llerena     gusosm@yahoo.es 


 LECTIO DOMINGO 14 de Julio   

      ¿Y quién es mi prójimo?       


En la sociedad actual es muy difícil entender la característica del “prójimo”. Aparentemente es un concepto simplemente “religioso”, sin embargo la profundidad de la enseñanza de Jesús nos hace ver que mas allá de las fronteras, los regionalismos y los credos, tiene que existir la solidaridad, trabajar por los demás, cambiar los modos egoístas de vida y principalmente “vivir para servir” y no “servir para vivir”. 

Es incomprensible entender como la colonización de América Latina hizo tanto daño a los pueblos, que fueron golpeados, asesinados y maltratados al amparo de “bulas” que protegían estos hechos aparentemente llevando el mensaje evangélico con la enseñanza de un “buen vivir” en sus manos. 

En la actualidad muchos gobiernos que se dicen cristianos, tienen sólo la cultura de la muerte y esos pueblos asaltados por sus recursos naturales no tienen el auxilio de un “samaritano”, menos tendrán de las grandes jerarquías que como los “levitas” protegen a quienes históricamente han estado en contra de los verdaderos dueños de la tierra. La justicia y los derechos de hombres y mujeres no son mencionados en muchas homilías, porque la manipulación del concepto del “prójimo” por siglos y siglos ha sido mostrado simplemente que hay ladrones y buenitos. 

  Francisco, Potosi - Bolivia

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Algo super importante es que Dios es el primero en hacerse prójimo. El Verbo se hizo carne y tomó nuestra condición, siente en sí nuestro dolor, alegría, sueños, todo. ¡Qué manera de hacerse prójimo! Y María lo acoge, y ella también se hace prójimo con su hijo, siente y abraza su dolor, que es nuestro, escucha su llanto, que es el nuestro, y se alegra con su sonrisa, que son las nuestras, y todo por Amor. Así ojala pueda caminar siendo cada día más prójimo de mis hermanos. 

Este texto me ha hecho reflexionar de manera diferente de lo que he reflexionado años anteriores. Siempre escuchaba del prójimo como la persona más próxima a uno, y que debemos acercarnos como el que está más próximo. Ahora tengo otra mirada, sin dejar la anterior que es también muy cierta, pero ahora veo que yo debo sentirme prójima de quien está a mi lado, es decir que debo tener la disposición de mi corazón de acercarme a quien tiene necesidad. Hay tantas formas de necesidad, pero pude sentir la necesidad de hermanas que lamentablemente no se encontraban tan bien, me sentí prójimo de ellas, escuchándolas. En esta sociedad hay mucha necesidad de ser escuchados. 

Ser prójimo sin esperar que te soliciten ayuda; ser prójimo animando lo cotidiano de cada jornada; ser prójimo estando cercano, sin decir tantas palabras; ser prójimo encomendando a Dios la jornada dolorosa de quienes no son felices en lo que realizan o buscan mejores instancias, prójimo de quien con los años ya no camina de prisa o debe permanecer en cama por largos días, sin que sea visitado estrictamente por enfermeras o médicos. Lo importante es sentirse prójimo del que pasa a tu lado y darle tu sonrisa o el saludo de buenos días, cosa que no siempre se hace. Sólo así creo que podré ser más prójimo, curar y compadecerme desde el corazón. 

   Hilda, Roma - Italia

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¡Qué bella lectura! Me queda muy claro quién es mi prójimo: es mi hermano, el que me necesita, el que llama, al que uno ama como así mismo. Pero también es muy importante saber que no sacamos nada con ir a la iglesia, si no somos capaces de ver las necesidades de nuestros hermanos que sufren. No puedo pasar por el lado sin mirar lo que pasa alrededor. Jesús lo explica claramente: tu prójimo es el hermano que te necesita. 



  Sandra, Coyhaique - Chile

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“Dios creó el mundo y lo amalgamó con la justicia. Pero la tierra no estaba en pie, sino que continuaba caída. Decidió entonces amalgamarlo con la misericordia, y así el mundo quedó en pie”. Este cuento judío sirva de introducción a la parábola – autobiográfica – del Buen Samaritano. 


La misericordia no es exclusiva de un credo u otro, es humana. Por ello profundamente cristina: “Está en tu corazón, para que la practiques” (Dt 30, 14). 


Es clave identificarse con el que ha caído en manos de los asaltantes, el que está medio muerto a la orilla del camino, del cual se hace cargo el samaritano que desaparece en el horizonte de Jerusalén. Cuando desde la más absoluta indigencia, cuando nada puedes hacer por ti mismo, y alguien se ha acercado a ti para levantarte, para salvarte, entonces descubres quien es Dios y lo que es el ser humano. Quién ha experimentado esto, no podrá seguir siendo el de antes; algo en él cambiará definitivamente. Lo vemos en el hijo que, medio muerto, regresa a casa y experimenta la misericordia amorosa del Padre. Lo vemos en la figura de Pablo, también él antes era un legista, celoso e irreprensible en la observancia de la ley. Pero mientras baja de Jerusalén, le sale al encuentro Jesús, el Samaritano ya cargado con su mal. Pablo se da cuenta de que está ciego, caído en tierra y muerto. Es llevado a la posada que “acoge a todos” – figura de Jesús que, en su camino a Jerusalén, recoge y hospeda a todos los excluidos por la ley y por la vida –. Allí es sanado y es transformado por aquél que lo convierte en instrumento elegido para anunciar a Cristo entre los paganos (cf Hechos 9, 15). 


“Ve y haz tu lo mismo”. “Nosotros hemos conocido y hemos creído en el amor que Dios nos tuvo” (1Jn 4, 16). Esto nos convierte en hombres y mujeres nuevos/as, capaces de ponernos en camino y cumplir su misma misión. 


Jesús, el Emmanuel – Dios con nosotros –, se hizo nuestro prójimo, para ser amado y amarlo. La misericordia es el sentido de su misión. ¡Felices los que experimentan la cercanía del Samaritano y descubren en él la ternura de Dios! 

  Joél, Puerto Aysén - Chile








jueves, 11 de julio de 2013

"Y QUIÉN ES MI PRÓJIMO"

Querido/a Amigo/a:

Te envío un breve comentario sobre el evangelio de este domingo: 

"Y QUIÉN ES MI PRÓJIMO"
La reflexión, como siempre, es sólo una sugerencia inicial, para que se pueda elaborar un comentario colectivo, con la experiencia y la reflexión de cada uno. Cada uno puede intervenir y aportar, si quiere y cuando quiere, sus opiniones y reflexiones, que luego serán enviadas a todo el grupo.
Abajo, un aporte-retorno sobre el evangelio del domingo pasado: 
“LA COSECHA ES ABUNDANTE”.


Un abrazo. Bernardino

                    “¿Y QUIEN ES MI PRÓJIMO?”                     


Amor al prójimo: es una opción que muchas personas en el mundo y muchas ideologías asumen. Jesús indica la manera a sus seguidores.

 Leemos en el evangelio de san Lucas 10, 25-37:                    

Un doctor de la Ley se levantó y le preguntó a Jesús para ponerlo a prueba: “Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?”. Jesús le preguntó a su vez: “¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?”. Él le respondió: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu espíritu, y a tu prójimo como a ti mismo”. “Has respondido exactamente, – le dijo Jesús –; obra así y alcanzarás la vida”. Pero el doctor de la Ley, para justificar su intervención, le hizo esta pregunta: “¿Y quién es mi prójimo?”. Jesús volvió a tomar la palabra y le respondió:
Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos ladrones, que lo despojaron de todo, lo hirieron y se fueron, dejándolo medio muerto. Casualmente bajaba por el mismo camino un sacerdote: lo vio y siguió de largo. También pasó por allí un levita: lo vio y siguió su camino. Pero un samaritano que viajaba por allí, al pasar junto a él, lo vio y se conmovió. Entonces se acercó y vendó sus heridas, cubriéndolas con aceite y vino; después lo puso sobre su propia montura, lo condujo a un albergue y se encargó de cuidarlo. Al día siguiente, sacó dos denarios y se los dio al dueño del albergue, diciéndole: “Cuídalo, y lo que gastes de más, te lo pagaré al volver”.
¿Cuál de los tres te parece que se portó como prójimo del hombre asaltado por los ladrones? “El que tuvo compasión de él”, le respondió el doctor. Y Jesús le dijo: “Ve, y procede tú de la misma manera”.

PALABRA del SEÑOR


Jesús ha comenzado decididamente su viaje...
hacia Jerusalén. En la región semipagana de Samaría va convocando a nuevos discípulos, y entregando muchas enseñanzas a sus seguidores, con palabras y hechos significativos.

Habla de cómo realizar concretamente el Reino de Dios en el tiempo presente. Pero un “doctor de la ley”, un abogado judío, con intenciones poco sinceras, “para ponerlo a prueba”, con la esperanza de encontrar en sus palabras algún motivo de condena, intenta trasladar el tema a otro ámbito, más allá de la vida física: “¿Qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?”. Jesús ayuda al interlocutor a darse él mismo la respuesta, buscándola en la ley: “¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?”. 

No era difícil encontrarla, porque la repetía en la oración dos veces al día: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu espíritu, y a tu prójimo como a ti mismo”. El abogado sabe bien lo que Dios espera de él. Su amor a Dios, con todo su ser, no puede reducirse a solemnes actos de culto en el templo, sino que tiene que traducirse en amor concreto al prójimo, dedicando a los demás el mismo cuidado y atención que uno dedica a su integridad y a su propio bienestar: “como a ti mismo”. Ese es el camino: “Obra así y alcanzarás la vida”.



En el intento de justificarse, el abogado agrega...
Otra pregunta: “¿Y quién es mi prójimo?”. Para el Antiguo Testamento y el judaísmo del tiempo de Jesús, “prójimo” es sólo el compatriota, y se extiende también a la persona extranjera residente, convertida a la religión de Israel. Jesús, con una parábola que encontramos sólo en el evangelio de Lucas, presenta otro criterio de “prójimo”. No propone una definición teórica, sino una manera concreta de proceder.
Hay un hombre tirado en el camino, herido y medio muerto, despojado de todo, símbolo de cualquier ser humano, en cualquier camino del mundo. Ha sido asaltado por ladrones: personas o sistemas.

Dos hombres religiosos, dedicados al culto, 
un sacerdote y un levita, pasando por allí, lo vieron y pasaron de largo. Regresaban del templo, donde habían buscado a Dios en la solemnidad de los ritos, y no podían acercarse a un herido, tal vez ya muerto, para no contraer impureza legal.


En cambio, un samaritano, un hombre...
de una creencia no ortodoxa, considerada inspirada por el demonio, “lo vio y se conmovió”. El evangelio se detiene en todos los detalles del cuidado que el samaritano ofrece al herido para su recuperación. El herido era un desconocido, probablemente judío, enemigo tradicional de los samaritanos. Nunca sabrá quien lo socorrió. Él también podrá agradecer sólo procediendo “de la misma manera”, como Jesús le indica al abogado que lo interrogaba. Jesús modifica la pregunta: “¿Cuál de los tres te parece que se portó como prójimo del hombre asaltado por los ladrones?”. Más que saber quién es tu “prójimo”, tú mismo tienes que hacerte “prójimo”, conmoverte frente a cualquier herido y socorrerlo. Prójimo no es el socorrido, sino el que socorre. Sólo el samaritano, el heterodoxo despreciado y rechazado, toma la iniciativa de hacerse “prójimo”, actuando con misericordia y desinterés.Para “heredar la vida eterna”, según la pregunta inicial del jurista, el discípulo y la discípula en camino con Jesús hacia Jerusalén, tendrán que proceder de la misma manera: su amor a Dios, con todo el corazón, toda el alma, todas las fuerzas y todo el espíritu, se realizará en el amor concreto para con el ser humano herido y despojado por ladrones de todos los tiempos.


Bernardino Zanella           bernardino.zanella@gmail.com
Gustavo M. Llerena           gusosm@yahoo.es  


 LECTIO del DOMINGO 07 de JUNIO  

  " LA COSECHA ES ABUNDANTE "      



Gracias por compartir esta lectura. Qué ganas da de salir a todos lados llevando la palabra del Señor. Creo que a los cristianos nos falta mucho de este caminar por la vida proclamando la palabra del Señor. De hoy en adelante voy a tratar de traspasar este vivir mío junto al Señor más vivamente, para que mis hermanos que no están con él, o más bien que están alejados de él, al verlo conmigo sientan más deseos de su presencia. 

  Doris Margarita, Santiago – Chile 


* * * 

La característica de la misión del evangelio es difundir lo aprendido. En la enseñanza se muestra algo parecido a un examen final y las discípulas y discípulos relatan a Jesús sus logros. 

Para aplicar este pasaje en la actualidad debemos entender primero que ese mensaje es el cambio de actitudes, vencer la soberbia, el miedo a la transformación, en síntesis la destrucción de viejas estructuras que en hoy en día continúan ensombreciendo nuestra vida en la sociedad. Durante la Colonia, pueblos enteros han sido destruidos, han sido saqueados recursos naturales, se han asesinado pueblos enteros y el sometimiento parece continuar, pese a existir tribunales de justicia, Carta sobre la defensa de los Derechos Humanos, etc. Sin embargo parece que la misión que Jesús nos pide en pleno siglo XXI es no pensar primero cuánto me van a pagar por difundir el mensaje del evangelio. Entonces es contradictorio ver a los curas primero cobrar por una eucaristía o ver situaciones personales antes de actuar. 

Con referencia los demonios que cita el evangelio, en la actualidad estos son la pobreza, el alcoholismo, la drogadicción y principalmente la explotación de los más pobres. En la reunión de obispos de Medellín se pensaba cambiar en la Iglesia la forma de mirar al pueblo a través de la opción preferencial por los pobres, sin embargo algunos obispos y curas tienen mucha preferencia por los más ricos, por los explotadores, y estas actitudes hacen que la esperanza de verdaderos cambios esté aun muy lejos. 

  Francisco, Potosí – Bolivia 


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La misión nace del amor del Padre hacia todos sus hijos y concluye, por acción del Espíritu, en el amor de los hijos al Padre y entre ellos. Las condiciones de la misión son las mismas de Jesús. La finalidad de la misión no es sólo la victoria sobre el mal, sino sobre todo el hecho de que el nombre de los discípulos está escrito en el cielo. Jesús vino para darnos la alegría de entrar en comunión con el Padre (cf Lc 10, 21-22). 
El drama del amor de Cristo no amado, que no renuncia nunca a ofrecerse, es la salvación que no se niega a ninguno y se da a todos. El amor que deben tener los discípulos es compartir y dar, no es escoger y hacer. “Vayan, que yo los envío como ovejas en medio de lobos… Cuando entren en una casa, digan primero: Paz a esta casa… Coman de lo que les sirvan. Sanen a los enfermos y digan: el Reino de Dios ha llegado a ustedes”. El mensaje y las instrucciones con que envía Jesús a sus discípulos, chocaban con la sensibilidad religiosa y cultural de la época. 
Por eso Pablo, el apóstol de los gentiles, llamará a esta experiencia: “la locura de la cruz” (1Cor. 1, 23), en donde el enviado se asemeja al Señor Crucificado. Esta semejanza es en sí misión, es asociarse a su cruz que salva a la humanidad. El mismo apóstol nos trasmite esta experiencia. Lo leemos en la primera Carta a la comunidad de de Corinto 4, 9-13. “Pienso que a nosotros los apóstoles Dios nos ha puesto en el último lugar, como condenados a muerte, y hemos llegado a ser un espectáculo para el mundo, para los ángeles y los hombres. Nosotros por Cristo somos locos, ustedes por Cristo prudentes; nosotros débiles, ustedes fuertes; ustedes estimados, nosotros despreciados. Hasta el momento presente pasamos hambre y sed, vamos medios desnudos, nos tratan a golpes, no tenemos domicilio fijo, nos fatigamos trabajando con nuestras manos. Somos insultados y bendecimos, somos perseguidos, somos calumniados y consolamos a los demás. Somos la basura del mundo, el desecho de todos hasta ahora”. Creo que éste es el mejor testimonio y comentario de ser enviados de Cristo y asemejarnos a él. 

   Joel, Puerto Aysén – Chile 

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"No se alegren, sin embargo, de que los espíritus se les sometan; alégrense más bien de que sus nombres estén escritos en el cielo”. 
Esto es lo que diferencia el " éxito" en un plano material, de la realización de nuestros seres en un plano espiritual. Y en cada trabajo (que no es más que la expresión de nuestro Ser en el plano material) que realizamos, por pequeño o grande que sea, no importa si es apreciado por mil, por uno, o por ninguno, ése es el termómetro que indica si es producto de la frialdad y cálculo del ego o de la suavidad y la ternura del alma. 

    Isabel, City Bell – Argentina







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