"ÁMENSE LOS UNOS A LOS OTROS"

sábado, 30 de marzo de 2013

“ESTA VIVO".

Querid@ Amig@:
Junto con mis mejores deseos de Felices Pascuas, te envío un breve comentario sobre el Evangelio de la noche de Pascua: 
"ESTA VIVO".
La reflexión, como siempre, es sólo una sugerencia inicial, para que se pueda elaborar un comentario colectivo, con la experiencia y la reflexión de cada uno. Cada uno puede intervenir y aportar, si quiere y cuando quiere, sus opiniones y reflexiones, que luego serán enviadas a todo el grupo.
Abajo un aporte-retorno sobre el evangelio del domingo pasado: 
“CAMINO A JERUSALÉN”.

Un abrazo...P Bernardino



                             “ESTA VIVO".                            

Según la opinión de algunos psicólogos y analistas, el miedo a la muerte es la motivación profunda que inspira directa o indirectamente todas nuestras actitudes y acciones.
En el mensaje de Jesús, la fuerza inspiradora de todo tendría que ser el servicio y el cuidado de la vida.


Leemos en el evangelio de san Lucas 24, 1-12:


El primer día de la semana, al amanecer, las mujeres fueron al sepulcro con los perfumes que habían preparado. Ellas encontraron removida la piedra del sepulcro y entraron, pero no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. Mientras estaban desconcertadas a causa de esto, se les aparecieron dos hombres con vestiduras deslumbrantes. Como las mujeres, llenas de temor, no se atrevían a levantar la vista del suelo, ellos les preguntaron: “¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha resucitado. Recuerden lo que Él les decía cuando aún estaba en Galilea: Es necesario que el Hijo del hombre sea entregado en manos de los pecadores, que sea crucificado y que resucite al tercer día”. Y las mujeres recordaron sus palabras. Cuando regresaron del sepulcro, refirieron esto a los Once y a todos los demás. Eran María Magdalena, Juana y María, la madre de Santiago, y las demás mujeres que las acompañaban. Ellas contaron todo a los Apóstoles, pero a ellos les pareció que deliraban y no les creyeron. Pedro, sin embargo, se levantó y corrió hacia el sepulcro, y al asomarse, no vio más que las sábanas. Entonces regresó lleno de admiración por lo que había sucedido.

PALABRA de DIOS



El Evangelista Lucas...
pone mucha atención en indicar la presencia de un grupo de mujeres que asisten a la crucifixión de Jesús y a su sepultura. Serán ellas las que tienen la primera experiencia de la resurrección. Los evangelios recuerdan los nombres de algunas de esas mujeres, siempre lideradas por María Magdalena.

Apenas terminado el descanso...
del sábado, “el primer día de la semana, al amanecer, las mujeres fueron al sepulcro con los perfumes que habían preparado”. Es “el primer día de la semana”, como en los orígenes de la creación. Está amaneciendo una nueva creación, aunque las mujeres todavía no se den cuenta. Ellas siguen con el pensamiento fijo en la muerte de Jesús, y llevan perfumes para ungir su cadáver. Para ellas el proyecto de Jesús ha fracasado, y es esa la verdadera muerte. Les queda sólo un gesto de piedad para con el difunto.

La sorpresa de encontrar..
“removida la piedra del sepulcro”, y no hallar “el cuerpo del Señor Jesús”, no abre todavía su mente a la esperanza: “estaban desconcertadas a causa de esto”.

“Dos hombres con vestiduras deslumbrantes”, como en el día de la transfiguración de Jesús, les dan el anuncio más increíble e inesperado: “¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha resucitado”.


“Está vivo”: 
esta certeza se abre camino en el corazón de las mujeres a través del recuerdo de la palabra de Jesús: “recuerden lo que Él les decía”. Están invitadas a recordar la predicación de Jesús, a pasar de nuevo por el corazón la experiencia compartida con Jesús desde la Galilea, sus gestos de misericordia, de sanación, de perdón. Reviven su camino hacia Jerusalén, su enfrentamiento con el sistema religioso, sus últimas enseñanzas: “Los que ejercen el poder dominan al pueblo y se hacen servir; pero entre ustedes no debe ser así; al contrario, el que quiera ser el más grande que se haga el último de todos y el servidor de todos”. La pasión y la muerte de Jesús se revelan con una nueva luz: en su fidelidad al proyecto del Reino, en la entrega de su vida, en su amor hasta el extremo, se ha manifestado la vida verdadera. Su muerte física no ha sido una derrota, sino la victoria de la vida y del amor, como lo había prometido para los demás: “Quien cree en mí, aunque muera, vivirá; y el que vive y cree en mí, no morirá jamás”.



Jesús “está vivo”:
su lugar no es el sepulcro. No hay que buscarlo “entre los muertos”. Ha pasado a la vida definitiva de Dios, exaltado a la derecha del Padre. Había venido para enseñar a la humanidad un camino totalmente opuesto al camino de muerte, de egoísmo y violencia, de injusticia y corrupción, que muchas veces domina el corazón del hombre. Ahora, desde el sepulcro vacío de Jesús, las mujeres están llamadas a una profunda conversión: dejar morir sus sueños de un Mesías poderoso y vencedor y las pretensiones de una religión esclavizante, para descubrir en la cruz de Jesús la revelación del glorioso camino de vida y liberación que él ha abierto para toda la humanidad.No será fácil transmitir a otros esta certeza. A los apóstoles mismos “les pareció que deliraban y no les creyeron”. Tampoco Pedro, que intenta averiguar los hechos, llega a creer. Será largo el proceso por el cual la certeza de que Jesús “está vivo” cambiará la vida y el corazón de sus discípulos, haciéndolos capaces de seguir su mismo camino. La fe, la perseverancia, el valor de las mujeres, fortalecidas por el espíritu del Resucitado, han hecho posible el milagro.

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BernardinoZanella    bernardino.zanella@gmail.com
GustavoLlerena         gusosm@yahoo.es


COMENTARIO del PASADO DOMINGO 23 de MARZO
 "CAMINO A JERUSALÉN"                                                

Si el camino de Cristo hubiese sido seguido por los hombres, hoy el mundo no sería éste: no habría Vaticano ni imperialismos, ni guerras, ni monopolios. Jesús fue un adelantado, tan tan adelantado, que siento que aún falta mucha evolución en el mundo para comprender su mensaje y mucha más para vivir según su mensaje. Toda la palabra fue bastardeada y se convirtió en cortina de humo de gobernantes, mercaderes y corruptos que se hicieron llamar "de la familia católica".

A veces, casi siempre, la tristeza es tan grande que sacude y debilita la esperanza de poder unirse en el Amor y la Verdad con los hombres, porque todos somos tentados todo el tiempo a actuar según el lado oscuro de nuestro corazón, y, no importa que hoy no tengamos poder para llevar a cabo nuestras miserias; los que lo tienen ya lo están haciendo. Por eso sólo queda llevar el mensaje del Amor, la misericordia y la compasión en el pequeño territorio y limpiar de malezas el propio jardín...Las grandes proclamas se las lleva el viento, o peor, las convierte en polvo envenenado. 


   Isabel, Citybell, La Plata – Argentina


* * *
Este pasaje del evangelio, es el preludio a la pasión, muerte y resurrección de Jesús. 

A través de la historia, hemos conocido y/o palpado la búsqueda de los hombres de ese guía, líder carismático que nos permita acceder a un futuro mejor: mundo liberador, con justicia, equidad, con acceso a los bienes de la tierra, educación, etc. Si bien esa búsqueda es colectiva, no va a la esencia y tampoco a un trabajo individual de cada uno, sino que el hombre se “masifica” y eso, la más de las veces, lo lleva a pensar y actuar por otros y no por si mismo. Es eso, lo que me recuerda la entrada de Jesús a Jerusalén.

Por eso, cada día, quiero seguir teniendo conciencia y voluntad de vivirlo más así como respiro, que Jesús, Dios encarnado, me llama a vivir su mensaje de amor. Mi conversión es diaria, permanente, estoy llamada a vivir el servicio con amor, alegría, humildad, fraternidad, desprendimiento, y esperanza. Sin esperar reconocimiento, tratando de eliminar cada día más las “trancas” personales (impaciencia, soberbia, flaqueza, intolerancia, mal genio, prejuicio, entre otros).

La alabanza de los discípulos (por todos los milagros que habían visto) al exclamar “Bendito el que viene, el rey en nombre del Señor, paz en el cielo y gloria en lo más alto de los cielos”, me lleva a reflexionar, que también he tenido momentos de revelación y esos son enriquecedores, siempre y cuando me han permitido dar un paso más en el trabajo por el reino de Dios y no dejarme llevar sólo por las emociones y/o triunfalismos. Señor Jesús, ¡qué vivo, liberador y esperanzador es tu mensaje de Amor y Paz! ¡Ayúdame junto a tu santa madre la Virgen María a continuar en tu camino!


   Verónica, Santiago – Chile


* * * Los relatos de la Pasión son el núcleo original de los evangelios y en ellos se evidencia una amplia reflexión que impregna todo el Nuevo Testamento. La Pasión de Jesús recibió desde los inicios una profunda reflexión que llevó a una madura comprensión de la Pasión. Los relatos de la pasión expresan una fe adulta. Quiere decir esto que desde el inicio, al recordar la muerte de Jesús, se comprendió y explicó su sentido. La necesidad de situar la cruz en la lógica de la Escrituras se impuso a los cristianos desde el principio. Así, de esta manera, los cristianos al reflexionar sobre la Pasión de su Señor, comprendían su propia pasión. Entonces, la pasión es un elemento clave en la confesión y comprensión de nuestra fe. 

Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen. San Lucas presenta al crucificado Jesús con los rasgos más característicos de su vida; en la cruz se muestra con mayor transparencia quien es Jesús. Y su rasgo más evidente es la misericordia; por ello toda la Pasión está impregnada de misericordia. Su inocencia se manifiesta ante Pilato y es reconocida por el buen ladrón y por el Centurión; Jesús ha vivido toda su vida en continua búsqueda de los marginados y pecadores, ahora muere en medio de dos malhechores; ha enseñado a perdonar y ha predicado el amor a los enemigos, en la cruz, no sólo rechaza la violencia, sino que perdona a los que lo crucifican, siendo una representación viva de la misericordia del Padre. Jesús nunca se ha preocupado de sí mismo, ha confiado en Dios su Padre; en la cruz, resiste la tentación a salvarse a si mismo. Acoge prontamente al ladrón arrepentido. Es así que la cruz aparece como la conclusión de su vida, confiada al Padre en servicio amoroso a los hombres sus hermanos. Jesús en la cruz es Dios delante de los hombres; es la imagen del amor de Dios al hombre.

Haz, Señor, que al contemplar la pasión de Nuestro Señor Jesucristo se disipen nuestras incredulidades y aumente nuestra fe.


   Joel, Puerto Aysén – Chile 


* * * 

El relato del evangelio muestra a Jesús en medio de un pueblo que reconoce en él a un líder que habían esperado desde sus abuelos. Las condiciones de vida, la explotación de sus recursos por parte de la colonia romana, el cobro de impuestos y las actitudes de los sacerdotes que contrastaba con un servicio a las necesidades de los más pobres, los desposeídos, las mujeres y los niños, hacían ver que era urgente un cambio. Sin embargo ese líder debía ser asesinado por esos poderes que repudiaban la justicia. Ese pueblo va a levantar los brazos, reconocerá la humildad de su presentación y reconocerá en él la presencia del Padre bueno que quiere la paz entre los hombres y mujeres de buena voluntad, recordarán las palabras de Jesús cuando enseñaba: "No puedes servir a Dios y al dinero", y portando palmas gritaran: “¡Bendito sea el Rey que viene en nombre del Señor! ¡Paz en el cielo y gloria en las alturas!”. 

 Francisco, Oruro – Bolivia

DE LA CRUZ A LA LUZ



jueves, 21 de marzo de 2013

“CAMINO A JERUSALÉN".

Querido/a Amigo/a:

Te envío un breve comentario sobre el evangelio de este Domingo de RAMOS 2013: 

“CAMINO A JERUSALÉN".

La reflexión, como siempre, es sólo una sugerencia inicial, para que se pueda elaborar un comentario colectivo, con la experiencia y la reflexión de cada uno. Cada uno puede intervenir y aportar, si quiere y cuando quiere, sus opiniones y reflexiones, que luego serán enviadas a todo el grupo.
Después un aporte-retorno sobre el evangelio del domingo pasado: 

“EN FLAGRANTE ADULTERIO”.

Un abrazo... P. Bernardino



              “CAMINO A JERUSALÉN".            


Muchas tradiciones religiosas tienen como herencia y patrimonio la idea de un Dios grande y glorioso. Y la grandeza de Dios superaría infinitamente la grandeza de todos los hombres y de todas las cosas, pero en el fondo se trataría de los mismos criterios de la grandeza humana, llevada al extremo en Dios.

En cambio, para los cristianos, lo que podemos conocer de Dios lo sabemos a través de Jesús, y él nos transmite una imagen de Dios bien diferente.

 Leemos en evangelio de san Lucas 19, 28-40                                            


Jesús, acompañado de sus discípulos, iba camino a Jerusalén. Cuando se acercó a Betfagé y Betania, al pie del monte llamado de los Olivos, envió a dos de sus discípulos, diciéndoles: “Vayan al pueblo que está enfrente y, al entrar, encontrarán un asno atado, que nadie ha montado todavía. Desátenlo y tráiganlo; y si alguien les pregunta: ¿Por qué lo desatan?, respondan: El Señor lo necesita”. Los enviados partieron y encontraron todo como Él les había dicho. Cuando desataron el asno, sus dueños les dijeron: “¿Porqué lo desatan?”. Y ellos respondieron: “El Señor lo necesita”. Luego llevaron el asno adonde estaba Jesús y, poniendo sobre él sus mantos, lo hicieron montar. Mientras El avanzaba, la gente extendía sus mantos sobre el camino. Cuando Jesús se acercaba a la pendiente del monte de los Olivos, todos los discípulos, llenos de alegría, comenzaron a alabar a Dios en alta voz, por todos los milagros que habían visto. Y decían: “¡Bendito sea el Rey que viene en nombre del Señor! ¡Paz en el cielo y gloria en las alturas!”. Algunos fariseos que se encontraban entre la multitud le dijeron: “Maestro, reprende a tus discípulos”. Pero Él respondió: “Les aseguro que si ellos callan, gritarán las piedras”.

PALABRA de DIOS



Al concluir su predicación en Galilea...
Jesús “endureció su rostro” y emprendió decididamente su viaje hacia Jerusalén, donde tenía que cumplirse su éxodo, su pasión, muerte y resurrección. A lo largo del viaje él va demostrando cuál es su misión, e indicando el camino que deben recorrer los que caminan con él, los que quieran ser sus discípulos y discípulas. Cuando llega cerca de Jerusalén, prepara cuidadosamente su ingreso a la capital. Es la meta de su viaje. En Jerusalén realizará su última manifestación, que se concluye fuera de la ciudad, en el monte Calvario.


 Es el tiempo en que llega a Jerusalén...
una muchedumbre inmensa de peregrinos, para celebrar la fiesta de la Pascua. En ese momento reviven las esperanzas mesiánicas, que las distintas corrientes cuidaban y alimentaban. Algunos soñaban con un Mesías poderoso y guerrero, otros con un Mesías juez, o sacerdote, o rey… Jesús se inserta en el flujo de los peregrinos y de sus sueños mesiánicos, pero aclara cuál es el tipo de mesianismo que él realiza. Envía a dos discípulos para que le traigan un asno, y montado en él entra en la ciudad. No es la cabalgadura de los conquistadores, que entraban gloriosamente con sus caballos en las ciudades sometidas. El burro en ese tiempo servía para arar, para traer la cosecha del campo, útil en todos los trabajos, era la extensión de los brazos del hombre, estaba al servicio de la vida, no de la guerra y de la muerte, como los caballos. Lucas insiste en subrayar que el asno está ‘atado’, “que nadie ha montado todavía”. Ningún jefe militar, civil, religioso, se había subido en él, había hecho la opción de humildad y servicio de Jesús. Él lo elige, para indicar la originalidad de su mesianismo. Es el Mesías anunciado por el profeta Zacarías: “Mira a tu rey que está llegando, justo, victorioso, humilde, cabalgando un burro, una cría de burra. Destruirá los carros de Efraín y los caballos de Jerusalén; destruirá los arcos de guerra y proclamará la paz a las naciones” (9, 9-10): un mesías siervo, que trae la paz. Entra en la ciudad para entregar su vida.



Tal vez algún discípulo lo habrá parcialmente entendido. Muchos otros lo proyectan dentro de sus expectativas mesiánicas nacionalistas: “la gente extendía sus mantos sobre el camino”. Todos proclaman: “¡Bendito sea el Rey que viene en nombre del Señor! ¡Paz en el cielo y gloria en las alturas!”.


El grito del pueblo molesta al poder...
Algunos fariseos le exigen a Jesús: “Maestro, reprende a tus discípulos”.Jesús sabe bien que no se puede acallar la buena noticia: “Les aseguro que si ellos callan, gritarán las piedras”. Gritará sobre todo la piedra “muy grande” que tapaba el sepulcro, cuando será removida para anunciar la fuerza irresistible de la resurrección.


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 DOMINGO 5to de CUARESMA 2013                                                          
“EN FLAGRANTE ADULTERIO”.

La mejor y más auténtica visión de este evangelio la he sentido al leer el libro de Osho (El significado oculto de los Evangelios, Editorial Edaf, págs. 113 a 139. Y de él la manera que cuenta la hermosa imagen de Jesús escribiendo en la arena con su dedo. Sólo cito esto, pero en realidad recomiendo su lectura completa:

"El que de ustedes no tenga pecado que tire el primero una piedra". Así pues, empiecen, pero sólo aquellos que estén sin pecado. Esto es una nueva aportación de Jesús. Sólo puedes juzgar si no estás en pecado. Sólo puedes castigar si no has pecado. Si estás en el mismo barco, ¿cuál es el punto?, ¿quién va a castigar a quién? Y nadie está libre de pecado. La diferencia entre pecado y crimen es sólo el hecho, llevar a cabo el pensamiento. Pero Dios lee nuestros pensamientos, para él no existe ninguna diferencia, tanto si lo piensas como si lo haces es lo mismo. En el momento que lo piensas ya lo has hecho.

Entonces (esto lo digo yo),¿juzgar a otro mientras que nosotros estamos en permanente pecado? Y desde la más absoluta inconsciencia.

Contrición, perdón, limpieza y re-direccionamiento de nuestra mente. Y el pecado: la dualidad, pensar y vivir y sentir de maneras diferentes, irá descendiendo, teniendo menos fuerza, menos alimento y así poco a poco podremos reconocernos como hermanos y vivir un poco más en paz.


 Isabel, Citybell, La Plata – Argentina

* * *

Jesucristo emplea las mismas palabras con nosotros, cada vez que nos caímos, para darnos cuenta de nuestra fragilidad, sabiéndonos creaturas delante de él. Cuan importante es reconocerlo, porque debemos actuar de la misma manera con los demás como él actúa con nosotros. El perdón es liberador, no me esclaviza, ni ata a las personas. Sólo el amor del Señor que uno siente, es capaz de ayudarnos a perdonar al otro. Debemos ser consecuentes en nuestra vida. Le pedimos al Señor que nos perdone y no somos capaces de perdonar a los que conviven con, nosotros. Por eso nos dice que tiremos la piedra primero, para que veamos nuestra vida y aprendamos a ser misericordioso con los demás cómo El es con nosotros.



  María Teresa, Santiago – Chile

* * *

Jesús acoge a la pecadora con infinita misericordia, porque él es así. Los acusadores son estrictos para hacer cumplir la ley y tienden una trampa a Jesús: si perdona a la pecadora, le acusarán de no cumplir la Ley. Y si aplica la ley, le acusaran de "asesino" o inmisericorde.

Se fijan en el pecado ajeno y no hacen caso de su propio pecado, se creen los buenos. Condenan sin compasión tanto a Jesús como a la mujer; con hipocresía y maldad se retiran de la presencia liberadora de Jesús, con sus pecados, no se arrepienten. Jesús, dándose cuenta de sus intenciones, les devuelve la acusación y así quedan desenmascarados. Perdona a la mujer y le dice que no vuelva a pecar; recomienda que cambie de vida, no la acusa, la comprende. La rehabilita como hija de Dios. Esa es la misericordia de Dios que actúa por medio de Jesús.

Así debo aprender a no juzgar ni ver los pecados de los demás, ni fijarme en sus defectos, mas al contrario, pedir a Dios misericordia, aprender a perdonar.

  
 Silvia, La Paz –Bolivia

viernes, 15 de marzo de 2013

“EN FLAGRANTE ADULTERIO".




Querido/a Amigo/a:

Te envío un breve comentario sobre el evangelio de este Domingo 5to de CUARESMA:

“EN FLAGRANTE ADULTERIO".

La reflexión, como siempre, es sólo una sugerencia inicial, para que se pueda elaborar un comentario colectivo, con la experiencia y la reflexión de cada uno. Cada uno puede intervenir y aportar, si quiere y cuando quiere, sus opiniones y reflexiones, que luego serán enviadas a todo el grupo.

ABAJO, un aporte-retorno sobre el evangelio del domingo pasado: “COMAMOS Y FESTEJEMOS”.

Un abrazo...P. Bernardino


        “EN FLAGRANTE ADULTERIO".         

Construir un mundo solidario, justo, fraterno, en que la misericordia y el perdón no sean formas de impunidad y complicidad, sino el camino para el reencuentro y el diálogo, tendría que ser el compromiso no sólo de los que tienen fe en Dios, sino de cada persona que quiera realizar plenamente su humanidad. 


 Leemos en evangelio de san Juan 8, 1-11:

Jesús fue al monte de los Olivos. Al amanecer volvió al Templo, y todo el pueblo acudía a Él. Entonces se sentó y comenzó a enseñarles. Los escribas y los fariseos le trajeron a una mujer que había sido sorprendida en adulterio y, poniéndola en medio de todos, dijeron a Jesús: “Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. Moisés, en la Ley, nos ordenó apedrear a esta clase de mujeres. Y Tú, ¿qué dices?”. Decían esto para ponerlo a prueba, a fin de poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, comenzó a escribir en el suelo con el dedo. Como insistían, se enderezó y les dijo: “Aquél de ustedes que no tenga pecado, que arroje la primera piedra”. E inclinándose nuevamente, siguió escribiendo en el suelo. Al oír estas palabras, todos se retiraron, uno tras otro, comenzando por los más ancianos. Jesús quedó solo con la mujer, que permanecía allí, e incorporándose, le preguntó: “Mujer, ¿dónde están tus acusadores? ¿Nadie te ha condenado?”. Ella le respondió: “Nadie, Señor”. “Yo tampoco te condeno – le dijo Jesús –. Vete, no peques más en adelante”. 
PALABRA del SEÑOR


Este texto de la mujer adúltera...
no ha encontrado fácil acogida en el evangelio. Ha nacido probablemente en el evangelio de san Lucas, y ha sido integrado tardíamente en el evangelio de san Juan. Ha quedado censurado por mucho tiempo, porque era difícil aceptar, también de parte de sus discípulos, una actitud de Jesús tan misericordiosa.

Mientras Jesús estaba enseñando...
en el templo, sentado en medio del pueblo, “los escribas y los fariseos le trajeron a una mujer que había sido sorprendida en adulterio”. Traen sólo a la mujer, sin el hombre, aunque la ley mandaba: “Los dos adúlteros serán castigados con la muerte” (Lev 20, 10), “han de morir los dos” (Dt 22, 22).

No los mueve el celo por...
el cumplimiento de la ley: “Así extirparás la maldad de ti”. Las autoridades religiosas se dan cuenta que Jesús llega con su mensaje al corazón de la gente, y no pueden permitirlo, porque amenaza su sistema de poder y sus intereses. Por eso la mujer adúltera es la mejor oportunidad para “ponerlo a prueba”: “Moisés, en la ley, nos ordenó apedrear a esta clase de mujeres”. Acusan a la mujer, pero apuntan a Jesús mismo. Si también Jesús condena a la mujer, destinándola, según la ley, a una terrible muerte a pedradas, está en contra del pueblo; si no la condena, está en contra de la ley. Una trampa perfecta: “Y tú, ¿qué dices?”. No se le pregunta nada a la mujer, no se la interroga, no importa lo que siente, lo que sufre, lo que piensa. La mujer es sólo usada. 


Jesús no responde nada...
sólo “comenzó a escribir en el suelo con el dedo”. Es lo único que Jesús escribió en su vida ¿Qué habrá escrito en la arena? Tal vez el pecado de la mujer, para que lo borrara el viento de la misericordia. O los pecados de los que la acusaban. 

Al fin, “como insistían”, dictó la inesperada sentencia: “Aquél de ustedes que no tenga pecado, que arroje la primera piedra”. No va en contra de la mujer, ni en contra de la ley. Reenvía a todos a su propia conciencia: “Yo les digo que quien mira a una mujer deseándola, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón” (Mt 5, 28). Los acusadores son acusados por su misma conciencia. Nadie sin pecado. Y se van: “Todos se retiraron, uno tras otro, comenzando por los más ancianos”. Son los ancianos del Sanedrín, y tal vez para Lucas es un llamado de atención para los presbíteros de la comunidad. “Jesús quedó solo con la mujer”: los hombres de las piedras se han retirado. Delante de la mujer queda sólo la infinita ternura de Jesús, que le habla: “¿Nadie te ha condenado?... Yo tampoco te condeno”. Jesús no relativiza el error de la mujer, no niega su gravedad. No hay ninguna complicidad en sus palabras. Sólo le devuelve toda su dignidad y le entrega su vida en sus manos: “Vete”. Podría seguir su camino equivocado. Jesús simplemente la invita: “No peques más en adelante”. Si quiere, ahora tiene la posibilidad de una vida nueva. Las piedras habrían podido destruir su vida; la misericordia puede cambiarla.





 

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DOMINGO 4to de CUARESMA 10 / 03 / 2013
"Comamos y festejemos"


El capítulo 15 de Lucas es una parábola en tres escenas. Es el centro del evangelio: Dios como Padre misericordioso, que se estremece de alegría cuando ve que regresa a casa el hijo más lejano, e invita a todos a alegrarse con Él. La parábola muestra que su amor no es proporcional a los méritos sino a la miseria. Por eso, sólo los primeros invitados, que creen tener derecho a la salvación, se excluyen de ella (Lc 14, 15-23). El capítulo 15 se dirige al justo, para que no quede vacío su puesto en la mesa del Padre: debe participar en la fiesta que Él celebra por su hijo perdido y encontrado. Por ello la parábola habla de conversión; pero no del pecador que vuelve a la justicia, sino del justo invitado a ser misericordioso.

Las tres escenas parecieran tener una resonancia con los tres llamados al banquete (14, 15-23). La de la oveja extraviada corresponde al segundo llamado, que se dirige a las ovejas perdidas de Israel; la de la dracma corresponde al tercer llamado, que se dirige a los paganos; queda vacío el puesto del que fue llamado primero, el Israel de la Ley. Quizás por ello el Padre solo le habla a él; nosotros tenemos al Hijo, a él debemos escuchar (cf Lc 9, 35).

La parábola nos revela al Padre y su amor sin condiciones a los hijos, su gran alegría al ser comprendido como Padre.

La conversión no es tanto un proceso psicológico del pecador que vuelve a Dios, sino más bien el cambio de la imagen de Dios que el justo y el pecador deben realizar. Convertirse significa descubrir su rostro de ternura que Jesús nos revela, volverse del yo a Dios, pasar de la desilusión del propio pecado – o de la presunción de la propia justicia – a la alegría de ser hijos del Padre. La raíz del pecado es la mala opinión acerca del Padre, opinión que es común tanto al mayor como al menor. El menor para liberarse de Él, instaura la estrategia del placer a reventarse que le lleva a alejarse de Él. El otro, para ganárselo, instaura la estrategia del deber, con una religiosidad servil, que sacrifica la alegría de vivir. Un ateo religioso aferrado al legalismo. Ambas situaciones tienen una fuente común: la falta de conocimiento de Dios. Tienen de Él la idea de un faraón opresor.

La parábola tiene como primera intención la de llevar al hermano mayor a aceptar que Dios es misericordia. Es un descubrimiento gozoso para el pecador, y es una derrota mortal para el justo. Pero sólo así puede salir de la condenación que es propia de una religión servil, y pasar, como Pablo, de la irreprensibilidad en la observancia de la ley, a la sublimidad del conocimiento de Jesucristo, su Señor (Flp 3, 4-8). Es la conversión: de la propia justicia a la misericordia de Dios. No deja de ser importante que sólo el hijo menor lo llama siempre Padre; el mayor nunca lo hace, a regañadientes reconoce al pecador como hijo, pero no como hermano suyo. Luego, ¿quién es el verdadero pecador? Podrá decir Padre a Dios cuando diga al otro: ¡hermano mío!

Somos amados por el Padre, no porque seamos buenos, sino porque Él es Padre y es bueno, pero nuestra invitación es ser como el Padre (cf Mt 5, 48). “En esto consiste la vida eterna: en conocerte a ti, el único Dios verdadero, y a tu enviado Jesús el Mesías” (Jn 17, 3).


 Joel, Puerto Aysén – Chile

* * *

Soy esa hija prodiga, que ha vuelto a la casa de mi Padre, el reconocer que él me da la libertad, y yo elijo quedarme o alejarme, y permite la separación, para que aprenda a descubrir lo que significa en mi vida estar sin su compañía. Al volver no me recrimina, sólo me acoge como un Padre que está a la espera me di regreso, para levantarme y para lo quiera con un amor desinteresado, porque reconozco todo lo bueno que tenía junto a él, y lo hago por amor y no por interés.

Muchas veces como iglesia actuamos como el otro hijo, donde queremos que nos reconozcan todo lo que hacemos a los ojos de los demás y no en lo escondido entre él y yo; en el cumplimiento del deber, no por amor. Debemos hacerlo todo por nuestro Padre, que se entrega por mí, para mi salvación y nos va dando a cada uno según nuestras necesidades, para nuestro crecimiento espiritual, sin forzarnos a nada, poniendo nuestra voluntad en querer estar con él, para caminar como hijo/a que somos de un mismo Padre.


 
 María Teresa, Santiago – Chile 


* * *

El dinero es siempre la representación del poder, y a través de los tiempos las diferencias entre ricos y pobres se han estructurado para tener más poder y más poder de cualquier manera. La enseñanza del evangelio nos muestra en primer lugar la ambición del joven por la herencia monetaria, pensando que va a lograr su felicidad, pero ella es tan corta por que la ostentación del dinero hace que los hombres lo pierdan todo en poco tiempo. ¿Qué se puede pensar cuando se ha perdido todo, a quién acudir? Sólo un padre bueno no se fijará en buscar culpabilidad ni pedirá cuentas. Sólo abrazará al hijo y le perdonará.

El otro hijo también es egoísta: teniendo todo, quiere más. La ambición destruye los lazos familiares. 


Francisco, Oruro – Bolivia

* * *

Ojala yo pudiera decir comamos y festejemos, porque al fin he aprendido a vivir en el amor de Dios Padre. Ese que es gratuito, que no cuestiona, ni enjuicia, que no pide condiciones ni beneficios, ese que es gratuidad, don divino: el que me despoje definitivamente de mis estructuras, acondicionamientos y prejuicios arraigados muy dentro de mí a través de los años, impidiendo la total liberación de mi voluntad y espíritu… Vivir el amor al estilo del Padre.

Sin embargo, reflexionar las palabras del Señor a San Pablo: “Te basta mi gracia; mi fuerza actúa mejor donde hay debilidad”, me ayuda a perseverar en este camino de conversión, porque el Padre Dios no me abandona, ha sido y es infinitamente amoroso y misericordioso conmigo. Soy yo la que tengo que abandonarme a él, sólo abandonarme.

¡Señor, concédeme oírte y verte en mis hermanos para amarte y ser toda tuya! 


   Verónica, Santiago – Chile 

* * *

Cuando era niño tuve la oportunidad de oír por primera vez esta parábola. Me identifiqué con el hermano mayor, era evidente: ¿Cómo era posible que el hermano malo, el que se había ido, el que volvía después de haber gastado todo, fuese recibido con aprecio, con honores? No era correcto, contradecía la visión humana de lo justo: nos portamos bien, somos recompensados; nos portamos mal, somos castigados. Sencillo y claro. Y hasta ahora, se nos va la lengua, queremos racionalizar, entender, interpretar la mente de Dios. No llegamos, no podemos, quedamos chiquitos. Vano el atrevimiento de juzgar y pronosticar castigos y premios. Es que no sabemos. Podemos intuir que Dios es muy bueno, que su corazón es muy grande, mas nada más.

Se me viene a la mente: “Ámense como yo los he amado”, fuerte, no es el amor humano, no es amarse como nos amamos primariamente, filialmente, sexualmente, No. Ahí entra el Espíritu Santo, ahí lo necesitamos, para recibir ese Don, el Amor de Dios, ese amor inmenso que nos libera de las cadenas de la materia y que nos permite fluir en la paz y la verdad que hacen al camino del Padre. Pequeños momentos en que gracias a la gracia del Padre podemos entender lo que acabo de describir. La tarea: extender esos momentos, buscar que lo de esporádico se vaya dando en forma regular. Ojala la vida alcance. 


 Iván, Oruro – Bolivia 


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viernes, 8 de marzo de 2013

“COMAMOS Y FESTEJEMOS”.

Querido/a Amigo/a:

Te envío un breve comentario sobre el evangelio de este domingo: 

“COMAMOS Y FESTEJEMOS”.

La reflexión, como siempre, es sólo una sugerencia inicial, para que se pueda elaborar un comentario colectivo, con la experiencia y la reflexión de cada uno. Cada uno puede intervenir y aportar, si quiere y cuando quiere, sus opiniones y reflexiones, que luego serán enviadas a todo el grupo.

Abajo veras un aporte-retorno sobre el evangelio del domingo pasado con comentarios desde diferentes realidades: “SI NO SE CONVIERTEN”.

Un abrazo...P. Bernardino OSM


       “COMAMOS Y FESTEJEMOS”.         

En nuestras relaciones humanas, difícilmente llegamos a un nivel de verdadera gratuidad. También en el amor más puro y sincero, hay siempre algo de interés, o al menos de gratificación. 

Una parábola del evangelio de san Lucas 15, 1-3. 11-32, nos hace ver la gratuidad del amor de Dios:

Todos los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharlo. Pero los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: “Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos”. Jesús les dijo entonces esta parábola:

Un hombre tenía dos hijos. El menor de ellos dijo a su padre: “Padre, dame la parte de herencia que me corresponde”. Y el padre les repartió sus bienes.Pocos días después, el hijo menor recogió todo lo que tenía y se fue a un país lejano, donde malgastó sus bienes en una vida inmoral. Ya había gastado todo, cuando sobrevino mucha miseria en aquel país, y comenzó a sufrir privaciones. Entonces se puso al servicio de uno de los habitantes de esa región, que lo envió a su campo para cuidar cerdos. Él hubiera deseado calmar su hambre con las bellotas que comían los cerdos, pero nadie se las daba. Entonces recapacitó y dijo: “¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, y yo estoy aquí muriéndome de hambre! Ahora mismo iré a la casa de mi padre y le diré: Padre, pequé contra él Cielo y contra ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros”. Entonces partió y volvió a la casa de su padre.

Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió profundamente, corrió a su encuentro, lo abrazó y lo besó. El joven le dijo: “Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; no merezco ser llamado hijo tuyo”. Pero el padre dijo a sus servidores: “Traigan enseguida la mejor ropa y vístanlo, pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies. Traigan el ternero engordado y mátenlo. Comamos y festejemos, porque mi hijo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y fue encontrado”. Y comenzó la fiesta.
El hijo mayor estaba en el campo. Al volver, ya cerca de la casa, oyó la música y los coros que acompañaban la danza. Y llamando a uno de los sirvientes, le preguntó qué significaba eso. El le respondió: “Tu hermano ha regresado, y tu padre hizo matar el ternero engordado, porque lo ha recobrado sano y salvo”.Él se enojó y no quiso entrar. Su padre salió para rogarle que entrara, pero él le respondió: “Hace tantos años que te sirvo sin haber desobedecido jamás ni una sola de tus órdenes, y nunca me diste un cabrito para hacer una fiesta con mis amigos. ¡Y ahora que ese hijo tuyo ha vuelto, después de haber gastado tus bienes con mujeres, haces matar para él el ternero engordado!”. Pero el padre le dijo: “Hijo mío, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo. Es justo que haya fiesta y alegría, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado”.

PALABRA del SEÑOR




Lucas, en el capítulo 15 de su evangelio...
presenta tres parábolas, que nos hablan de la misericordia y ternura de Dios: la oveja perdida, la moneda perdida, y el hijo pródigo. Las introduce con una observación que sirve como clave de lectura. Hay dos grupos: “los publicanos y pecadores”, que “se acercaban a Jesús para escucharlo”; y “los fariseos y los escribas”, que “murmuraban, diciendo: Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos”. Los dos grupos son representados en las parábolas, sobre todo en la del hijo pródigo.

Esta última parábola es muy conocida. Podría llamarse, más propiamente, de los dos hijos, o del padre y los dos hijos.

Frente a la exigencia del hijo menor, que pide “la parte de herencia que le corresponde”, el padre no opone resistencia. Respeta plenamente la libertad del hijo, aunque sepa que la va a usar mal. Y el hijo menor se va de la casa.



¿Por qué se va? ...
¿Por qué se van tantos jóvenes? La parábola no lo dice explícitamente. Puede ser simplemente para una vida más cómoda, sin ningún compromiso. Para pasarla bien. O buscando algo que la casa ya no le da, para conocer y experimentar el mundo. Y hay sin duda un motivo que aparece al final: tenía a un hermano, perfecto cumplidor de todas las órdenes del padre, arrogante y orgulloso, juez pesado. Los dos hermanos no se aman, ni aman al padre.

El menor “se fue a un país lejano, donde malgastó sus bienes en una vida inmoral”. Llega a tal abismo, que tiene que ponerse a “cuidar cerdos”, animales considerados impuros. Y es menos que ellos: “hubiera deseado calmar su hambre con las bellotas que comían los cerdos, pero nadie se las daba”.

Constata: “Yo estoy aquí muriéndome de hambre”. Es hambre física, y es tal vez hambre de algo que pueda responder a la búsqueda de su vida, después de haberla desperdiciado con tantas experiencias que no habían podido satisfacerlo.

“Entonces recapacitó”...
Pero su recapacitación es muy ambigua. No extraña al padre. No piensa en su dolor. No tiene deseo de verlo. No está arrepentido de verdad. El pensamiento que lo mueve es muy interesado: yo me muero de hambre, mientras que “los jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia”. No sueña con la casa paterna, sino con el pan que pueda saciar su hambre. Decide regresar para comer, no para encontrar al padre. La misma confesión que prepara no es sincera, aunque diga la verdad. Le interesa la conclusión: “Trátame como a uno de tus jornaleros”. Ellos comen: quiero comer como ellos.






En la medida que vayamos entendiendo... realmente la actitud del hijo, se nos revela más claramente la figura del padre, que es el objetivo de esta parábola. Jesús la propone para responder a las críticas de los escribas y fariseos que le reprochaban su familiaridad con recaudadores de impuestos y pecadores. El Dios que Jesús revela con sus gestos, es como el padre de la parábola. En la parábola, cuando regresa el hijo, el padre no pregunta nada, ni quiere escuchar su confesión. Simplemente “lo vio” cuando aun estaba lejos, “se conmovió”, “salió corriendo”, “se le echó al cuello”, “lo cubrió de besos”.

No es el arrepentimiento y la confesión, sino el amor gratuito del padre que devuelve al joven su dignidad de hijo: “Saquen en seguida el mejor traje y vístanlo; pónganle un anillo en el dedo y sandalias a los pies”.

Un detalle muy importante: 
el padre de la parábola nunca le dirige la palabra al hijo pródigo. Calla cuando el hijo pide su parte de herencia, y se la da. Calla frente al hijo que regresa después de haber desperdiciado todo e intenta su confesión. Habla sólo a los criados y al hijo mayor, para invitarlos a hacer fiesta. Para con el hijo pródigo el padre tiene sólo gestos concretos de respeto y de bondad. Vence con su amor silencioso. Así es Dios.No lo entiende el hijo mayor, por el cual el padre es sólo un patrón que manda, que no regala ni “un cabrito”. Desearía hacer una fiestita con sus amigos, pero no sabe unirse a la fiesta y a la alegría inmensa del padre por el hijo que “estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado”. Representa a “los fariseos y los escribas” de todos los tiempos. No conoce el amor del padre.





 
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BernardinoZanella...bernardino.zanella@gmail.com
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COMENTARIO DEL 3ER DOMINGO DE CUARESMA 2013

"SI NO SE CONVIERTEN"

Creo que el Señor es muy claro con su llamado, con el camino que nos muestra hacia la conversión, a entregar nuestra vida a su plan. Nosotros somos los que hacemos muchas veces oídos sordos a su llamado, no queremos ver sus señales. Tantas veces nos creemos dueños de nuestros destinos, capaces de decidir nuestro futuro. Ahí es cuando caemos en pecado. Debemos entregarnos a su servicio y seremos bendecidos generosamente.


   Raquel, Estados Unidos de América 

* * *

La conversión es un cambio de vida, con la mirada puesta en el Señor, sabiéndonos creaturas e hijos de nuestro Padre. El resto, él lo ira haciendo, en la medida de nuestra abertura de corazón y a su palabra. Las cosas que nos van sucediendo a lo largo de nuestra vida, son una consecuencia de nuestras actitudes y a la forma en que vivimos. Es por eso que el Señor va cortando lo que no da fruto, y todo corte significa dolor, para que seamos transformados, para llegar a ser la transparencia del Señor, en la medida que nos vamos dejando purificar por él. La vida que el Señor nos da a cada uno/a, es el tiempo que tenemos para nuestra conversión, y la preparación de encontrarnos cara a cara con él, en la Patria definitiva.


               María Teresa, Santiago – Chile 

* * *

Dar otra dirección a la mente, es lo más sabio que he escuchado sobre la "conversión" y es la primera vez que lo escucho de labios de alguien de la iglesia. A mí me cuesta mucho recubrir de frescura y espontaneidad a la Palabra tantas veces manipulada por la iglesia, usada como dominio sobre las almas... Pecado, tengo entendido, significa equivocación. Pecado, conversión, arrepentimiento, culpa, me han lastimado tanto en mis años ingenuos, me han estafado tanto, que la reconciliación se me hace cuesta arriba. Sin embargo la paciencia y el cuidado de lo divino arriba y la lucecita en cada uno hace que podamos dejar de estar enfrentados, y buscar un camino de reconciliación sana, en el espíritu. La palabra es tan poderosa como la mente de la que proviene y puede construir o destruir, esclavizar o liberar, y los hechos históricos y los cotidianos dan sobrada muestra de ello. Limpiar la palabra en cada uno, redireccionar nuestras mentes hacia la Creación como dignos hijos creados y creadores.


      Isabel, Citybell. La Plata – Argentina 

* * *

Creo que debemos aprovechar más el tiempo para poder regresar a Dios. Nos perdemos en tantas cosas, ideas, cuestionamientos y divagamos en miles más, siendo que lo esencial es poder volvernos a él, caminar siguiendo sus enseñanzas. Es un texto muy motivador, que nos muestra la paciencia de Dios en esperar que demos frutos. Ojala pueda en el día a día regresar a él y dar los frutos que espera de mí.


           Hilda, Lloleo – Chile


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