"ÁMENSE LOS UNOS A LOS OTROS"

martes, 26 de julio de 2011

"COMPARTIR EL PAN".


...................................................................................................OSM.2011..


Querido/a Amigo/a:
Estoy enviando un breve comentario sobre el evangelio del domingo 31 de Julio del 2011. ( Domingo 18º del Tiempo Ordinario - Ciclo A ). Como siempre, mi intención es sólo ofrecer una provocación inicial, para que se pueda elaborar un comentario colectivo, con la experiencia y la reflexión de cada uno/a. Cada uno/a  puede intervenir y aportar, si quiere y cuando quiere, sus opiniones y reflexiones, que serán enviadas luego a todo el grupo.
Más ABAJO, un ejemplo de aporte-retorno sobre el evangelio del domingo pasado: "Llenos de alegría".
Un abrazo.
Bernardino
bernardinozanella775@hotmail.com


  Lectio: 18º Domingo del Tiempo Ordinario (A)  ............................. 31  de  Julio 
                                
                                     Reflexión del Evangelio según san Mateo 14,13-21
         Compartir el pan        

Frente...
a las estadísticas que nos revelan la terrible dimensión del hambre en el mundo, fácilmente una persona de fe podría preguntarse: y Dios, ¿dónde está? ¿Por qué no interviene para salvar a tantas vidas inocentes?
No es este el lugar para una reflexión exhaustiva sobre estas preguntas, pero alguna luz nos puede venir del texto del evangelio de san Mateo 14, 13-21:
Jesús se alejó en una barca a un lugar desierto para estar a solas. Apenas lo supo la gente, dejó las ciudades y lo siguió a pie. Cuando desembarcó, Jesús vio una gran muchedumbre y, compareciéndose de ella, sanó a los enfermos.
Al atardecer, los discípulos se acercaron y le dijeron: «Éste es un lugar desierto y ya se hace tarde; despide a la multitud para que vaya a las ciudades a comprarse alimentos».
Pero Jesús les dijo: «No es necesario que se vayan, denles de comer ustedes mismos».
Ellos respondieron: «Aquí no tenemos más que cinco panes y dos pescados».
«Tráiganmelos aquí», les dijo.
Y después de ordenar a la multitud que se sentara sobre el pasto, tomó los cinco panes y los dos pescados, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes, los dio a sus discípulos, y ellos los distribuyeron entre la multitud.
Todos comieron hasta saciarse y con los pedazos que sobraron se llenaron doce canastas. Los que comieron fueron unos cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños.


Jesús...
se encuentra con mucha gente que lo va buscando, recorriendo a pie con gran sacrificio un largo camino, y sana a sus enfermos. Al atardecer, los discípulos le aconsejan prudentemente que despida a todos, para que vayan a comprarse algo para comer. Y Jesús les da esta sorprendente respuesta: “Denles de comer ustedes mismos”. Los discípulos no tenían que cinco panes y dos pescados, y logran darle de comer a cinco mil hombres, “sin contar a las mujeres y a los niños”, y llenar doce canastas con los pedazos que sobraron.
¿Qué pasó?
Podríamos quedarnos en el aspecto espectacular del milagro, sin entender la fuerza del mensaje que Jesús propone. Los discípulos presentan a Jesús lo poco que ellos tienen, y no lo guardan para sí, para saciar su propia hambre. Jesús toma los cinco panes y los dos pescados, bendice a Dios, reconociendo que el pan es don de Dios. Es él que lo dona a los hombres. Y cuando los hombres aprenden a compartir el pan, se liberan de su egoísmo y hacen que haya pan para todos. El verdadero milagro, que hace posible la multiplicación de los panes, es el cambio de corazón, liberado del instinto de acumulación y del miedo de que lo que hay no sea suficiente para uno mismo. Compartir el pan y los bienes es el camino para solucionar el problema del hambre en el mundo. Será necesario encontrar los mecanismos económicos y políticos para su realización, pero el principio humano y espiritual es claramente éste: compartir.
¿Cómo pueden leer tranquilamente este texto del evangelio instituciones y países que excluyen a pueblos y grupos sociales del acceso al pan necesario para una vida digna, o fundan su riqueza en la explotación de los alimentos para los países pobres? La enseñanza de Jesús no es sólo para los discípulos y discípulas, sino para toda la humanidad, y la comunidad cristiana tendrá que ser un ejemplo creíble de esta práctica.

La multiplicación...

de los panes nos ayuda a entender también la Eucaristía. Los gestos de Jesús son los mismos que la comunidad cristiana repite en la celebración de la Misa: “Tomó los panes, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes, los dio a sus discípulos”. Jesús se hace pan, y a través de este signo manifiesta su entrega: cuerpo ofrecido, sangre derramada. Compartir el pan de la Eucaristía nos capacita para ser artífices del compartir los bienes, y tener la inteligencia y la voluntad para abrir caminos para una sociedad más justa y equitativa, donde nadie sea excluido de la mesa de la vida. La multiplicación de los panes es ahora tarea nuestra. La tentación es reducirla a ritos, con ceremonias solemnes y ornamentos preciosos.





BENDICIONES SIEMPRE


 ................. >>LE LLAMAN JESUS<<...............






.....Comentarios del Domingo anterior ..................................OSM.2011..


La parábola del tesoro escondido y encontrado: La persona que encuentre un tesoro escondido en un campo, experimenta tanta alegría que va a emprender una serie de cosas. Su alegría es el motor de todo su actuar. Va a desprenderse de muchas cosas.
A veces pensamos que el hecho de dejar, por ejemplo, cosas materiales u otras, o de hacer opciones de vida difíciles, o de practicar algún ascetismo, nos tiene que proporcionar la alegría. Pero en esta parábola es al revés. Primero es la alegría, y después las opciones de vida.
Mientras la parábola del tesoro escondido y encontrado nos enseña que el Reino de Dios (y podemos hablar también de la misma fe), es del orden de lo gratuito y incluso de lo inesperado, la parábola de la perla preciosa nos presenta a una persona que ya sabe de perlas finas pero quien presiente de la existencia de una perla extraordinaria y que sigue buscando. Pero igual aquí, el hecho de haber encontrado al final esta perla extraordinaria, le hace vender todo lo que tenía para adquirirla.
En la parábola de los peces, al menos en su explicación (sobre los ángeles que separan a los malos de entre los justos y el rechinar de dientes) notamos los rastros tempranos de lo que se llama una pastoral moralizadora, una pastoral del miedo también.
Nos hace pensar en algunas de las parábolas de los dos domingos pasados. Mientras la parábola del sembrador invita a tener confianza y de seguir sembrando siempre el bien, porque la semilla que va a caer en buena tierra, va a dar un fruto tan extraordinariamente abundante, que al final nos hace incluso olvidar que también habrá siempre una parte de la semilla que se pierda entre espinas, sobre roca y en el camino, la explicación de la parábola del sembrador invita más bien a un esfuerzo moral para lograr ser buena tierra. Igual con la parábola del buen trigo y la mala hierba. Esta parábola nos quiere llevar a una plena confianza en la fuerza del crecimiento del bien que Dios mismo puso en su creación y en cada uno y una de nosotros y nosotras, y nos invita a no dejarnos atrapar y obsesionar por lo malo que también siempre va a haber. La explicación de esta parábola va una vez más en el sentido de una pastoral del miedo y parece querer sacudir a la gente.
Los peces que sean todavía demasiado chiquitos pueden volver al agua para seguir creciendo. Dios es extremadamente paciente para con todos y todas. El árbol que no da fruto todavía, hay que meter algo de abono y dejarlo un año más... Y por eso decimos: ¡Gracias a Dios!
P. Gerardo Van Den Berge
* * *
¿Cuál es el tesoro escondido, cuál es la perla fina que he encontrado en mi vida?
Son muchos, ya sea los tesoros escondidos, ya sea las perlas finas, pero tal vez yo no he vendido todo lo que tenía para hacerlos crecer y donarlos a los demás.
Hoy me examino sobre esto y agradezco a Dios por habérmelos hecho encontrar, en las personas, en los acontecimientos, en las lecturas, en las cosas pequeñas y grandes que han caracterizado mi vida.
Y me propongo de estar más atenta en reconocerlos, porque habrán muchos todavía, y para hacer que se hagan instrumento de comunión con todos y agradecimiento a Dios.
Elena – Bergamo
* * *
No creo ser ni tan humilde y sencilla, pero por la gracia de Dios algo voy descubriendo en su Palabra que me invita a seguir comunicando la Buena Noticia.
En algunos momentos de mi vida he sido como el primero que encontró el tesoro y que lo volvió a esconder, aunque compró el terreno donde se encontraba, dejándolo escondido; con el segundo (el negociante de perlas) también me identifico, ya que al encontrarme con Jesús decidí vender lo poco o mucho que tenía y tenerle a Él.
Se me complica la vida con esto de la "red", en donde estoy yo con mi caminar, comprando perlas y dejando escondido el tesoro, pudiendo hacer crecer el Reino o impidiéndolo... Y bueno, me confío a la misericordia de Dios que por sobre todo prevalece y es lo que me da un ánimo inmenso de que aún sabiéndome tan superpecadora, algo de bien puedo hacer.
Hilda – Chile


.....VIDEO MOTIVACIONAL...................................................OSM 2011..




Autore: Ixcis
Album: Abrazando la noche
www.ixcis.org

5 PANES Y 2 PECES
Jn 6,1-13

¿Qué se puede hacer 
con cinco panes?
¿Qué se puede hacer
con dos peces?
Se pueden hacer
muchos milagros
si nada nuestro
nos guardamos.
Si hacemos
que todo sea de todos,
como al principio
de la Creación.


jueves, 21 de julio de 2011

"ES LO MEJOR ... EN MI VIDA".

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Querido/a Amigo/a:      
Estoy enviando también esta semana un breve comentario sobre el evangelio del domingo. Como siempre, mi intención es sólo ofrecer una provocación inicial, para que se pueda elaborar un comentario colectivo, con la experiencia y la reflexión de cada uno. Cada uno puede intervenir y aportar, si quiere y cuando quiere, sus opiniones y reflexiones, que serán enviadas luego a todo el grupo.

MAS ABAJO, un ejemplo de aporte-retorno sobre el evangelio del domingo pasado:  "Dejen que crezcan juntos".
Un abrazo
                              Bernardino 
    

  
..Lectio: 17º Domingo del Tiempo Ordinario (A)................................24  de  Julio  ..
                                          
                                     Reflexión del Evangelio según san Mateo 13,44-52
    

      Llenos de alegría   


Las parábolas que encontramos en el evangelio de san Mateo, con las cuales Jesús nos muestra el camino para abrirnos al Reino de Dios, es decir para que Dios sea el Rey de nuestra vida, no son simples artificios didácticos para una más fácil comprensión. Jesús esconde bajo esas comparaciones los secretos del Reino de Dios, y nos obliga a reflexionar para descubrir el sentido más profundo. Lo pueden entender sólo las personas “humildes y sencillas”. Los “sabios y prudentes”, que tienen la mente y el corazón ocupados por su sabiduría y sus intereses, podrán entender teóricamente muchas cosas, pero no serán capaces de dar su adhesión total a Jesús y seguir sus huellas.
En el evangelio de san Mateo 13, 44-52, tenemos tres parábolas de Jesús, fáciles y enigmáticas:  Jesús dijo a la multitud:
> El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en un campo; un hombre lo encuentra, lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, vende todo lo que posee y compra el campo.
> El Reino de los Cielos se parece también a un negociante que se dedicaba a buscar perlas finas; y al encontrar una de gran valor, fue a vender todo lo que tenía y la compró.
>  El Reino de los Cielos se parece también a una red que se echa al mar y recoge toda clase de peces. Cuando está llena, los pescadores la sacan a la orilla y, sentándose, recogen lo bueno en canastas y tiran lo que no sirve. Así sucederá al fin del mundo: vendrán los ángeles y separarán a los malos de entre los justos, para arrojarlos en el horno ardiente. Allí habrá llanto y rechinar de dientes. «¿Comprendieron todo esto?» «Sí», le respondieron.
Entonces agregó: «Todo escriba convertido en discípulo del Reino de los Cielos se parece a un dueño de casa que saca de sus reservas lo nuevo y lo viejo».

Un tesoro escondido y una perla fina: así es el Reino de Dios. Se puede encontrar por pura casualidad (pero, ¿existe la casualidad, o es Dios que dirige nuestros pasos?), o como resultado de una búsqueda larga y paciente. Lo que es importante es la reacción del que lo encuentra: “lleno de alegría vende todo lo que posee”. No hay nada más importante: sólo el tesoro, la perla fina, el Reino de Dios es lo único que vale. Pero ponerse en este camino, tener la capacidad de relativizar todo: intereses, prestigio, poder, bienes, diversiones, afectos, para entregarse al Reino de Dios, supone la alegría, el enamoramiento, el entusiasmo por haber descubierto el valor más grande. Hacer que Dios sea el Rey de nuestra vida no es sólo fruto de buena voluntad, de una opción ética. Sólo si somos “llenos de alegría”, locos de amor, podemos de verdad entregarnos a Cristo. Atraídos y seducidos por él, podemos también anunciarlo a los demás. Para evangelizar no es suficiente ser buenos catequistas, agentes de pastoral, o curas y monjas. Si no hemos sido seducidos por el Señor, somos “una campana ruidosa o unos platillos estridentes”.

“Vende todo lo que posee”. “No pueden servir a dos señores: a Dios y al dinero”. Necesitamos el dinero para vivir en esta sociedad, pero el dueño de nuestro corazón será Dios. Pertenecer a él, siguiendo a Jesús, como los primeros discípulos, que “dejándolo todo, lo siguieron”.

La otra parábola, sobre la “red que se echa al mar y recoge toda clase de peces”, parece orientarnos más hacia el miedo del juicio último, cuando “los ángeles separarán a los malos de entre los justos”, y arrojarán a los malos “en el horno ardiente”. Tal vez era ésta la intención de san Mateo, que tenía una comunidad un poco dormida, que necesitaba ser sacudida y animada. En realidad la finalidad de esta comparación es parecida a la de la parábola del trigo y la cizaña. Conviven en la sociedad, en la comunidad cristiana, y en nuestro mismo corazón, el bien y el mal. Estamos llamados a hacer un proceso de purificación personal y comunitaria, sin juzgar a nadie, sin imponer el bien a nadie, haciendo crecer el bien y la justicia y dejando a Dios el juicio último. Es una mirada hacia el presente, que está en nuestras manos, para jugar nuestra vida. Los miembros de la comunidad y sus dirigentes oirán este terrible juicio de Jesús: “Jamás los conocí. Apártense de mí, malhechores”, si no producen hoy frutos buenos con hechos concretos.





.....VIDEO MOTIVACIONAL...................................................OSM.2011..


 
.....Comentarios.....................................................................OSM.2011..
Hoy en día vemos como crece la cizaña y el trigo en la sociedad y la Iglesia chilena. Estamos viviendo una crisis. Hay un descontento en la ciudadanía. Paralelamente con los movimientos ciudadanos que reúnen a miles de personas en las calles, llenado la larga calle Alameda con manifestaciones pacíficas y culturales que dan cuenta de múltiples sueños ciudadanos, tales como una educación estatal y gratuita para todos, una Patagonia sin represas, surge la violencia de algunos pocos que empaña el movimiento social que se está generando.
Me gustaría que la Iglesia chilena estuviera más presente en el acompañamiento de estos sueños. Pero en la Iglesia también hay crisis. Vemos como hay tanta gente buena que trata de seguir a Jesús, sin embargo también se puede ver la dificultad de vivir hoy la comunión en la Iglesia, en medio de todo el escándalo por los abusos sexuales a niños. No podemos caminar en medio de todo este descontento social, político y religioso sin Jesús. Es muy fácil perderse sin Jesús. Asistimos a momentos de crisis y las crisis son anuncios de cambio. Que Jesús que nos acompañe, nos renueve y nos ayude a sacar muchos frutos de toda esta crisis.
Mónica – Chile

* * *
En la parábola del trigo y la cizaña, podemos hablar nuevamente – como la semana pasada – de Jesús en su vida en este mundo, de Dios Creador que sigue obrando hasta hoy día en la historia humana, del Espíritu del Señor Resucitado que está trabajando en el mundo y en la Iglesia, de cada cristiano y cristiana, y de cada persona en este mundo.
Y se puede repetir cada vez: existe una fuerza de crecer de lo bueno – una fuerza de crecimiento del bien –, que Dios mismo puso en su creación.
Por eso es fundamental dar todo el espacio necesario a esta fuerza de crecimiento, procurando lo siguiente:
- confiar en esta fuerza de crecimiento del bien;
- promover siempre el bien – la paz y la justicia – donde estemos;
- aceptar como algo muy normal que siempre habrá también lo negativo, la falta de libertad, lo que impide el crecimiento. Estas cosas forman parte de la vida;
- pero nunca hacerse dependientes de esto negativo y malo – y alguien se hace dependiente del mal principalmente de dos maneras: o queriendo erradicarlo a la fuerza, o incluso identificándose con el mal (parece que los trabajadores se fijan y se preocupan tanto de la mala hierba que se olvidan por completo del buen trigo);
- por lo contrario, hay que prestar toda la atención posible hacia todo lo que da buen fruto – y fruto en abundancia (ver también el texto del Evangelio de la semana pasada) –, en la plena confianza que Dios mismo da la garantía de la victoria del bien sobre el mal.


* * *
Reflexionando sobre la parábola del trigo y la cizaña, me di cuenta que muchas veces he  identificado estas dos realidades fuera de mí. Las veía en la sociedad, en la política, en la iglesia-institución.
Hoy prefiero mirar el trigo y la cizaña que están dentro de mí. Tal vez demasiadas veces me he sentido oprimida por el mal que, en muchas formas, está presente en mí y no he valorizado las cosas positivas, los dones de gracia que cada día la vida me ofrece.
Pienso que debería potenciar las partículas de luz que me habitan y con éstas iluminar las sombras, que también están dentro de mí, hasta hacerlas desaparecer.
Tal vez nuestra tarea aquí en la tierra es justamente la de llegar a ser criaturas luminosas, para poder ver sólo la luz  en las personas que encontramos.
Elena – Bergamo


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miércoles, 20 de julio de 2011

“AQUÍ ME TIENES.... MÁNDANE A MÍ”


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miércoles, 20 de julio, 2011

Con esta catequesis. termina, por ahora, el tema sobre la misa. Espero haya sido de provecho. Ojalá los que puedan participen al taller que voy a dar en nuestras parroquia sobre el mismo tema.

Un abrazo  p. Miro.


RITOS DE CONCLUSIÓN                                       

 “AQUÍ ME TIENES...  MÁNDANE A MÍ”

Esta parte de la misa junto con los ritos de introducción constituye el marco dentro del cual se desarrolla toda la acción eucarística.
Es este el momento en que se dan breves avisos para la semana. Luego el sacerdote saluda la asamblea y le da su bendición. El diácono (o, en su lugar, el mismo sacerdote) concluye despidiendo al pueblo: “Glorifiquen al Señor con su vida, pueden ir en paz”. A continuación el celebrante se retira saludando el altar.
En esta sucesión de ritos muy breves, se destaca el envío que hace la Iglesia de los participantes a la misa. “La Eucaristía -en efecto- es fuente y cumbre de la vida y de la misión de la Iglesia”. Los discípulos de Emaús después de la fracción del pan “se levantaron al instante y volvieron a Jerusalén. La misión, nos dice el p. Nouwen, es ante todo, referida a quienes nos conocen, que han oído hablar de Jesús, pero se han desanimados.  Cada día junto al dolor por las diversas pérdidas, tenemos la oportunidad de escuchar una palabra que nos invita a vivir dichas pérdidas como un camino hacia la gloria. Debemos hacernos disponibles a escuchar la historia de los demás en su encuentro con Jesús, el Viviente. Al final la Eucaristía nos pide que abandonemos la mesa y que vayamos con nuestros amigos a descubrir que Jesús está realmente vivo y nos llama a todos a formar un nuevo pueblo: el pueblo de la resurrección.

         


Oración.  “Y oí la voz del Señor que decía: “¿A quién enviaré, y quién irá
                por nosotros? Y respondí: “Aquí me tienes, envíame a mí”. Is 6,8

PREGUNTAS:
                 ¿Tenemos claro que la misa no termina en la
                  iglesia, sino que se abre sobre nuestro quehacer cotidiano?

                 ¿De que manera piensas aplicar esta enseñanza a tu vida?






  Canción:            "PESCADOR"  de Marcos Vidal 


     Canción: "PESCADOR de HOMBRES" Padre Jony   





 
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viernes, 15 de julio de 2011

LA "COMUNIÓN" EN LA MISA




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Aquí nuevamente con ustedes para entender mejor la misa y vivirla juntos. Cristo los ilumine con la luz de su Espíritu.

Un abrazo P. Miro                            





LA COMUNIÓN EN LA MISA                                               



“Uno es el Pan y uno es el Cuerpo”    1 Co. 10,17

La Comunión es el tercer momento de la liturgia eucarística. “No hay duda – afirma Juan Pablo II – de que el aspecto más evidente de la Eucaristía es el banquete”. Esto se desprende de la Última Cena, cuando Jesús, después de la bendición, convirtió el pan y el vino en su Cuerpo y en su Sangre para dárselo en comida a sus discípulos.
En la liturgia actual el rito de la comunión abarca varios momentos: la oración de Padre nuestro, el rito de la paz, la fracción del Pan y la comunión. Todos estos momentos apuntan a un único fin: establecer la unión íntima de Dios con  nosotros y la unión entre sí de todo el Cuerpo de la Iglesia. San Pablo lo expresa muy bien en 1Co 10,17: “Uno solo es el pan y uno es el cuerpo que formamos muchos; pues todos compartimos el único Pan”.
Habría mucho para reflexionar al respecto; yo en esta oportunidad me voy a detener sobre uno de los efectos importante para el cristiano e hoy y de siempre. Si no ponemos obstáculos al Espíritu Santo, la comunión nos hace descubrir unos a otros como personas que se pertenecen mutuamente porque cada una pertenece a Cristo. La comunión crea comunidad y esto se manifiesta de manera muy concreta: en el perdón, en la reconciliación, en el apoyo mutuo, en la ayuda a las personas necesitadas, en la solidaridad con los que sufren y en una preocupación creciente por la justicia y por la paz.


Oración. Señor, por tu Santa Comunión, aumenta en mí el amor a tu Iglesia.
               Hazme un verdadero hijo de la Iglesia.


PREGUNTAS
              ¿Cómo lo entiendes tú lo que enseña San Pablo:
                    “Un solo pan y  uno es el cuerpo?”


                   ¿En qué  sientes que debes superarte al respecto?


VIDEO MOTIVACIONAL
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jueves, 14 de julio de 2011

"Dejen que crezcan juntos..."



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Querido/a Amigo/a:
También esta semana estoy enviando a un pequeño grupo de amigos/as un breve comentario sobre el evangelio del domingo. Mi intención es sólo ofrecer una provocación inicial, para que se pueda elaborar un comentario colectivo, con la experiencia y la reflexión de cada uno. Cada uno puede intervenir y aportar, si quiere y cuando quiere, sus opiniones y reflexiones, que serán enviadas luego a todo el grupo.
ABAJO, un ejemplo de aporte-retorno sobre el evangelio del domingo pasado: ¿Qué clase de terreno eres?
Un abrazo.

    Bernardino

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Dejen que crezcan juntos

Jesús nos ofrece una manera diferente de vivir, no según los criterios comunes, sino según su propuesta, que él manifiesta con su vida y su enseñanza: un camino de servicio y solidaridad, hasta gastar la vida por amor. Cuando habla del “Reino de Dios”, quiere decir que si logramos progresivamente abrir nuestro corazón a su propuesta y realizarla, Dios será el Rey de nuestra vida, y no tendremos otros dueños o patrones.
Jesús ofrece a todos esta posibilidad, que puede ser aceptada o rechazada. Explica esto con comparaciones, con parábolas, como leemos en el evangelio de san Mateo 13, 24-43:
Jesús propuso a la gente esta parábola: «El Reino de los Cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras todos dormían vino su enemigo, sembró cizaña en medio del trigo y se fue. Cuando creció el trigo y aparecieron las espigas, también apareció la cizaña. Los peones fueron a ver entonces al propietario y le dijeron: "Señor, ¿no habías sembrado buena semilla en tu campo? ¿Cómo es que ahora hay cizaña en él?" Él les respondió: "Esto lo ha hecho algún enemigo". Los peones replicaron: "¿Quieres que vayamos a arrancarla?"
"No, les dijo el dueño, porque al arrancar la cizaña, corren el peligro de arrancar también el trigo. Dejen que crezcan juntos hasta la cosecha, y entonces diré a los cosechadores: Arranquen primero la cizaña y átenla en manojos para quemarla, y luego recojan el trigo en mi granero"».
También les propuso otra parábola:
«El Reino de los Cielos se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su campo. En realidad, ésta es la más pequeña de las semillas, pero cuando crece es la más grande de las hortalizas y se convierte en un arbusto, de tal manera que los pájaros del cielo van a cobijarse en sus ramas». Después les dijo esta otra parábola:
«El Reino de los Cielos se parece a un poco de levadura que una mujer mezcla con gran cantidad de harina, hasta que fermenta toda la masa».
Todo esto lo decía Jesús a la muchedumbre por medio de parábolas, y no les hablaba sin ellas, para que se cumpliera lo anunciado por el Profeta: «Hablaré en parábolas, anunciaré cosas que estaban ocultas desde la creación del mundo».

Entonces, dejando a la multitud, Jesús regresó a la casa; sus discípulos se acercaron y le dijeron: «Explícanos la parábola de la cizaña en el campo».
El les respondió: «El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los que pertenecen al Reino; la cizaña son los que pertenecen al Maligno, y el enemigo que la siembra es el demonio; la cosecha es el fin del mundo y los cosechadores son los ángeles. Así como se arranca la cizaña y se la quema en el fuego, de la misma manera sucederá al fin del mundo. El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y éstos quitarán de su Reino todos los escándalos y a los que hicieron el mal, y los arrojarán en el horno ardiente: allí habrá llanto y rechinar de dientes. Entonces los justos resplandecerán como el sol en el Reino de su Padre. ¡El que tenga oídos, que oiga!»

En la primera parábola vemos a dos sembradores: el Hijo del hombre, y el Enemigo, el Maligno; y dos clases de semilla: buena semilla de trigo, y hierba mala, la cizaña. Los dos sembradores siembran sus diferentes semillas en el único campo, que es el mundo. De sus semillas crecen buenos y malos. Ésta es la realidad en que vivimos: un mundo complejo, donde algunos viven un mensaje de amor, y otros son movidos por otros intereses e instintos. La división entre buenos y malos no pasa por las instituciones de pertenencia, como por ejemplo las religiones y las iglesias, sino por el corazón de cada uno. Y dentro del corazón mismo de cada uno pueden crecer contemporáneamente buen trigo y cizaña. Dentro la misma comunidad de los seguidores de Jesús se puede dar sa convivencia. Tal vez era ésta la preocupación pastoral de Mateo, cuando escribía su evangelio: una iglesia en el mismo tiempo santa y pecadora. Cuánto nos indignamos, porque quisiéramos ver una comunidad más generosa y llena de entusiasmo, y en cambio a veces nos movemos con la misma lógica del mundo, dominados por los mismos instintos de poder, acumular, ser servidos, agarrados a nuestros privilegios, por los cuales luchamos usando el nombre de Dios en vano.
Nos duele ver este enredo de trigo y cizaña en la misma iglesia. Y nos sorprende la orden de Jesús: “dejen que crezcan juntos”. Hacer todo lo que está en nuestras manos para vivir bien, en paz, para seguir a Jesús que “pasó haciendo el bien”, sin imponer nada a nadie, ni el mismo bien.
Hay otra comparación, otra parábola, en el evangelio de Mateo, con que Jesús nos habla del dinamismo, la fuerza con que crece el Reino de Dios. Es una parábola iluminadora frente al desaliento de algunos que están angustiados por el proceso de secularización de la sociedad de hoy, por la pérdida de valores, la disminución de la práctica religiosa en las nuevas generaciones, la falta de vocaciones sacerdotales y religiosas. Vivimos un proceso de transición que hay que asumir con mucha paz y sabiduría.
Las grandes transformaciones culturales y sociales que se están dando necesitan un largo tiempo para que se vaya conformando una nueva sociedad que tal vez estará siempre en una permanente renovación. Puede significar también una crisis profunda de la iglesia, así como ha venido estructurándose a lo largo de los siglos, pero no será el fin del Reino de Dios. El Reino de Dios es como un grano de mostaza, nos dice Jesús. Es el más pequeño de todas las semillas, “pero cuando crece es la más grande de todas las hortalizas y se convierte en un arbusto”. No un orgulloso cedro del Líbano que domina todos los árboles, sino un simple arbusto, que sólo sobresale entre las hortalizas, pero capaz de cobijar a los pájaros del cielo. Ningún proyecto de grandeza y de dominación de todos los pueblos, como era el sueño del mesianismo judío, sino humilde acogida y protección.
Una tercera parábola o comparación nos habla de levadura. Sin duda Jesús recuerda una experiencia familiar, en que “una mujer”, su madre, mezclaba “Un poco de levadura”, “con gran cantidad de harina”, para hacer el pan. Como la levadura, el Reino de Dios es eficaz y puede transformar la humanidad, sin apariencias triunfalistas, sino desapareciendo y actuando desde el interior de la masa.
Las enseñanzas de estas parábolas pueden liberarnos de la angustia y del miedo, y darnos una grande paz, que nos permita ser una presencia activa y transformadora en el mundo de hoy, libres de la tentación del poder y del prestigio, sólo inspirados por la Palabra de Dios y confiados en la energía de su Reino.

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Marcela Gándara:               "TU PALABRA"


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Si, ojalá supiéramos reconocer qué clase de tierra somos y una vez descubierta, en el contacto con el Jesús del evangelio, volver una y otra vez a suplicar al Espíritu que nos haga disponibles para acoger, cada día la Buena Semilla, la que brota de nuestro interior, de los otros o de los acontecimientos... y que confiados/as en su ayuda sepamos responder siempre amando, comprometiéndonos en buscar el bien y la justicia para todos.
Desde la humildad y la confianza en Dios, dejándonos llevar por el Espíritu, llegaremos a producir el 100 por uno, se irá forjando el Reino, crecerá la esperanza en medio del desencanto, resurgirán las utopías que nos ayudarán a vivir plenamente.
Pilar – Manresa
* * *
Creo que en distintas etapas de mi vida he sido diferentes clases de terreno. En algunas trataba de tener como centro la palabra de Jesús y de cumplirla, pero los niños chicos, el trabajo, los problemas en casa, me hacían distraer del camino. Traté de mantenerme en contacto con la Palabra  pero en la comunidad en que participaba, ya no se realizaban actividades en conjunto, sólo la celebración de la misa y eso no era suficiente, no encontraba la forma de poner en práctica el mensaje y de hacer algo junto a otras personas y no de manera aislada. Ahora que los chiquilines están más grandes hice la opción de trabajar en un lugar que me demanda mucha energía y tiempo pero en el que siento que soy útil y estoy volviendo a participar más en actividades que puedo compartir con otras personas que buscan lo mismo. Yo creo que el camino se hace en comunidad y que el terreno se mantiene más abonado si nos acompañamos unos a otros. Pero los frutos van a aparecer, muchos o pocos, en la medida que hagamos cosas para otros.

Lucía Uruguay
* * *

«Cada hombre [cada mujer] es una gleba de tierra, apta para dar la vida a tus gérmenes divinos, oh Dios».
Así comienza una esplendida oración de la noche, de P. Juan Vannucci. Cómo quisiera ser un terrón de tierra buena, lista para acoger la palabra de Dios, no sólo a través de las palabras del evangelio, sino también respondiendo con entusiasmo y empeño a las solicitaciones que me llegan del encuentro con los demás.
Y cómo quisiera ser un terrón de tierra pura, no contaminada por muchas mezquindades de cada día.
Pienso que para mí hay todavía mucho que azadonar y arar.
Me molesta, en el texto del evangelio, la frase: «Al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene». Sé que hay que contextualizarla, pero me molesta siempre la manera de hablar de Jesús de una forma tan dura y exigente. Quisiera entender más.
Elena – Bergamo
                                                                                    * * *

Yo creo que soy todos los tipos de tierra... Algunas invitaciones de Jesús, ni las capto. Otras me entusiasman a morir... y las abandono pronto. Otras se van ahogando de a poco. Otras, de algún modo están allí, a través de los años. Yo quisiera ser flores y frutos abundantes. Y no quisiera tener el corazón endurecido, "para que yo no los sane". Me parece que en estos tiempos vivimos como corriendo, y entonces, se nos endurece el corazón. Necesito, necesitamos, detenernos, calmarnos, para captar que se nos endurece el corazón, y así ver que necesitamos que él nos sane. Creo que podemos parar, que puedo elegir vivir más detenidamente, y ahí dejarme sanar... y ayudar a que otros, otras también se dejen sanar.
Gloria – Coyhaique



EL VIVE 2014


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