"ÁMENSE LOS UNOS A LOS OTROS"

jueves, 21 de marzo de 2013

“CAMINO A JERUSALÉN".

Querido/a Amigo/a:

Te envío un breve comentario sobre el evangelio de este Domingo de RAMOS 2013: 

“CAMINO A JERUSALÉN".

La reflexión, como siempre, es sólo una sugerencia inicial, para que se pueda elaborar un comentario colectivo, con la experiencia y la reflexión de cada uno. Cada uno puede intervenir y aportar, si quiere y cuando quiere, sus opiniones y reflexiones, que luego serán enviadas a todo el grupo.
Después un aporte-retorno sobre el evangelio del domingo pasado: 

“EN FLAGRANTE ADULTERIO”.

Un abrazo... P. Bernardino



              “CAMINO A JERUSALÉN".            


Muchas tradiciones religiosas tienen como herencia y patrimonio la idea de un Dios grande y glorioso. Y la grandeza de Dios superaría infinitamente la grandeza de todos los hombres y de todas las cosas, pero en el fondo se trataría de los mismos criterios de la grandeza humana, llevada al extremo en Dios.

En cambio, para los cristianos, lo que podemos conocer de Dios lo sabemos a través de Jesús, y él nos transmite una imagen de Dios bien diferente.

 Leemos en evangelio de san Lucas 19, 28-40                                            


Jesús, acompañado de sus discípulos, iba camino a Jerusalén. Cuando se acercó a Betfagé y Betania, al pie del monte llamado de los Olivos, envió a dos de sus discípulos, diciéndoles: “Vayan al pueblo que está enfrente y, al entrar, encontrarán un asno atado, que nadie ha montado todavía. Desátenlo y tráiganlo; y si alguien les pregunta: ¿Por qué lo desatan?, respondan: El Señor lo necesita”. Los enviados partieron y encontraron todo como Él les había dicho. Cuando desataron el asno, sus dueños les dijeron: “¿Porqué lo desatan?”. Y ellos respondieron: “El Señor lo necesita”. Luego llevaron el asno adonde estaba Jesús y, poniendo sobre él sus mantos, lo hicieron montar. Mientras El avanzaba, la gente extendía sus mantos sobre el camino. Cuando Jesús se acercaba a la pendiente del monte de los Olivos, todos los discípulos, llenos de alegría, comenzaron a alabar a Dios en alta voz, por todos los milagros que habían visto. Y decían: “¡Bendito sea el Rey que viene en nombre del Señor! ¡Paz en el cielo y gloria en las alturas!”. Algunos fariseos que se encontraban entre la multitud le dijeron: “Maestro, reprende a tus discípulos”. Pero Él respondió: “Les aseguro que si ellos callan, gritarán las piedras”.

PALABRA de DIOS



Al concluir su predicación en Galilea...
Jesús “endureció su rostro” y emprendió decididamente su viaje hacia Jerusalén, donde tenía que cumplirse su éxodo, su pasión, muerte y resurrección. A lo largo del viaje él va demostrando cuál es su misión, e indicando el camino que deben recorrer los que caminan con él, los que quieran ser sus discípulos y discípulas. Cuando llega cerca de Jerusalén, prepara cuidadosamente su ingreso a la capital. Es la meta de su viaje. En Jerusalén realizará su última manifestación, que se concluye fuera de la ciudad, en el monte Calvario.


 Es el tiempo en que llega a Jerusalén...
una muchedumbre inmensa de peregrinos, para celebrar la fiesta de la Pascua. En ese momento reviven las esperanzas mesiánicas, que las distintas corrientes cuidaban y alimentaban. Algunos soñaban con un Mesías poderoso y guerrero, otros con un Mesías juez, o sacerdote, o rey… Jesús se inserta en el flujo de los peregrinos y de sus sueños mesiánicos, pero aclara cuál es el tipo de mesianismo que él realiza. Envía a dos discípulos para que le traigan un asno, y montado en él entra en la ciudad. No es la cabalgadura de los conquistadores, que entraban gloriosamente con sus caballos en las ciudades sometidas. El burro en ese tiempo servía para arar, para traer la cosecha del campo, útil en todos los trabajos, era la extensión de los brazos del hombre, estaba al servicio de la vida, no de la guerra y de la muerte, como los caballos. Lucas insiste en subrayar que el asno está ‘atado’, “que nadie ha montado todavía”. Ningún jefe militar, civil, religioso, se había subido en él, había hecho la opción de humildad y servicio de Jesús. Él lo elige, para indicar la originalidad de su mesianismo. Es el Mesías anunciado por el profeta Zacarías: “Mira a tu rey que está llegando, justo, victorioso, humilde, cabalgando un burro, una cría de burra. Destruirá los carros de Efraín y los caballos de Jerusalén; destruirá los arcos de guerra y proclamará la paz a las naciones” (9, 9-10): un mesías siervo, que trae la paz. Entra en la ciudad para entregar su vida.



Tal vez algún discípulo lo habrá parcialmente entendido. Muchos otros lo proyectan dentro de sus expectativas mesiánicas nacionalistas: “la gente extendía sus mantos sobre el camino”. Todos proclaman: “¡Bendito sea el Rey que viene en nombre del Señor! ¡Paz en el cielo y gloria en las alturas!”.


El grito del pueblo molesta al poder...
Algunos fariseos le exigen a Jesús: “Maestro, reprende a tus discípulos”.Jesús sabe bien que no se puede acallar la buena noticia: “Les aseguro que si ellos callan, gritarán las piedras”. Gritará sobre todo la piedra “muy grande” que tapaba el sepulcro, cuando será removida para anunciar la fuerza irresistible de la resurrección.


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BernardinoZanella... bernardino.zanella@gmail.com
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 DOMINGO 5to de CUARESMA 2013                                                          
“EN FLAGRANTE ADULTERIO”.

La mejor y más auténtica visión de este evangelio la he sentido al leer el libro de Osho (El significado oculto de los Evangelios, Editorial Edaf, págs. 113 a 139. Y de él la manera que cuenta la hermosa imagen de Jesús escribiendo en la arena con su dedo. Sólo cito esto, pero en realidad recomiendo su lectura completa:

"El que de ustedes no tenga pecado que tire el primero una piedra". Así pues, empiecen, pero sólo aquellos que estén sin pecado. Esto es una nueva aportación de Jesús. Sólo puedes juzgar si no estás en pecado. Sólo puedes castigar si no has pecado. Si estás en el mismo barco, ¿cuál es el punto?, ¿quién va a castigar a quién? Y nadie está libre de pecado. La diferencia entre pecado y crimen es sólo el hecho, llevar a cabo el pensamiento. Pero Dios lee nuestros pensamientos, para él no existe ninguna diferencia, tanto si lo piensas como si lo haces es lo mismo. En el momento que lo piensas ya lo has hecho.

Entonces (esto lo digo yo),¿juzgar a otro mientras que nosotros estamos en permanente pecado? Y desde la más absoluta inconsciencia.

Contrición, perdón, limpieza y re-direccionamiento de nuestra mente. Y el pecado: la dualidad, pensar y vivir y sentir de maneras diferentes, irá descendiendo, teniendo menos fuerza, menos alimento y así poco a poco podremos reconocernos como hermanos y vivir un poco más en paz.


 Isabel, Citybell, La Plata – Argentina

* * *

Jesucristo emplea las mismas palabras con nosotros, cada vez que nos caímos, para darnos cuenta de nuestra fragilidad, sabiéndonos creaturas delante de él. Cuan importante es reconocerlo, porque debemos actuar de la misma manera con los demás como él actúa con nosotros. El perdón es liberador, no me esclaviza, ni ata a las personas. Sólo el amor del Señor que uno siente, es capaz de ayudarnos a perdonar al otro. Debemos ser consecuentes en nuestra vida. Le pedimos al Señor que nos perdone y no somos capaces de perdonar a los que conviven con, nosotros. Por eso nos dice que tiremos la piedra primero, para que veamos nuestra vida y aprendamos a ser misericordioso con los demás cómo El es con nosotros.



  María Teresa, Santiago – Chile

* * *

Jesús acoge a la pecadora con infinita misericordia, porque él es así. Los acusadores son estrictos para hacer cumplir la ley y tienden una trampa a Jesús: si perdona a la pecadora, le acusarán de no cumplir la Ley. Y si aplica la ley, le acusaran de "asesino" o inmisericorde.

Se fijan en el pecado ajeno y no hacen caso de su propio pecado, se creen los buenos. Condenan sin compasión tanto a Jesús como a la mujer; con hipocresía y maldad se retiran de la presencia liberadora de Jesús, con sus pecados, no se arrepienten. Jesús, dándose cuenta de sus intenciones, les devuelve la acusación y así quedan desenmascarados. Perdona a la mujer y le dice que no vuelva a pecar; recomienda que cambie de vida, no la acusa, la comprende. La rehabilita como hija de Dios. Esa es la misericordia de Dios que actúa por medio de Jesús.

Así debo aprender a no juzgar ni ver los pecados de los demás, ni fijarme en sus defectos, mas al contrario, pedir a Dios misericordia, aprender a perdonar.

  
 Silvia, La Paz –Bolivia

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