Te envío un breve comentario sobre el evangelio de este domingo:
¡ÁBRETE!
La reflexión, como siempre, es sólo una sugerencia inicial, para que se pueda elaborar un comentario colectivo, con la experiencia y la reflexión de cada uno. Cada uno puede intervenir y aportar, si quiere y cuando quiere, sus opiniones y reflexiones, que luego serán enviadas a todo el grupo.
Abajo, un aporte-retorno sobre el evangelio del domingo pasado:
La reflexión, como siempre, es sólo una sugerencia inicial, para que se pueda elaborar un comentario colectivo, con la experiencia y la reflexión de cada uno. Cada uno puede intervenir y aportar, si quiere y cuando quiere, sus opiniones y reflexiones, que luego serán enviadas a todo el grupo.
Abajo, un aporte-retorno sobre el evangelio del domingo pasado:
“DESDE EL CORAZÓN".
En un tiempo en que las comunicaciones parecen haber superado todas las barreras, en un mundo tan interconectado, la condición de muchas personas es la de un profundo aislamiento, por la incapacidad de escucha y de una verdadera comunicación; o la comunicación sirve para un proceso de masificación, en que muchos pierden su identidad y originalidad.
Para la reflexión, nos puede servir un texto del Evangelio de san Marcos 7, 31-37:
«Cuando Jesús volvía de la región de Tiro, pasó por Sidón y fue hacia el mar de Galilea, atravesando el territorio de la Decápolis. Entonces le presentaron a un sordomudo y le pidieron que le impusiera las manos. Jesús lo separó de la multitud y, llevándolo aparte, le puso los dedos en las orejas y con su saliva le tocó la lengua. Después, levantando los ojos al cielo, suspiró y le dijo: “Efatá”, que significa: “Ábrete”. Y en seguida se abrieron sus oídos, se le soltó la lengua y comenzó a hablar normalmente. Jesús les mandó insistentemente que no dijeran nada a nadie, pero cuanto más insistía, ellos más lo proclamaban y, en el colmo de la admiración, decían: “Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos”».
El texto del evangelio de san Marcos nos presenta a Jesús en un territorio pagano, superando las barreras geográficas y religiosas de Israel.
Aparece un sordomudo, que llega a Jesús no por su propia iniciativa, sino llevado por otros, que “le pidieron que le impusiera las manos”.
El sordomudo vive una condición de grave aislamiento y soledad, pero en este evangelio es también un símbolo poderoso de la condición de un mundo enfermo, discípulos y paganos, que no es capaz de escuchar y recibir un mensaje de comunión y de vida, encerrado en sí mismo: un mundo de exclusiones e intolerancia. Y por eso incapaz también de transmitir y comunicar a los demás esta pasión por la vida. Sordo y mudo. Es como una zona muerta de la humanidad, en que se ha apagado el Espíritu. Y no se mueve en la búsqueda de un cambio, porque ni lo imagina. Le basta el conjunto de intereses que orientan su existencia y por los cuales invierte toda su energía.
LECTIO DOMINGO 02 DE SEPTIEMBRE
"DESDE EL CORAZÓN"
Este evangelio lo siento un llamado también para nosotros y nosotras hoy día, para preguntarnos con sinceridad: ¿qué imagen de Dios tenemos?, ¿qué Dios es el que nos mueve? ¿es el Dios de Jesús el que nos motiva? ¿Nos mueve el amor o más bien el cumplimiento de ciertos ritos y tradiciones?, ¿es Dios el centro de la vida de la Iglesia o el centro somos nosotros mismos que queremos aparecer como cumplidores ante los demás para engordar nuestro propio ego? Muchas veces siento que nos preocupa cumplir con tradiciones, con cosas que hemos hecho por años en lugar de pararnos y reflexionar si es lo que hoy conviene o vale la pena vivir o hacer en nuestras comunidades. También por cumplir con ciertas reglas, nos privamos de relacionarnos desde el corazón con los demás y nos vamos ensombreciendo o enfermando. Nos olvidamos que Dios es Padre y sólo quiere nuestro bien y felicidad. Entonces, tal vez, sería mejor rescatar, purificar y cuidar el corazón en lugar de preocuparnos tanto por cumplir con los ritos externos, aparentando tener todo limpio, ordenado, para mantener la imagen de puros que queremos proyectar. Celebrar al Dios de la vida vale la pena si llevamos a Dios en el corazón, si hacemos vida lo que creemos, si gastamos la vida amando a los demás, defendiendo a los pobres, apoyando a los que hoy no pueden estudiar por falta de recursos, caminando con las minorías, aunque eso desordene lo establecido..., como Jesús que sanó en día sábado, que comió con pecadores y prostitutas, que defendió a la mujer adúltera. Esa pureza me gusta, la que no es sólo externa o aparente, la que brota desde adentro, desde el corazón.
Mónica, El Abrazo de Maipú – Chile
* * *
El que esté libre de hipocresía, que tire la primera piedra. Yo no podría ni siquiera tomar la piedra. Sólo espero confiada en el Espíritu de mi Señor, que me ha llevado al desierto, donde me he podido encontrar con él y con mis propias miserias. Sólo ahí he podido vivir el verdadero amor del Padre. En el silencio y en la soledad, le he entregado mi corazón a Cristo, para que él lo vaya moldeando según su voluntad.
Lorena, Santiago – Chile
* * *
Bellísimas palabras: la impureza sale del corazón del hombre y ensucia con su ego posesivo y manipulador todas las cosas... Pero el corazón del hombre, si se abre, puede ser también fuente de amor eterno y belleza.
Isabel, City Bell – Argentina
* * *
La pureza viene desde que el pueblo de Dios entra en la tierra prometida, para que no se contamine con la forma de vida de sus habitantes, y es por eso la serie de rituales externos, que los fariseos de ayer y de hoy observan.
Jesucristo viene a cambiar lo exterior por lo interior, por una vida que sea purificada interiormente para el Señor, no con las apariencias exteriores, sino por el corazón, porque en el fondo del corazón, es ahí donde él habita, en cada uno de nosotros.
Sí yo amo, adoro y reverencio a Dios y sé que Jesucristo habita en el fondo de mí corazón, debo purificarme e ir muriendo a todo lo que de este mundo me ata y impide que él se manifieste y seamos transparencia de Jesucristo en la vida, para que nuestros hermanos alejados y que no creen en él, vean nuestra forma de vida. La gracia al Señor permitirá que ellos crean que él verdaderamente existe, por la vida que yo llevo interiormente, para gloria a alabanza del Señor.
María Teresa, Santiago – Chile
* * *
En el mensaje del evangelio de san Marcos, Jesús hace una fuerte crítica a los fariseos, quienes se ocupan de los detalles superficiales que según su tradición son importantes, pero el fondo que debería importar no les interesa. Para much@s laic@s, sacerdotes y religios@s es más fácil esconderse también en las tradiciones ya sean religiosas o populares que enfrentar las necesidades de quienes históricamente han sido postergados en sus libertades y derechos que debería ser una de tantas formas de dar fidelidad al mensaje cristiano. La asistencia a fiestas con el pretexto de ser devotos de un rito cristiano, o hacer un juramento con una cruz en los dedos sin pensar en la profundidad de un verdadero compromiso, se parece a la actitud de los fariseos. Cuando Jesús les señala: “Ninguna cosa externa que entra en el hombre puede mancharlo; lo que lo hace impuro es aquello que sale del hombre. Porque es del interior, del corazón de los hombres…” es un objetivo principal que deberíamos practicar. Por ejemplo, una actitud generosa, con valores como la solidaridad, la comunión, es mucho más valiosa que simples discursos.
Francisco, Oruro – Bolivia
* * *
Este evangelio me llevó a pensar en la importancia de lo sencillo, transparente ante nuestro Dios. No le interesan tantas parafernalias en nuestros actos y ritos. El mira nuestro corazón y allí está el verdadero culto a El, limpiándonos de todo pecado que nos ofende y ofende a nuestro buen Dios. Lo que más interesa es el amor.
Haydee, La Paz – Bolivia
Un abrazo.Bernardino
¡ÁBRETE!
En un tiempo en que las comunicaciones parecen haber superado todas las barreras, en un mundo tan interconectado, la condición de muchas personas es la de un profundo aislamiento, por la incapacidad de escucha y de una verdadera comunicación; o la comunicación sirve para un proceso de masificación, en que muchos pierden su identidad y originalidad.
Para la reflexión, nos puede servir un texto del Evangelio de san Marcos 7, 31-37:
«Cuando Jesús volvía de la región de Tiro, pasó por Sidón y fue hacia el mar de Galilea, atravesando el territorio de la Decápolis. Entonces le presentaron a un sordomudo y le pidieron que le impusiera las manos. Jesús lo separó de la multitud y, llevándolo aparte, le puso los dedos en las orejas y con su saliva le tocó la lengua. Después, levantando los ojos al cielo, suspiró y le dijo: “Efatá”, que significa: “Ábrete”. Y en seguida se abrieron sus oídos, se le soltó la lengua y comenzó a hablar normalmente. Jesús les mandó insistentemente que no dijeran nada a nadie, pero cuanto más insistía, ellos más lo proclamaban y, en el colmo de la admiración, decían: “Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos”».
El texto del evangelio de san Marcos nos presenta a Jesús en un territorio pagano, superando las barreras geográficas y religiosas de Israel.
Aparece un sordomudo, que llega a Jesús no por su propia iniciativa, sino llevado por otros, que “le pidieron que le impusiera las manos”.
El sordomudo vive una condición de grave aislamiento y soledad, pero en este evangelio es también un símbolo poderoso de la condición de un mundo enfermo, discípulos y paganos, que no es capaz de escuchar y recibir un mensaje de comunión y de vida, encerrado en sí mismo: un mundo de exclusiones e intolerancia. Y por eso incapaz también de transmitir y comunicar a los demás esta pasión por la vida. Sordo y mudo. Es como una zona muerta de la humanidad, en que se ha apagado el Espíritu. Y no se mueve en la búsqueda de un cambio, porque ni lo imagina. Le basta el conjunto de intereses que orientan su existencia y por los cuales invierte toda su energía.
Pero otros lo llevan al encuentro con Jesús.
Jesús realiza gestos que parecen incomprensibles: separa el sordomudo de la multitud, para que se encuentre consigo mismo, lejos del ambiente que lo condiciona. “Le puso los dedos en las orejas y con su saliva le tocó la lengua”: lo va como plasmando de nuevo, y le inspira su aliento vital. “Después, levantando los ojos al cielo, suspiró y le dijo: ‘Efatá’, que significa: Ábrete”: es una nueva creación, un hombre nuevo: “en seguida se abrieron sus oídos, se le soltó la lengua y comenzó a hablar normalmente”. la Palabra, y a partir de esa escucha, hacerse mensajero de la Buena Noticia. Ahora no habrá mordazas ni religiosas ni políticas que puedan encadenar la Palabra. Ahora podrá unirse al coro de los que proclaman: “Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos”.No es suficiente la indicación de Jesús para frenar el entusiasmo: “Les mandó insistentemente que no dijeran nada a nadie”. Sin duda la preocupación de Jesús es que no se interprete de manera equivocada ese gesto de sanación: no quiere ser una manifestación de poder, que se podría aprovechar fácilmente en favor del proyecto de un mesianismo nacionalista que alimentan los mismos discípulos. Es sólo una señal, para indicar una dirección: una humanidad nueva, ni sorda ni muda, capaz de escucharse y de escuchar, de escuchar las profundas inquietudes de su ser, las angustias y esperanzas del mundo, y escuchar la naturaleza y toda la creación. Y capaz de hablar, con respeto y dignidad, sin mentiras y ambigüedad, con humildad y franqueza.
Jesús realiza gestos que parecen incomprensibles: separa el sordomudo de la multitud, para que se encuentre consigo mismo, lejos del ambiente que lo condiciona. “Le puso los dedos en las orejas y con su saliva le tocó la lengua”: lo va como plasmando de nuevo, y le inspira su aliento vital. “Después, levantando los ojos al cielo, suspiró y le dijo: ‘Efatá’, que significa: Ábrete”: es una nueva creación, un hombre nuevo: “en seguida se abrieron sus oídos, se le soltó la lengua y comenzó a hablar normalmente”. la Palabra, y a partir de esa escucha, hacerse mensajero de la Buena Noticia. Ahora no habrá mordazas ni religiosas ni políticas que puedan encadenar la Palabra. Ahora podrá unirse al coro de los que proclaman: “Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos”.No es suficiente la indicación de Jesús para frenar el entusiasmo: “Les mandó insistentemente que no dijeran nada a nadie”. Sin duda la preocupación de Jesús es que no se interprete de manera equivocada ese gesto de sanación: no quiere ser una manifestación de poder, que se podría aprovechar fácilmente en favor del proyecto de un mesianismo nacionalista que alimentan los mismos discípulos. Es sólo una señal, para indicar una dirección: una humanidad nueva, ni sorda ni muda, capaz de escucharse y de escuchar, de escuchar las profundas inquietudes de su ser, las angustias y esperanzas del mundo, y escuchar la naturaleza y toda la creación. Y capaz de hablar, con respeto y dignidad, sin mentiras y ambigüedad, con humildad y franqueza.
"DESDE EL CORAZÓN"
Este evangelio lo siento un llamado también para nosotros y nosotras hoy día, para preguntarnos con sinceridad: ¿qué imagen de Dios tenemos?, ¿qué Dios es el que nos mueve? ¿es el Dios de Jesús el que nos motiva? ¿Nos mueve el amor o más bien el cumplimiento de ciertos ritos y tradiciones?, ¿es Dios el centro de la vida de la Iglesia o el centro somos nosotros mismos que queremos aparecer como cumplidores ante los demás para engordar nuestro propio ego? Muchas veces siento que nos preocupa cumplir con tradiciones, con cosas que hemos hecho por años en lugar de pararnos y reflexionar si es lo que hoy conviene o vale la pena vivir o hacer en nuestras comunidades. También por cumplir con ciertas reglas, nos privamos de relacionarnos desde el corazón con los demás y nos vamos ensombreciendo o enfermando. Nos olvidamos que Dios es Padre y sólo quiere nuestro bien y felicidad. Entonces, tal vez, sería mejor rescatar, purificar y cuidar el corazón en lugar de preocuparnos tanto por cumplir con los ritos externos, aparentando tener todo limpio, ordenado, para mantener la imagen de puros que queremos proyectar. Celebrar al Dios de la vida vale la pena si llevamos a Dios en el corazón, si hacemos vida lo que creemos, si gastamos la vida amando a los demás, defendiendo a los pobres, apoyando a los que hoy no pueden estudiar por falta de recursos, caminando con las minorías, aunque eso desordene lo establecido..., como Jesús que sanó en día sábado, que comió con pecadores y prostitutas, que defendió a la mujer adúltera. Esa pureza me gusta, la que no es sólo externa o aparente, la que brota desde adentro, desde el corazón.
Mónica, El Abrazo de Maipú – Chile
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El que esté libre de hipocresía, que tire la primera piedra. Yo no podría ni siquiera tomar la piedra. Sólo espero confiada en el Espíritu de mi Señor, que me ha llevado al desierto, donde me he podido encontrar con él y con mis propias miserias. Sólo ahí he podido vivir el verdadero amor del Padre. En el silencio y en la soledad, le he entregado mi corazón a Cristo, para que él lo vaya moldeando según su voluntad.
Lorena, Santiago – Chile
* * *
Bellísimas palabras: la impureza sale del corazón del hombre y ensucia con su ego posesivo y manipulador todas las cosas... Pero el corazón del hombre, si se abre, puede ser también fuente de amor eterno y belleza.
Isabel, City Bell – Argentina
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La pureza viene desde que el pueblo de Dios entra en la tierra prometida, para que no se contamine con la forma de vida de sus habitantes, y es por eso la serie de rituales externos, que los fariseos de ayer y de hoy observan.
Jesucristo viene a cambiar lo exterior por lo interior, por una vida que sea purificada interiormente para el Señor, no con las apariencias exteriores, sino por el corazón, porque en el fondo del corazón, es ahí donde él habita, en cada uno de nosotros.
Sí yo amo, adoro y reverencio a Dios y sé que Jesucristo habita en el fondo de mí corazón, debo purificarme e ir muriendo a todo lo que de este mundo me ata y impide que él se manifieste y seamos transparencia de Jesucristo en la vida, para que nuestros hermanos alejados y que no creen en él, vean nuestra forma de vida. La gracia al Señor permitirá que ellos crean que él verdaderamente existe, por la vida que yo llevo interiormente, para gloria a alabanza del Señor.
María Teresa, Santiago – Chile
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En el mensaje del evangelio de san Marcos, Jesús hace una fuerte crítica a los fariseos, quienes se ocupan de los detalles superficiales que según su tradición son importantes, pero el fondo que debería importar no les interesa. Para much@s laic@s, sacerdotes y religios@s es más fácil esconderse también en las tradiciones ya sean religiosas o populares que enfrentar las necesidades de quienes históricamente han sido postergados en sus libertades y derechos que debería ser una de tantas formas de dar fidelidad al mensaje cristiano. La asistencia a fiestas con el pretexto de ser devotos de un rito cristiano, o hacer un juramento con una cruz en los dedos sin pensar en la profundidad de un verdadero compromiso, se parece a la actitud de los fariseos. Cuando Jesús les señala: “Ninguna cosa externa que entra en el hombre puede mancharlo; lo que lo hace impuro es aquello que sale del hombre. Porque es del interior, del corazón de los hombres…” es un objetivo principal que deberíamos practicar. Por ejemplo, una actitud generosa, con valores como la solidaridad, la comunión, es mucho más valiosa que simples discursos.
Francisco, Oruro – Bolivia
* * *
Este evangelio me llevó a pensar en la importancia de lo sencillo, transparente ante nuestro Dios. No le interesan tantas parafernalias en nuestros actos y ritos. El mira nuestro corazón y allí está el verdadero culto a El, limpiándonos de todo pecado que nos ofende y ofende a nuestro buen Dios. Lo que más interesa es el amor.
Haydee, La Paz – Bolivia
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