Te envío un breve comentario sobre el evangelio de este domingo:
“EL ÚLTIMO DE TODOS”.
La reflexión, como siempre, es sólo una sugerencia inicial, para que se pueda elaborar un comentario colectivo, con la experiencia y la reflexión de cada uno. Cada uno puede intervenir y aportar, si quiere y cuando quiere, sus opiniones y reflexiones, que luego serán enviadas a todo el grupo.
Abajo se encuentra un aporte-retorno sobre el evangelio del 16 septiembre:
La reflexión, como siempre, es sólo una sugerencia inicial, para que se pueda elaborar un comentario colectivo, con la experiencia y la reflexión de cada uno. Cada uno puede intervenir y aportar, si quiere y cuando quiere, sus opiniones y reflexiones, que luego serán enviadas a todo el grupo.
Abajo se encuentra un aporte-retorno sobre el evangelio del 16 septiembre:
¿QUIEN DICEN QUE SOY YO?
El instinto de poder tiene raíces profundas en el corazón del hombre, y se manifiesta en miles de formas. También en el ámbito religioso, se pueden usar palabras como “servicio”, “dedicación”, “entrega”, pero hace falta mucha vigilancia para darse cuenta si atrás del lenguaje no se esconde una sutil voluntad de poder.
Leemos en el evangelio de san Marcos 9, 30-37:
Jesús atravesaba la Galilea junto con sus discípulos y no quería que nadie lo supiera, porque enseñaba y les decía: “El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; lo matarán y tres días después de su muerte, resucitará”. Pero los discípulos no comprendían esto y temían hacerle preguntas. Llegaron a Cafarnaúm y, una vez que estuvieron en la casa, les preguntó: “¡De qué hablaban en el camino?”. Ellos callaban, porque habían estado discutiendo sobre quién era el más grande. Entonces, sentándose, llamó a los Doce y les dijo: “El que quiere ser el primero, debe hacerse el último de todos y el servidor de todos”. Después, tomando a un niño, lo puso en medio de ellos y, abrazándolo, les dijo: “El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí, y el que me recibe, no es a mí al que recibe, sino a Aquél que me ha enviado”.
Un abrazo... P. Bernardino
“EL ÚLTIMO DE TODOS”.
El instinto de poder tiene raíces profundas en el corazón del hombre, y se manifiesta en miles de formas. También en el ámbito religioso, se pueden usar palabras como “servicio”, “dedicación”, “entrega”, pero hace falta mucha vigilancia para darse cuenta si atrás del lenguaje no se esconde una sutil voluntad de poder.
Leemos en el evangelio de san Marcos 9, 30-37:
Jesús atravesaba la Galilea junto con sus discípulos y no quería que nadie lo supiera, porque enseñaba y les decía: “El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; lo matarán y tres días después de su muerte, resucitará”. Pero los discípulos no comprendían esto y temían hacerle preguntas. Llegaron a Cafarnaúm y, una vez que estuvieron en la casa, les preguntó: “¡De qué hablaban en el camino?”. Ellos callaban, porque habían estado discutiendo sobre quién era el más grande. Entonces, sentándose, llamó a los Doce y les dijo: “El que quiere ser el primero, debe hacerse el último de todos y el servidor de todos”. Después, tomando a un niño, lo puso en medio de ellos y, abrazándolo, les dijo: “El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí, y el que me recibe, no es a mí al que recibe, sino a Aquél que me ha enviado”.
PALABRA del SEÑOR
Jesús se dedica a la formación de sus discípulos... una formación que no transmite sólo conocimientos, sino una experiencia, opuesta a los criterios de vida de la sociedad.
Aparecen claramente dos opciones diferentes. De un lado Jesús, que va anunciando por segunda vez cuál es su destino: “El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; lo matarán y tres días después de su muerte, resucitará”. Es un camino de entrega de la vida, de humillación y muerte que le infligirán “los hombres”, los que no son guiados por el Espíritu del “Hijo del hombre”.
Jesús, en “la casa”, se sienta: es el maestro en medio de la comunidad, y quiere dar una enseñanza esencial para los que lo siguen: “El que quiere ser el primero, debe hacerse el último de todos y el servidor de todos”. Jesús no rechaza el deseo de ser primero. Ojala que cada discípulo trate de ser el primero, y no se reduzca a una vida mediocre y apagada. Pero Jesús indica con claridad el camino, que él mismo recorre hasta el extremo: “hacerse el último de todos y el servidor de todos”. No es la propuesta de esconder los dones y enterrar los talentos que cada uno tiene. Al contrario, es la indicación de desarrollar plenamente todas las potencialidades, no para usarlas para la competitividad y el prestigio propio, sino para servir mejor a los demás.
Jesús fortalece su enseñanza...
con un gesto simbólico muy eficaz: “Tomando a un niño, lo puso en medio de ellos”. Es sólo un niño, totalmente dependiente de sus padres; o tal vez, en el sentido más propio, es un jovencito que tiene que atender y servir a todos. No tiene poder ni reconocimiento social. Y Jesús se identifica con él. Acogiendo “a uno de estos pequeños”, los discípulos reciben a Jesús mismo, y en él, al Padre que lo ha enviado. El mensaje es explícito y directo. “Habían estado discutiendo sobre quién era el más grande”: en la comunidad de los discípulos, la máxima jerarquía es la de ese “pequeño”.María, la “bendita entre todas las mujeres”, elegida para ser la madre de Jesús, le cantará a Dios: “Ha mirado la pequeñez de su sierva”. Elegida porque pequeña.
¿QUIEN DICEN QUE SOY YO?
Este evangelio nos hacer comprender que el plan de Dios se realiza en Jesús, asociando la gloria con su pasión y muerte. Pensar que pueda llegar a la gloria sin pasar por la pasión es diabólico. Por eso Jesús le dice a Pedro: "Retírate, Satanás". Esto es cierto no sólo para Jesús, sino también por aquellos que quieren seguir a Jesús.
¿Está claro, verdad? Sin embargo mi actuar cotidiano no sigue este criterio. Mi propia humanidad quiere estar bien y punto. Trata de evitar todo problema. Si quiero cambiar, según con la enseñanza de Jesús, tengo que luchar contra mi mismo, no sólo asumiendo mis sufrimientos, sino también el sufrimiento de los demás, por amor a Cristo, para compartir su Gloria.
¿Seré capaz de hacerlo? Hemos celebrado la fiesta de la Virgen Dolorosa. Ella fue capaz, porque fue extremadamente humilde y confió en la Palabra de Dios. La miro a Ella y la suplico que me ayude y ayude a cuantos lean este evangelio.
Miro, Coyhaique – Chile
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En la lectura de San Marcos, Jesús nos da el ejemplo que primero están los demás, y nos dio la manifestación de amor al morir por nosotros. Pienso que en la actualidad este ejemplo no lo vemos en ninguna parte, ya que nos hemos dejado absorber por el modelo individualista, incluso en las comunidades rurales, donde la esencia es vivir en comunidad. Es un ejemplo de convivencia y cooperación todavía vigente, pero cada vez más está en peligro de fracturarse. Sin embargo se puede revitalizar si realmente existiese una profunda autorreflexión de que se está perdiendo. Y para de revitalizarlo, frente a toda nuestra realidad, creo que tenemos que seguir adelante, ya que de alguna manera desde el día a día podemos aplicar el ejemplo de Jesús.
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En la lectura de San Marcos, Jesús nos da el ejemplo que primero están los demás, y nos dio la manifestación de amor al morir por nosotros. Pienso que en la actualidad este ejemplo no lo vemos en ninguna parte, ya que nos hemos dejado absorber por el modelo individualista, incluso en las comunidades rurales, donde la esencia es vivir en comunidad. Es un ejemplo de convivencia y cooperación todavía vigente, pero cada vez más está en peligro de fracturarse. Sin embargo se puede revitalizar si realmente existiese una profunda autorreflexión de que se está perdiendo. Y para de revitalizarlo, frente a toda nuestra realidad, creo que tenemos que seguir adelante, ya que de alguna manera desde el día a día podemos aplicar el ejemplo de Jesús.
Judith, Oruro – Bolivia
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"El que quiera venir tras de mi, renuncie a sí mismo, cargue con su cruz, y me siga". Renunciar a nosotros mismos, significa dejar de ser, para que sólo él sea. Esa es la medida que debemos tener, para ser de Cristo y vivir en Cristo. Difícil tarea para nosotros, los que nos llamamos cristianos. Viendo la historia de nuestra Iglesia, y de los cristianos en general, me doy cuenta que en realidad, bien poco hemos entendido y aprendido de Jesús. Desde los mismos discípulos de Jesús hasta ahora, la mayoría nos hemos dejado llevar por las cadenas de nuestro propio yo, por nuestros propios intereses e idolatrías. No podemos echarle la culpa a los demás, de lo que nosotros mismos no hemos sido capaces de edificar en nuestro corazón.
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"El que quiera venir tras de mi, renuncie a sí mismo, cargue con su cruz, y me siga". Renunciar a nosotros mismos, significa dejar de ser, para que sólo él sea. Esa es la medida que debemos tener, para ser de Cristo y vivir en Cristo. Difícil tarea para nosotros, los que nos llamamos cristianos. Viendo la historia de nuestra Iglesia, y de los cristianos en general, me doy cuenta que en realidad, bien poco hemos entendido y aprendido de Jesús. Desde los mismos discípulos de Jesús hasta ahora, la mayoría nos hemos dejado llevar por las cadenas de nuestro propio yo, por nuestros propios intereses e idolatrías. No podemos echarle la culpa a los demás, de lo que nosotros mismos no hemos sido capaces de edificar en nuestro corazón.
Lorena, Santiago – Chile
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Cuando tomé este texto para compartirlo con mi hermana de comunidad, me vino la tentación de decir: "de nuevo", como diciendo: ¿qué “de nuevo” me dirá esta Palabra? Y bueno, tras pedir la gracia del Espíritu Santo, resaltó en mí la palabra: “y en el camino”, y ahí comenzó mi reflexión. Es en el camino de mi vida en donde Cristo me pregunta: “¿Quién dices que soy Yo?”, y él cada día me muestra algo de su infinita Persona, y en sus manifestaciones voy asumiendo que es el Hijo de Dios, lleno de misericordia y de una mansedumbre increíble.
Hilda, Llo Lleo – Chile
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La misión de seguir a Jesús no es fácil: invita al sufrimiento, al repudió de muchos, y en este mundo centrado en lo material, en el éxito personal, en el tener y aspirar a tener siempre más, para beneficio propio o de la familia inmediata, se torna realmente una misión que para todos los que hemos sido bombardeados por la publicidad del mundo capitalista, es titánica. Todo nos habla de que mientras más comodidades, más acceso al mundo y a las cosas materiales es el ideal del hombre pleno. Sin embargo es un instrumento publicitario que sólo nos lleva a la desesperación, a gastar más de lo que podemos, a comprometernos en cosas insignificantes si una las mira del ángulo correcto, a esclavizarnos endeudándonos por el resto de nuestras vidas para tener posesiones, porque no tenemos fe. Realmente no creemos que Dios nos ama. Todo este bombardeo televisivo, que se ha metido a todos los hogares y que los niños ven desde pequeños, ha estado formando una sociedad en que las personas viven en una carrera para obtener todo para sí mismas... Y la verdad es que nunca llega a ser realmente feliz.
Nos cuesta una inmensidad renunciar a nosotros mismos, como nos enseña Jesús; sin embargo, cuando le seguimos se disfruta mucho, junto con el sufrimiento. No hay nada más satisfactorio que ayudar al hermano necesitado, ya sea de amor, de compañía, de comida, de techo...
Y también ocurre que hoy por hoy veo a mucha gente que se dice católica, sin embargo todavía no cree en realidad a la buena noticia, no cree que Jesús ya nos salvó a todos en la cruz, no cree que Dios Padre no sólo está presente en nuestras vidas, sino que además, y es lo más importante, nos ama.
Por esta razón nos cuesta mucho tomar las palabras de Jesús, y convertirlas en verdaderas acciones. Mejor hacernos los locos. Y no nos damos cuenta que así estamos perdiendo lo más lindo de estar vivos, el poder amarnos los unos a los otros, el esperar con alegría el momento de nuestra propia pascua, sabiendo que hemos dado fruto en la tierra con la vida que nos ha regalado el Señor.
Doris Margarita, Santiago – Chile
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El Señor, también hoy, nos hace a cada uno la misma pregunta y nuestra respuesta va a variar de acuerdo a nuestro grado de intimidad con El. La respuesta siempre va a venir desde lo sobrenatural, en la medida que hemos sido tocados por él, de estar dispuestos de aceptar confiadamente la vida que nos toca vivir, teniéndole sólo a él como el centro de nuestra vida, aceptando todas las cosas por muy negativas que sean, porque siempre él sacará todo el bien para nosotros, aunque en ese instante no nos demos cuenta, porque tras la pasión viene la muerte y la resurrección. Nuestra mirada siempre es limitada humana, como la de Pedro, que no quiere que nada malo le suceda, sin ver el plan de Dios que está sobre todas las cosas.
El Señor quiere que aceptemos voluntariamente morir a todas aquellas cosas que nos van atando a este mundo y nos impiden ver cuan misericordioso es él con nosotros, a lo largo de toda nuestra vida.
María Teresa, Santiago – Chile
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