Querido AMIGO / AMIGA:
Envio el breve comentario sobre el EVANGELIO de este DOMINGO PRIMERO DE CUARESMA
"EL TIEMPO SE HA CUMPLIDO"
Siempre es una sugerencia inicial, para elaborar el comentario COLECTIVO, gracias a tu experiencia y reflexión. Cada uno puede intervenire y aportar, si desea y cuando quiera en opinión y reflexión, que luego será enviadas a todos / as.
Abajo el aporte / retorno sobre el Evangelio del Domingo pasado:
"TUS PECADOS TE SON PERDONADOS".
Abrazos Bernardino
"El tiempo se ha cumplido"
“Conversión”: una palabra casi desconocida en la sociedad, y tal vez demasiado usada en la iglesia, como si en cada etapa del año litúrgico todo debiera comenzar de nuevo.
Jesús usa esta palabra al inicio de su predicación, para indicar el programa que propone a sus seguidores.
Leemos en el evangelio de san Marcos 1, 12-15:
El Espíritu llevó a Jesús al desierto, donde fue tentado por Satanás durante cuarenta días. Vivía entre las fieras, y los ángeles lo servían.
Después que Juan Bautista fue arrestado, Jesús se dirigió a Galilea. Allí proclamaba la Buena Noticia de Dios, diciendo: “El tiempo se ha cumplido: el Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en la Buena Noticia”.
Palabra del SEÑOR.
Palabra del SEÑOR.
COMENTARIO
Después de su bautismo, Jesús...
reconocido por el Padre como el Hijo amado, es llevado por el Espíritu al desierto. El Espíritu que ha bajado sobre él en el bautismo, lo guiará en todos los pasos de su vida, en un enfrentamiento permanente entre el Espíritu de Dios y el Espíritu del mal, hasta el momento en que Jesús ofrece con el último respiro en la cruz el mismo Espíritu a toda la humanidad.
reconocido por el Padre como el Hijo amado, es llevado por el Espíritu al desierto. El Espíritu que ha bajado sobre él en el bautismo, lo guiará en todos los pasos de su vida, en un enfrentamiento permanente entre el Espíritu de Dios y el Espíritu del mal, hasta el momento en que Jesús ofrece con el último respiro en la cruz el mismo Espíritu a toda la humanidad.
En el desierto Jesús revive...
en el tiempo simbólico de cuarenta días, la experiencia del pueblo de Israel cuando salió de la esclavitud de Egipto y vivió cuarenta años en el desierto camino a la tierra prometida. Para Israel fueron años de prueba y tentaciones, para realizar su éxodo. También para Jesús el desierto es el lugar de la prueba y de la tentación.
en el tiempo simbólico de cuarenta días, la experiencia del pueblo de Israel cuando salió de la esclavitud de Egipto y vivió cuarenta años en el desierto camino a la tierra prometida. Para Israel fueron años de prueba y tentaciones, para realizar su éxodo. También para Jesús el desierto es el lugar de la prueba y de la tentación.
El desierto no es simplemente una región geográfica. Es una experiencia permanente que vive el hombre en búsqueda de sí mismo y de Dios. Exige el despojo, el abandono progresivo de las muchas cosas que ocupan el corazón y absorben nuestras energías, para abrirnos a una vida más libre y verdadera, en un perenne proceso pascual de muerte y resurrección. Es el tiempo de la soledad, del miedo, de la incertidumbre, pero también de la lucha, del valor, de la resistencia.
En este camino de purificación aparece Satanás, el obstáculo, el adversario, que puede tomar miles de formas, interiores y externas, para tentarnos y tratar de desviarnos del camino.
También Jesús fue tentado...
El mal no es la tentación, sino “caer”. Por eso en la oración al Padre le pedimos: “No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal”. Las tentaciones de Jesús aparecen durante toda su vida. Será sobre todo la tentación del poder que tratará de seducirlo. Los mismos discípulos a veces se harán voz del tentador, tentando a Jesús y tentados ellos mismos, al punto que Jesús dirá a Simón Pedro: “Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres”. Sus adversarios, como “fieras”, lo cercarán hasta lograr su crucifixión, mientras que discípulos y discípulas lo servirán como “ángeles”. Como él y con él, podemos vencer la tentación.
El mal no es la tentación, sino “caer”. Por eso en la oración al Padre le pedimos: “No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal”. Las tentaciones de Jesús aparecen durante toda su vida. Será sobre todo la tentación del poder que tratará de seducirlo. Los mismos discípulos a veces se harán voz del tentador, tentando a Jesús y tentados ellos mismos, al punto que Jesús dirá a Simón Pedro: “Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres”. Sus adversarios, como “fieras”, lo cercarán hasta lograr su crucifixión, mientras que discípulos y discípulas lo servirán como “ángeles”. Como él y con él, podemos vencer la tentación.
Sólo después de la experiencia del desierto, Jesús comienza su misión, desde Galilea. Galilea es el lugar del inicio, y también del reinicio después de la resurrección. Desde Galilea Jesús comenzó a proclamar la Buena Noticia: no hay que esperar más, ésta es la hora fijada por Dios para que comience un tiempo nuevo, el tiempo en que Dios, a través de Jesús, quiere ofrecer su reinado a los que lo acojan. Los que crean y acepten esta buena noticia están invitados a cambiar dirección de su vida: un culto a Dios que nace de un corazón libre y pacificado, que se manifiesta a través de obras concretas, fruto de un amor que supera las infinitas barreras que levantamos para separarnos, discriminarnos, excluirnos.
El mundo nuevo que estamos llamados a realizar, animados por el mismo Espíritu de Jesús, va contracorriente: no el poder, sino el servicio; no la pelea y la competencia, sino el amor. Jesús mismo, el Hijo del hombre, el hombre verdadero, demostrará con la entrega de su vida que este cambio es posible, haciendo creíble la Buena Noticia
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COMENTARIOS DEL DOMINGO PASADO
Es llamativo cómo Jesús conversa con dos grupos de personas bien diferentes.
Un grupito del pueblo hace lo imposible para acercarse a él, y para esta pequeña comunidad "viendo la fe de esos hombres", hace lo que "sólo Dios" puede. No actúa a base de la fe solamente del paralítico, sino responde a lo que esta comunidad de base en su conjunto busca.
Hay otro grupito "de unos escribas que estaban sentados allí". Quiere decir que por privilegio institucional ya estaban cerca de Jesús. Ellos se resisten a creer en la acción liberadora de Jesús, en alma y cuerpo, pero la voluntad de Dios se manifiesta "a la vista de todos".
Vemos cómo el actuar de Jesús, movido por la fe de unos, al mismo tiempo cuestiona la falta de fe de otros.
Gilberto, Oruro – Bolivia
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Andamos endilgando culpas a diestra y siniestra por lo que nos sucede en la vida: si no es a padres incomprensivos, es a maestros desatentos o parejas insensibles, o a la vida misma que se “ensaña” con nosotros y no nos deja ser felices, crear o progresar.
La única culpa que no nos damos cuenta que tenemos que perdonarnos es la de haber olvidado quienes somos, que no estamos separados de la totalidad de la vida y la conciencia de la que formamos parte. Que no es pidiendo a Dios favores como crecemos ni implorándole perdón por nuestras humanas equivocaciones, sino comprendiendo que Dios está en nosotros. Sentirlo en comunión es hacernos responsables del milagro de la vida única que cada uno tiene para aprender y crecer.
El perdón es el regalo por el cual liberamos el corazón de la carga de perturbaciones con la que lo hemos cerrado buscando olvidarnos de la culpa de sentirnos incompletos, frustrados, incompetentes, incomprendidos y depositando esta culpa en todos los que nos rodean que sentimos que nos juzgan y nos condenan.
Eres libre de pecados, eres parte de todo y a la vez único, eres un ser destinado a ser feliz. Acéptate, vuelve a casa, ¡vive! Eso es lo que dice Jesús: vuelve a tu templo interior, deja de buscar quien te libere de una condena inexistente, busca el tesoro de tu corazón escondido y vuela alto, tan alto como tu sueño quiera…
Isabel, Citybell, La Plata – Argentina
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Evidentemente el precio del complejo de culpa es muy alto, no hay quien sobreviva a su veneno. La persona que se siente culpable se encierra en si misma, es invadida por la soledad y se paraliza. Pero además se enferma, porque las emociones negativas afectan al sistema neuroinmunológico...
Lo que Jesús hizo fue darnos la clave, el perdón, y en todos los mensajes de los evangelistas vemos esto, que la ciencia está recién descubriendo, que las emociones negativas son causa de muchos males. También Pablo fue explícito: Quítense de ustedes toda amargura, enojo, ira, gritería, calumnias y toda malicia. Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo.
Pero, en esta era en que no leemos la biblia, creo que el perdón de los pecados pasa por "tratamientos" de todo tipo, para que la gente llegue a la conclusión que yo llegué.
En primer lugar, es necesario analizar la palabra pecado. Yo tenía una lista de todos los posibles pecados que uno podía cometer, del primero al décimo mandamiento de la Ley de Dios. Me la dieron las monjas de mi colegio. Pero resulta ser, que esos pecados, si los he cometido, no me hacían sentir culpable. Creo que esa lista no era aplicable a mi vida... En realidad, las veces que me he sentido culpable han sido por haber causado algo o no haber evitado algo. ¿He mentido? ¡Seguro! Pero no pasaba nada trágico. He robado galletas a mi mamá, pero no pasó nada, en fin...
Por eso creo que es necesario analizar la psicología, para ver por qué la gente se siente culpable, conocer cuáles son las causas del complejo de culpa, y al mismo tiempo, estudiar cómo podemos prevenir o evitar su aparición, y cómo luchar contra ella. Si conocemos las causas, entonces podemos dar explicaciones y revertir los sentimientos de amargura.
¿Quién es el dueño de la verdad que nunca se equivoca y hace siempre lo correcto? ¿Quién es el que está libre de toda culpa? Ninguno, sin embargo no todos pueden seguir viviendo normalmente sus vidas después de creer que se han equivocado, porque le es difícil aceptar que no es perfecto. Creo que es necesario que todos comprendamos que a veces sólo hacemos lo que podemos, y no lo que creemos que deberíamos haber hecho. En este sentido, también es necesario analizar las circunstancias en que ocurrieron las cosas.
Te digo cómo creo que son los paralíticos actuales:
1. Los demasiado responsables, que creen que el mundo depende de ellos y que si algo sale mal, es su responsabilidad = culpa = stress.
2. A veces, las personas se sienten culpable cuando no pudieron actuar según sus expectativas y sus propios valores. Les duele y por esa razón se sienten en falta e imposibilitadas de continuar con su vida y seguir creciendo.
3. Algunas personas sienten culpa y creen que necesitan castigo, porque se ven como las peores personas de la tierra y entonces se empeñan en sufrir por lo que han hecho, han omitido o han dicho. Estas personas necesitan evaluar objetivamente las situaciones; para darse cuenta que todo aquello por lo que se culpan fue lo único que pudieron hacer en ese momento de sus vidas.
4. A veces, la culpa nos permite justificar nuestra inoperancia, porque asumimos el papel de victima y nos liberamos de esas cadenas transfiriéndoselas a otros. Y hay personas (conozco a varias) especializadas en transferir la culpa y buscar chivo expiatorios. Te hacen sentir culpable, y con eso se liberan del tema. Tengo miles de ejemplos, porque he vivido esto en carne propia. Las famosas frases: "Esto no hubiera pasado si tú hubieras…", o "si tú no hubieses…" . Y nos transfieren sus propias culpas y su falta de responsabilidad para hacerse cargo de sus propias vidas.
5. Muchas personas tienen complejo de culpa porque son producto de la actitud demandante de sus familiares, que nunca están satisfechos y siempre están exigiendo algo más, como el pago de un tributo por existir gracias a ellos.
6. Hay gente que se deja abusar emocionalmente. Te dice: ¿Cómo puedes estar tan contenta si hay tanta gente que sufre en este mundo? Te hacen sentir culpable por ser feliz.
Debe haber más. Hay que seguir pensando.
Liz, Oruro – Bolivia
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No siempre reconocemos que nuestra casa interior está enferma por el pecado, que necesita de la salvación del Señor, y a veces se ve reflejada en nuestro cuerpo enfermo. Esa es la propuesta de Jesús: liberar nuestro interior y nuestro cuerpo y aún más, cargar o asumir nuestra enfermedad del cuerpo y del espíritu. Con fe y confianza en Jesús podemos liberarnos.
Gladys Edith, Coyhaique – Chile
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“Tus pecados de son perdonados”, admiro la bondad de Jesús en estas palabras y al mismo tiempo pienso en cuánto nos cuesta a nosotros los seres humanos el perdonar a otra persona. Creo que lamentablemente estamos perdiendo estos momentos de encuentro con uno mismo, para poder analizar quiénes somos, para así perdonar a quienes nos han hecho algún daño, porque no se puede vivir con el alma enferma de rencor. Una vez que aprendamos a perdonar, seremos libres tal como Jesús nos enseña en cada uno de sus actos.
Judith, Oruro – Bolivia
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Nuevamente yo reflexiono sobre el atrevimiento del pecador, pues cundo uno sabe y está consciente de que Dios puede perdonar sus pecados y está dispuesto a cambiar su presente modo de vivir por uno nuevo, busca la forma de acercarse a Dios, no importa siendo colgado desde el techo aún a riesgo de ser soltado.
Ahí no interesa que dirá la gente, pues lo que sí le interesa es poder llegar a lado de Jesús, quien es el que puede hablar por el Padre y decirle: "Tus pecados te son perdonados". Así que reconozcamos que algunas veces hemos fallado e intentemos acercarnos a Dios a través de su Hijo.
Julián Arias, Oruro – Bolivia