Querido/a Amigo/a:
Te envío un breve comentario sobre el evangelio de este domingo:
“¿DONDE COMPRAREMOS PAN?”.
La reflexión, como siempre, es sólo una sugerencia inicial, para que se pueda elaborar un comentario colectivo, con la experiencia y la reflexión de cada uno. Cada uno puede intervenir y aportar, si quiere y cuando quiere, sus opiniones y reflexiones, que luego serán enviadas a todo el grupo.
Abajo un aporte-retorno sobre el evangelio del domingo pasado: “Como ovejas sin pastor”.
Un abrazo...Bernardino
¿ DÓNDE COMPRAREMOS PAN ?
Más allá de las estadísticas, más o menos orientadas, el problema del hambre se hace siempre más grave en el mundo. No habrá solución si no hay cambio de sistema. Por increíble que parezca, la propuesta de Jesús es de una actualidad desconcertante.
Leemos en el evangelio de san Juan 6, 1-15:
«Jesús atravesó el mar de Galilea, llamado Tiberiades. Lo seguía una gran multitud, al ver los signos que hacía sanando a los enfermos. Jesús subió a la montaña y se sentó allí con sus discípulos. Se acercaba la Pascua, la fiesta de los judíos. Al levantar los ojos, Jesús vio que una gran multitud acudía a Él y dijo a Felipe: “¿Dónde compraremos pan para darles de comer?”. Él decía esto para ponerlo a prueba, porque sabía bien lo que iba a hacer. Felipe le respondió: “Doscientos denarios no bastarían para que cada uno pudiera comer un pedazo de pan”. Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo: “Aquí hay un niño que tiene cinco panes de cebada y dos pescados, pero ¿qué es esto para tanta gente?”. Jesús le respondió: “Háganlos sentar”. Había mucho pasto en ese lugar. Todos se sentaron y eran unos cinco mil hombres. Jesús tomó los panes, dio gracias y los distribuyó a los que estaban sentados. Lo mismo hizo con los pescados, dándoles todo lo que quisieron. Cuando todos quedaron satisfechos, Jesús dijo a sus discípulos: “Recojan los pedazos que sobran, para que no se pierda nada”. Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos que sobraron de los cinco panes de cebada. Al ver el signo que Jesús acababa de hacer, la gente decía: “Este es, verdaderamente, el Profeta que debe venir al mundo”. Jesús, sabiendo que querían apoderarse de Él para hacerlo rey, se retiró otra vez solo a la montaña».
«Jesús atravesó el mar de Galilea, llamado Tiberiades. Lo seguía una gran multitud, al ver los signos que hacía sanando a los enfermos. Jesús subió a la montaña y se sentó allí con sus discípulos. Se acercaba la Pascua, la fiesta de los judíos. Al levantar los ojos, Jesús vio que una gran multitud acudía a Él y dijo a Felipe: “¿Dónde compraremos pan para darles de comer?”. Él decía esto para ponerlo a prueba, porque sabía bien lo que iba a hacer. Felipe le respondió: “Doscientos denarios no bastarían para que cada uno pudiera comer un pedazo de pan”. Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo: “Aquí hay un niño que tiene cinco panes de cebada y dos pescados, pero ¿qué es esto para tanta gente?”. Jesús le respondió: “Háganlos sentar”. Había mucho pasto en ese lugar. Todos se sentaron y eran unos cinco mil hombres. Jesús tomó los panes, dio gracias y los distribuyó a los que estaban sentados. Lo mismo hizo con los pescados, dándoles todo lo que quisieron. Cuando todos quedaron satisfechos, Jesús dijo a sus discípulos: “Recojan los pedazos que sobran, para que no se pierda nada”. Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos que sobraron de los cinco panes de cebada. Al ver el signo que Jesús acababa de hacer, la gente decía: “Este es, verdaderamente, el Profeta que debe venir al mundo”. Jesús, sabiendo que querían apoderarse de Él para hacerlo rey, se retiró otra vez solo a la montaña».
PALABRA del SEÑOR
Jesús atraviesa el Mar de Galilea.
Jesús atraviesa el Mar de Galilea.
No es sólo un traslado geográfico. Recuerda la travesía del Mar Rojo, cuando los Hebreos salieron de la esclavitud de Egipto, hacia la tierra prometida. Ahora Jesús quiere realizar un nuevo éxodo, porque esa tierra de la libertad se ha transformado a su vez en tierra de opresión y esclavitud. El pueblo de Israel es humillado y explotado por sus autoridades en su propia tierra.
Con motivo de la pascua, toda la gente iba a Jerusalén para sacrificar y comer el cordero pascual, en memoria de la noche gloriosa de la liberación. Pero ahora se realiza un movimiento enorme y contradictorio: muchos siguen yendo al templo de Jerusalén, y en cambio “una gran multitud” acude a Jesús, a la otra orilla del mar.
“Jesús subió a la montaña...
Con motivo de la pascua, toda la gente iba a Jerusalén para sacrificar y comer el cordero pascual, en memoria de la noche gloriosa de la liberación. Pero ahora se realiza un movimiento enorme y contradictorio: muchos siguen yendo al templo de Jerusalén, y en cambio “una gran multitud” acude a Jesús, a la otra orilla del mar.
“Jesús subió a la montaña...
y se sentó allí con sus discípulos”. Es el nuevo Moisés, el caudillo del éxodo, el que “habla cara a cara con Dios”. La pregunta de Jesús a Felipe quiere llegar a una grande enseñanza: “¿Dónde compraremos pan para darles de comer?”.
El hambre de la gente es una exigencia tan grave e ineludible, que durante la travesía del desierto había puesto en riesgo el mismo éxodo: “Ojala hubiéramos muerto por mano del Señor en Egipto, cuando nos sentábamos junto a las ollas de carne y comíamos pan en abundancia. Ustedes, en cambio, nos han traído a este desierto en que todo ese gentío morirá de hambre”. Si hay que salir de un sistema de opresión y explotación, ¿cómo la gente podrá sobrevivir?
La respuesta de Felipe queda en la lógica tradicional. Es la respuesta de siempre: no hay dinero suficiente para los que tienen hambre.
Una pequeña brecha se abre con la observación de Andrés: “Aquí hay un niño que tiene cinco panes de cebada y dos pescados”. Él se fija en los recursos, y es otra lógica, aunque constata que es demasiado poco. Ese niño representa a la comunidad de los discípulos de Jesús, que no tiene pan para el hambre de todos, pero se pone al servicio de la muchedumbre, para que se llegue a compartir lo que hay.
Jesús dice: “Háganlos sentar”:
El hambre de la gente es una exigencia tan grave e ineludible, que durante la travesía del desierto había puesto en riesgo el mismo éxodo: “Ojala hubiéramos muerto por mano del Señor en Egipto, cuando nos sentábamos junto a las ollas de carne y comíamos pan en abundancia. Ustedes, en cambio, nos han traído a este desierto en que todo ese gentío morirá de hambre”. Si hay que salir de un sistema de opresión y explotación, ¿cómo la gente podrá sobrevivir?
La respuesta de Felipe queda en la lógica tradicional. Es la respuesta de siempre: no hay dinero suficiente para los que tienen hambre.
Una pequeña brecha se abre con la observación de Andrés: “Aquí hay un niño que tiene cinco panes de cebada y dos pescados”. Él se fija en los recursos, y es otra lógica, aunque constata que es demasiado poco. Ese niño representa a la comunidad de los discípulos de Jesús, que no tiene pan para el hambre de todos, pero se pone al servicio de la muchedumbre, para que se llegue a compartir lo que hay.
Jesús dice: “Háganlos sentar”:
sentados, como para la cena pascual, pero no cada uno en su casa, sino todos juntos, cinco mil hombres. Con sus gestos Jesús manifiesta cómo lograr la abundancia de pan: “Tomó los panes, dio gracias y los distribuyó a los que estaban sentados. Lo mismo hizo con los pescados, dándoles todo lo que quisieron”. Jesús da gracias a Dios. El pan es don de Dios para la humanidad, y nadie puede apropiárselo para aprovecharse del hambre de los demás. Y este amor de Dios que dona el pan, tiene que reflejarse en el amor recíproco entre los hombres. Hay abundancia para todos si todos se liberan del instinto de la apropiación egoísta. El verdadero milagro es el cambio de corazón: reconocer que Dios es el dador de vida, el dador del pan, y el hombre llamado a compartir la vida y el pan recibidos de Dios. No es una receta de economía política. Es una gran inspiración de fe y solidaridad.La gente no entiende el verdadero sentido mesiánico del signo que Jesús ha realizado. Le basta con el saber que hay alguien que le puede solucionar tan sencillamente el problema del pan. Convendrá hacerlo rey. Mientras Jesús quería educar a todos para el servicio y la solidaridad, responsables los unos de los otros, ellos prefieren un camino que deje en las manos de Jesús toda la responsabilidad y el poder. La libertad y la responsabilidad cuestan demasiado. Por eso Jesús “se retiró otra vez solo a la montaña”. Solo, como lo será en la cruz, su verdadero trono.
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COMENTARIO DOMINGO 22 JULIO
Como ovejas sin pastor
A pesar de las visitas y los esfuerzos que hicieron los apóstoles y de las expectativas que han creado, Jesús considera que el movimiento de seguidores ha creado como una tropa de "ovejas sin pastor". Lo que espera la gente, lo que han presentado lo lideres religiosos, lo que están presentando sus discípulos, no coincide con el mensaje de Jesús ni con el plan de su Padre.
Lo que llama la atención en la actitud de Jesús es la enorme paciencia con que sigue explicando al pueblo sus intenciones y sigue dispuesto a formar líderes. Tiene paciencia, pero al mismo tiempo demuestra firmeza. Si considera necesario interpelar y cuestionar el actuar de los que deben cuidar el pueblo en nombre de Dios, lo hace sin miedo. Para Jesús la multitud es como una tropa de ovejas abandonada, y se compadece de ella. En muchas oportunidades Jesús se presenta como el pastor que defiende a sus ovejas y está dispuesto a dar su vida para ellas. Nos invita a seguir sus pasos. ¿Qué significa eso para nosotros, aquí y ahora? Gilberto, Oruro – Bolivia
desde Bélgica
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Los pastores de nuestra Iglesia (hablo de toda la jerarquía de la Iglesia), son seres humanos que han dicho sí al llamado a la vocación de servicio que Jesús les ha hecho. Pero como en ellos está el pecado como en todos nosotros, no es difícil caer en el hipnotismo del poder, la codicia, el hedonismo, el egoísmo, el orgullo, etc.
Un verdadero pastor, es aquel que se sabe pequeño delante Cristo. El sabe que no es nada sin él. Todos sabemos que la vida de Cristo no fue fácil, y él sabía que sin la ayuda diaria y constante de su Padre, no habría podido seguir hasta el final. Por eso él siempre se retiraba a orar a su Padre en el silencio. Pues bien, Cristo es el camino, la verdad y la vida. Si los pastores no se abandonan en las manos del Padre como el mismo Cristo, difícilmente podrán llevar a cabo el llamado a una verdadera vocación de servicio.
Lorena, Santiago – Chile
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A la conclusión de la misión que se les encomendó a los Doce, era necesario hacer un análisis de lo bueno y lo malo que ocurrió, seguramente hacer una crítica y autocritica; y una gran conclusión que dice Jesús es que la gente camina sola, “sin pastor”. En la actualidad está ocurriendo lo mismo. Con seguridad una gran parte de la Jerarquía de la Iglesia latinoamericana y sacerdotes no interpretan el mensaje de Jesús, y el llamado “pueblo de Dios” camina sin rumbo. Ninguno de estos llamados “pastores” del siglo XXI habla de la pobreza y como enfrentarla, no se mencionan los derechos de las mujeres y la oportunidad de darles los lugares que les corresponde, muchas veces apoyan a quienes cometen injusticias como en Honduras o Paraguay. No es cuestión de criterio, sino de lógica: los desposeídos no son parte de lectura.
Los signos del tiempo caracterizan una época, expresan las necesidades y las aspiraciones de la humanidad, como dice F. Javier Vitoria, pero como hacer entender a los llamados “pastores” del siglo XXI que si la brecha entre ricos y pobres persiste, como cristianos estamos en la obligación de hacerla desaparecer. No es suficiente haber pedido perdón por los crímenes de la inquisición; es necesario comprometerse con la construcción de un reino de justicia, verdad, solidaridad y vida plena. Francisco, Oruro – Bolivia
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Cierto, muy cierto, es necesario detenerse largamente en la Palabra de Dios. ¡Cuánto nos motiva Jesús para estar reunidos con Él! Y sin embargo "el hacer" muchas veces nos lleva y nos excusamos diciendo que: "atendiendo y haciendo lo hago por el mismo Jesús". Y es verdad, pero también es verdad que necesitamos, yo necesito reunirme con Jesús y me doy cuenta que a Él le gusta reunirse conmigo y que le cuente todo lo que he hecho y cómo lo he hecho, qué y cómo he transmitido su mensaje. Y para ello en el día a día me llama para que esté sólo con Él, para descansar con Él. Si no fuera por esos momentos, la misión me sobrepasaría, el dolor de tantos hermanos, la injusticia y todo saldrían ganando, y sin embargo gracias a esos momentos de compartir con Él puedo seguir animando, sirviendo y procurando hacer un poco de bien. Es verdad que necesitamos de buenos pastores, pero en la medida que nos dejamos formar por la Palabra y escuchamos al Maestro, podremos cada uno de nosotros ser en cierta medida pastores de quienes Dios Padre ha puesto a nuestro cuidado.
Hilda, Llo Lleo – Chile
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Me parece bien que el comentario al evangelio se limite a dar elementos para entender el texto, sin hacer una aplicación demasiado rápida a la situación de hoy. Cada uno la hará por su cuenta, desde su realidad. Pienso que habría sido muy fácil actualizar el pasaje de “como ovejas sin pastor”, refiriéndose a los pastores de nuestra iglesia. Muchos se van de la iglesia, por los pastores que tenemos, a todos los niveles.
Pedro, Cochabamba – Bolivia
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