Te envío un breve comentario sobre el evangelio de este domingo:
“Un motivo de escándalo”.
La reflexión, como siempre, es sólo una sugerencia inicial, para que se pueda elaborar un comentario colectivo, con la experiencia y la reflexión de cada uno. Cada uno puede intervenir y aportar, si quiere y cuando quiere, sus opiniones y reflexiones, que luego serán enviadas a todo el grupo.
ABAJO, un aporte-retorno sobre el evangelio del domingo pasado:
“Queda sanada de tu enfermedad”.
Un abrazo.
Bernardino
"UN MOTIVO de ESCÁNDALO"
Uno de los fenómenos más evidentes de nuestra sociedad es la fragilidad y a menudo la inconsistencia de la familia. Es cuestionado también el concepto mismo de familia, por sus características sociales y culturales que van evolucionando con el tiempo. También el mensaje religioso sobre la familia vive hoy un proceso de reflexión muy importante.
Encontramos un aporte original en el evangelio de san Marcos 6, 1-6:
Jesús se dirigió a su pueblo, seguido de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, comenzó a enseñar en la sinagoga, y la multitud que lo escuchaba estaba asombrada y decía: “¿De dónde saca todo esto? ¿Qué sabiduría es ésa que le ha sido dada y esos grandes milagros que se realizan por sus manos? ¿No es acaso el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago, de José, de Judas y de Simón? ¿Y sus hermanas no viven aquí entre nosotros?”. Y Jesús era para ellos un motivo de escándalo. Por eso les dijo: “Un profeta es despreciado solamente en su pueblo, en su familia y en su casa”. Y no pudo hacer allí ningún milagro, fuera de sanar a unos pocos enfermos, imponiéndoles las manos. Y Él se asombraba de su falta de fe.
PALABRA de DIOS
Por eso los compatriotas de Jesús piensan que su propuesta, de constituir una nueva familia fundada en la palabra de Dios, no puede venir de Dios. Su sabiduría y sus milagros, que nadie puede negar, tienen que tener otro origen: sin duda vienen del maligno, como habían explicado claramente los escribas: “Expulsa a los demonios con el poder del jefe de los demonios”. Consideran a Jesús endemoniado, porque pretende perturbar la sagrada organización patriarcal de su pueblo. Los parientes mismos lo consideran “loco”.
Las palabras de Jesús manifiestan su infinita tristeza: “Un profeta es despreciado solamente en su pueblo, en su familia y en su casa”. El evangelio de san Juan recuerda con otras palabras esa misma resistencia de los compatriotas de Jesús: “Vino a los suyos, y los suyos no lo acogieron”.
“No pudo hacer allí ningún milagro”: la impotencia y el asombro de Jesús frente a la “falta de fe”. Sin fe no hay milagros. No son los milagros que producen la fe, sino al contrario. Jairo y la mujer que sufría de hemorragias tuvieron fe: “Tu fe te ha salvado”; “no temas, basta que creas”.Por ahora Jesús es sólo “un motivo de escándalo”. Pero llegará el momento en que ese sentimiento de escándalo, bien manipulado por las autoridades religiosas, lo llevará a la cruz.
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"QUEDA SANADA TU ENFERMEDAD"
Pese a que el dicho popular dice: “la fe mueve montañas”, es completamente difícil practicar esta sentencia. La fe no puede dirigirse, por ejemplo, al dinero. Muchas veces pensamos que el dinero lo puede todo. Teniendo en cuenta que vivimos en un mundo con un sistema donde la solidaridad está en el último peldaño de nuestras vidas, nos importa muy poco o nada los problemas del “prójimo”, sólo tiene valor el monto de dinero que llevamos en el bolsillo. Si Jesús, como en el evangelio de san Marcos, caminara por nuestro lado y tuviéramos la oportunidad de tocar su ropa, le pediríamos unos cuantos dólares para solucionar nuestros problemas, pero pedirle aumentar nuestra fe en el Padre es difícil. Quienes han asegurado que su fe en Dios ha permitido resolver problemas muy, pero muy difíciles, están identificados con la señora con hemorragias: difíciles de curar en ese sistema religioso que le importaba la figuración o el negocio, por eso Jesús destroza los puestos de mercado en el Templo y les dice: “Mi casa, es casa de oración, no cueva de ladrones”. Esa mujer humilde solo se atreve a tocar un pedacito de su manto. Esa humildad deberíamos intentar practicar de a poquito.
Francisco, Oruro – Bolivia
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Cristo vino a sanar, a sanarnos de nosotros mismos, y de todo lo que nos ata tanto interior como exteriormente. Debemos entender que la única ley en la que Dios vive, es la ley que nos invita a vivir, es la ley del amor... ¿Por qué aquellos que no encontraron respuesta en sus propias creencias o instituciones religiosas acuden a él? Es porque en definitiva, se sintieron amados. Y en ese momento, cuando son capaces de abrir su corazón, reconocen en ellos el Espíritu de Dios.
Nosotros como iglesia que somos (cada uno de nosotros somos iglesia), estamos llamados por Cristo y con Cristo, a amar a todos. No importando credo, ideología, o forma de vida. Sólo el amor, que debe empezar desde cada uno de nosotros, es lo que en definitiva, hará cambiar las injusticias, las humillaciones, la pobreza de espíritu y corporal, la indignidad en que viven muchos hermanos. Así, si sembramos la semilla del amor, algún día podremos cosechar el cambio en nuestras familias, comunidades, lugares de trabajo, y en todo ámbito de nuestra sociedad.
Lorena, Santiago – Chile
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Nuestra fe tiene que ser lo mas grande, muy aparte de todo, del sistema y todo lo que nos rodea. Es nuestra fe la que nos lleva a un verdadero encuentro con Jesús y él nos sanará de todos los males que padecemos, como el egoísmo y la envidia. Todos estos males internos que padecemos sólo con la fe en el Señor podremos seguir su camino de amor. El que cree en él vivirá en amor y caminará junto a él.
Fernando, Oruro – Bolivia
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Cuánto necesitamos tocar el manto de Jesús. Especialmente cuando el alma de la sociedad se desangra día a día de sentido, de solidaridad, de falta de testimonio. Jesús entrega más de una oportunidad de responder con fe profunda y madura (contraria a la fe ingenua que desvirtúa el mensaje evangélico) y nos sigue llamando a levantarnos para mostrar su rostro a quienes quieran contemplarlo. Contemplación, silencio y valentía para anunciar al Dios vivo.
Alberto, Santiago – Chile
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"Tu fe te ha salvado. Vete en Paz". Fe y paz: dos cosas que faltan tanto en este mundo. Confiemos más en nuestro Padre celestial y tendremos más Paz. A veces nos preocupamos demasiado por todo. Cree y confía en Dios...
Raquel – Estados Unidos
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¡Mujeres excluidas del sistema religioso! Gabriel García Márquez, tiene una obra titulada: “Crónica de una muerte anunciada”. En la novela, todo el pueblo se entera de que matarán a Santiago Nazar. Sin embargo, nadie hace nada para evitarlo, porque no creen que pueda ocurrir, o porque se sienten sobrepasados por la situación.
Muchas veces nosotros no sabemos qué hacer; otros no quieren hacer nada por egoísmo; y otros, tantos, se sienten sobrepasados por la situación. En el fondo es toda una mentalidad que impide los cambios radicales. ¡Tenemos miedo, nos falta fe! Los excluidos están condenados a morir antes de tiempo, lo sabemos, pero creo que la mayoría se siente sobrepasada por la situación y otros porque no creen que se pueda hacer algo. ¡La realidad es así, que le vamos hacer!
En el evangelio aparece con fuerza dramática está realidad. Mujeres excluidas por el sistema religioso, estaban condenadas a morir social y religiosamente. Esa era la realidad. ¡Qué se le iba hacer! La mujer con hemorragias era impura, no podía tocar a nadie ni dejarse tocar, causaba impureza. No podía abrazar, ni acariciar a sus hijos; era una condena a muerte. Es lo que se expresa en la otra joven, hija de Jairo, funcionario de la institución: muere cuando comienza a ser mujer. Doce años tenía la niña; doce años de hemorragias: el doce es símbolo del pueblo.
Los emisarios de la muerte, que llevan noticias de muerte, dicen: “Tu hija ha muerto. No sigas molestando al Maestro” A cualquiera desalientan, con tales noticias. Jesús, que les ha escuchado dice: “No temas, basta que tengas fe”.
El senador Carlos Larraín, en el contexto de las protestas estudiantiles del año pasado en Chile, catalogó a los estudiantes de: inútiles y subversivos. No es sólo una frase polémica, es signo de toda una mentalidad. Los excluidos son inútiles y subversivos. En una mentalidad así, este mundo no tiene remedio, sólo remiendos.
Jesús rompe, no sólo la mala interpretación de la ley; rompe con una manera de pensar que lleva a un actuar inhumano. Su manera de ver, mirar y tocar es de un mundo nuevo, No le importa ser impuro con los impuros; le importa que ellos y ellas dejen de serlo; y puedan tener vida y vida plena. Por ello dirá: “Nadie usa un trozo de tela nueva para remendar un vestido viejo; porque lo nuevo añadido, tira del vestido viejo, y la rotura se hace más grande” (seguramente lo aprendió de su mamá).
¿Cuántos/as excluidos/as existen hoy?
Joel, Puerto Aysén – Chile
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A mi el evangelio me hace meditar que la fe, que nosotros le tenemos en Jesús, el creer en el, es tan importante. El aceptarlo en nuestras vidas es mas importante que tener algún rito religioso o alguna regla echa dentro de la religión. También pienso que a veces medimos nuestra fe de acuerdo de lo que le pedimos al Señor, o sea de los milagros que se cumplen. Y a mí me parece que la fe que le tenemos al Señor tiene que ser más que eso. El amor que Dios nos da es misericordioso, el nos quiere, sin pedirnos nada a cambio, y nosotros tenemos que tener siempre nuestra fe en El, sin esperar nada a cambio, porque el Señor siempre está con nosotros, y nos ama tanto que ese amor que él nos da hace que en nuestra vida, en los momentos más difíciles, haya una luz de esperanza, de fe, de amor, para que las cosas malas no sean tan feas y veamos una luz de esperanza.
Teresa, Oruro – Bolivia
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Duele, duele profundamente como una vez más, el afán de alcanzar, ejercer y mantenerse en el poder, con todo lo que ello acarrea – goce, usufructo, arrogancia, despilfarro y soberbia –. Nos aleja y nos dispersa, lejos de reunirnos y convivir en paz y armonía. Son estos los resultados de un sistema religioso fundado en el cumplimiento de la norma y el convencimiento de conocer la verdad, de creerse dueños de la verdad. Ahí está el punto más evidente de diferenciación y comprensión del camino de Jesús. Es que no sabemos cuál es la verdad plena, y sí queremos sistematizarla, normarla y gobernarla. Hemos caído en el lodazal de la mentalidad humana más densa e inmadura.
No podemos afirmar con certeza nada. Que sí podemos tener una visión de cada cosa, pero que debemos guardar la certidumbre que la reflexión cotidiana, que el vivir construyéndonos en medio de la humildad y el amor, nos dará día a día visiones más profundas, armónicas y serenas de cada pensamiento que surja relacionado a nuestra fe.
Es partir por amar y vivir para servir en la paz, sólo eso es.
Y me incluyo gozoso entre los excluidos, excluido del mandato, de la obediencia a los hombres; me excluyo de hacer buena letra ante los egos, y reafirmo mi deseo puro de seguir, agradar y amar a Dios. Sólo eso, nada más que eso.
Iván, Oruro – Bolivia
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Creo que esta lectura de Marcos, puede ser también la realidad de cada uno de nosotros, que nos hemos dejado atrapar por la estructura de las normas y los ritos que nos encasillan y nos tienen como caballos cocheros y no nos dejan actuar en libertad, que nos llevan a juzgar a los que no están cumpliendo con la normativa establecida y no nos dan la sensibilidad de ver las necesidades del otro. Creo que debemos tener la sensibilidad de buscar a Jesús y pedir su auxilio para que nos sane de nuestras miradas duras, egoístas, legalistas y encontrar el verdadero camino que nos lleve a la adhesión a él. Hoy mas que nunca debemos servir a tantas personas que necesitan de nosotros, de nuestras palabras, de nuestra escucha, pero que simplemente nosotros no podemos hacerlo porque tenemos que cumplir con nuestra estructura. Para mí esta lectura es el llamado a buscar a Jesús y salir de lo normalmente establecido.
Carmiña, La Paz – Bolivia
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