"ÁMENSE LOS UNOS A LOS OTROS"

jueves, 7 de noviembre de 2013

“YA NO PUEDEN MORIR”.

Querido/a Amigo/a:

Te envío un breve comentario sobre el evangelio de este domingo: 
“YA NO PUEDEN MORIR”.
La reflexión, como siempre, es sólo una sugerencia inicial, para que se pueda elaborar un comentario colectivo, con la experiencia y la reflexión de cada uno. Cada uno puede intervenir y aportar, si quiere y cuando quiere, sus opiniones y reflexiones, que luego serán enviadas a todo el grupo.
Abajo un aporte-retorno sobre el evangelio del domingo pasado: 
“LO QUE ESTABA PERDIDO”.

Un abrazo... P. Bernardino


              “YA NO PUEDEN MORIR”             

Nuestros seres queridos que han fallecido, ¿dónde estarán? ¿Qué pasa con ellos? ¿Qué hay después de la muerte? Nuestra idea del más allá, ¿de qué nace: del miedo, de la ilusión, de la esperanza? Si la vida no termina con la muerte, ¿en qué medida el horizonte último puede incidir en el presente? ¿Qué es, entonces, lo que vale la pena hoy?

Muchas otras preguntas se presentan a nuestra mente. La Palabra de Dios no ofrece todas las respuestas bien claras y definidas como las desearíamos, pero da una indicación fundamental, que puede decidir radicalmente en la orientación de toda nuestra vida. 
                                   
  Leemos en el evangelio de san Lucas 20, 27-38               

Se acercaron a Jesús algunos saduceos, que niegan la resurrección, y le dijeron: “Maestro, Moisés nos ha ordenado: Si alguien está casado y muere sin tener hijos, que su hermano, para darle descendencia, se case con la viuda. Ahora bien, había siete hermanos. El primero se casó y murió sin tener hijos. El segundo se casó con la viuda, y luego el tercero. Y así murieron los siete sin dejar descendencia. Finalmente, también murió la mujer. Cuando resuciten los muertos, ¿de quién será esposa, ya que los siete la tuvieron por mujer?”.

Jesús les respondió: “En este mundo los hombres y las mujeres se casan, pero los que son juzgados dignos de participar del mundo futuro y de la resurrección, no se casan. Ya no pueden morir, porque son semejantes a los ángeles y son hijos de Dios, al ser hijos de la resurrección. Que los muertos van a resucitar, Moisés lo ha dado a entender en el pasaje de la zarza, cuando llama al Señor ‘el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob’. Porque Él no es un Dios de muertos, sino de vivientes; todos, en efecto, viven para Él”.
PALABRA del SEÑOR



Llegado a Jerusalén ...
meta de su viaje, Jesús entra en el templo y lo vacía, echando afuera a los vendedores, y dedica los últimos días de su vida a la enseñanza al pueblo y a la polémica con las autoridades religiosas.

Uno de los temas de discusión es planteado por los Saduceos. Constituían el grupo más poderoso en el Sanedrín, integrado por sumos sacerdotes y senadores. Detenían el poder económico y político. “Niegan la resurrección”, y les basta con vivir en el presente una vida de privilegio. Para mantenerla, no tienen escrúpulos en colaborar con el imperio romano, que domina el país.



Inspirados por su concepción materialista de la vida ...
plantean a Jesús una pregunta sobre la resurrección, con la intención de poner en ridículo esa creencia. La ley del levirato, instituida por Moisés, preveía: “Si alguien está casado y muere sin tener hijos, que su hermano, para darle descendencia, se case con la viuda”. El hijo sería reconocido como hijo del difunto. Si siete hermanos se han casado sucesivamente con la misma mujer, porque cada uno ha muerto sin tener hijos, ella, “cuando resuciten los muertos, ¿de quién será esposa, ya que los siete la tuvieron por mujer?”. Para los Saduceos, en la hipótesis que haya una vida más allá de la muerte, tendría que tener las mismas características de la vida presente: la mujer como propiedad del hombre, para asegurarle la descendencia.

La respuesta de Jesús es un aporte fundamental para la fe de todos los creyentes.



Hay dos formas de vida ...
Una pertenece a “este mundo”, en que los hombres y las mujeres se casan”: es la vida física, transmitida a través del matrimonio. Y hay una vida que no se transmite por generación humana, “no se casan”, que es para siempre, más allá de la muerte, para “los que son juzgados dignos de participar del mundo futuro”. La muerte no interrumpe y no tiene poder sobre esta vida: “Ya no pueden morir”, porque es don de Dios, y está presente desde ya, y no sólo después de la muerte, con la acogida de la condición de hijos: “Son semejantes a los ángeles y son hijos de Dios”. Todos iguales y libres, sin que nadie sea propiedad o sumiso a otro. Esta es la resurrección.



Es lo que les pasó a los patriarcas ...
Abraham, Isaac y Jacob, como lo experimentó Moisés. Siguen vivos, aunque muertos físicamente, porque su Dios “no es un Dios de muertos, sino de vivientes”. La vida que Dios les ha dado permanece en ellos para siempre, porque el Dios de la vida es un Dios fiel.El escepticismo de los Saduceos le permite a Jesús hacer una aclaración fundamental, que ofrecerá una importante clave de interpretación de la misma muerte y resurrección de Jesús.




Bernardino Zanella    bernardino.zanella@gmail.com
Gustavo M. Llerena   gusosm@yahoo.es 
                                                 
  LECTIO DOMINICAL 03 de Noviembre                         
       “LO QUE ESTABA PERDIDO”           


Estoy reflexionando sobre la figura de Zaqueo y pienso que para él ha sido fácil creer en Jesús y convertirse, porque lo ha visto y lo ha hospedado en su casa. Y pienso también en lo que me dijo una querida amiga mía en estos días. Alberta va cada semana a la cárcel de su ciudad y enseña a veinte internas, casi todas gitanas, a tejer y a confeccionar bolsas. Habla también largo tiempo con ellas, tanto que se hicieron amigas y le confían todos sus problemas. Alberta me dijo que, cuando las mira, ve en ellas el rostro de Cristo. Mi amiga no ha podido estudiar y no ha hecho grandes lecturas de exégesis bíblica; tal vez, justo por eso, tiene una mirada “virgen” y límpida, y descubre estas verdades por su gran sensibilidad. ¡Cómo quisiera ser como ella!

Pero pienso también en las palabras de Jesús a Tomás: “Por que me has visto, tú has creído; dichosos los que no han visto y han creído”. Y continúo reflexionando.



     Elena, Bérgamo – Italia                                                                



* * *

La lectura nos permite repetir varios momentos cuando se señala la importancia de elegir entre Dios y el dinero; entre ellos, aquel que dice: “Es más fácil que pase un camello por el ojo de una aguja, que un rico entre en el reino de los cielos”. Sin embargo a través de muchos siglos esta lectura tan sencilla, ha sido manipulada por obispos, curas y medios ligados a los poderes económicos, repitiendo las actitudes de los fariseos que teniendo en sus manos la línea de la justicia y la verdad han preferido someterse a las tentaciones del poder para justificar sus intereses personales en contra de pobres campesinos en Europa de la edad media y durante la colonización de América Latina. La actitud del hombre rico que admite haber sido injusto con el dinero y luego la reflexión de Jesús nos van a demostrar que los cambios, aunque parezcan imposibles, pueden ocurrir, pensando siempre en el bienestar de los muchos que históricamente han sido desplazados.

En América Latina durante más de cinco siglos han sido saqueados recursos naturales que han sometido a una gran pobreza a todos los pueblos, gracias a la manipulación de estos mensajes de Jesús.

     Francisco, Potosí - Bolivia                                                      



* * *

En los salmos se expresa el anhelo de la humanidad: “Muéstranos tu rostro, Señor, y danos tu salvación” (Sal 84, 8) Con Jesús se realiza este anhelo. El encuentro entre Jesús y Zaqueo realiza la salvación, que es imposible para todos, pero no para Dios; finalmente el deseo del ser humano de habitar junto a Él, puede cesar en su fatiga. El deseo de Zaqueo “de ver” y la mirada de Jesús hacia él: de este encuentro de miradas brota “hoy” la salvación.



En el itinerario del evangelio de Lucas, este es el último episodio de la subida de Jesús a Jerusalén. Aquí los discípulos y quienes le siguen “pueden ver” y salir de la incertidumbre de: “¿Quién puede salvarse? Lo que es imposible para los hombres es posible para Dios” (Lc 18, 26-27). Zaqueo, el “insalvable” – jefe “del cartel de pecadores” y rico – se encuentra con el Hijo del hombre que ha venido a buscar lo que estaba perdido; él que es insalvable tiene la prerrogativa única que se requiere para la salvación: ve la propia miseria y trata de ver la misericordia del Señor que pasa. Zaqueo hará después “lo que hay que hacer para heredar la vida”: acoge a Jesús con alegría, en él ama a Dios con todo el corazón y al prójimo, porque se muestra dispuesto a entrar en comunión a la comunidad de los pobres, especialmente de aquellos que él mismo había reducido a la miseria. 



“Cuando Jesús llegó al sitio, alzó la vista y dijo”. Jesús lo mira no desde arriba, sino desde abajo; “Él, siendo de condición divina, no hizo alarde de ser igual a Dios” (Fil 2, 6), se ha hecho el más pequeño de todos, levanta los ojos hacia Zaqueo. Por más que sea de “pequeña estatura”, siempre está más arriba que Él, así como también todos los discípulos; Él se ha puesto en el último lugar, se vació de sí para poder servir a todos. Nadie ve en él al representante de la ley, sino al que hace presente la misericordia del Padre. El amor hace considerar al otro como superior a sí mismo. Lo que fue imposible para el rico, viene a ser realidad para el que se encuentra con la mirada de Jesús.



“El hijo del Hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido”. En Jericó la muralla infranqueable ha caído, todos los perdidos de la tierra han sido salvados; el hombre queda conquistado por la fuerza del amor misericordioso. Ahora Jesús puede entrar en Jerusalén y cumplir aquello para lo cual ha venido. Zaqueo es su anticipo, como lo es Lázaro en el evangelio de San Juan.

    Joel, Puerto Aysén – Chile                                                        

* * *

Esta Palabra me produjo mucha gratitud. En realidad, ¡toda la palabra de Dios es para agradecer! Sin embargo, esta actitud de Jesús... ese siempre querer ir a "casa", ese deseo de entrar en mí casa... De verdad siento que Él desea estar en ella, pero también descubro que no siempre le abro, bajando de mis alturas y ocupaciones para ir con presteza a acogerlo y charlar largo y tendido. Muy por el contrario continuo en mi terquedad y en mis desencuentros de relaciones humanas, y en mi creer que estoy bien mirándole desde mi óptica, desde mis alturas, perdiendo el "hoy" que me ofrece Él para cambiar, para mirarle a Él, mirar en su dirección. Le pido no descuide el "hoy", ya que hoy Él quiere estar en mí.

     Hilda, Roma – Italia                                                                        

* * *

Esta parábola es muy linda y llena de enseñanza ejemplarizadora. ¡Cuántas veces he sido un Zaqueo, el más pecador, estafador, no sólo con mis hermanos sino con Dios, justificando mis culpas y engañando, subiendo a un sicómoro pero no para ver a Jesús sino para ver desde arriba a los demás, ser más, que ellos! ¡Cuántas veces Jesús me miró y no le di importancia a esa mirada que convierte y transforma, pasando desapercibida y sin que su palabra tampoco importara!

El deseo de conocer a Jesús por Zaqueo me debe invitar a tener esa inquietud, buscarlo y tener ese gozo de que sea el principal invitado en mi casa (corazón), transformando mi vida; saber y tener presente su amor y gran misericordia que me tiene. Me busca Él, y se hizo hombre por nosotros los pecadores. La conversión es tan importante, empezando por la adhesión a Cristo.
    Silvia. La Paz - Bolivia.                                                               




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