Querid@ Amigo@:
Te envío un breve comentario sobre el evangelio de este domingo:
“¡SÁLVATE A TI MISMO!”.La reflexión, como siempre, es sólo una sugerencia inicial, para que se pueda elaborar un comentario colectivo, con la experiencia y la reflexión de cada uno. Cada uno puede intervenir y aportar, si quiere y cuando quiere, sus opiniones y reflexiones, que luego serán enviadas a todo el grupo.
Abajo un aporte-retorno sobre el evangelio del domingo pasado:
“NO SE DEJEN ENGAÑAR”.
“NO SE DEJEN ENGAÑAR”.
“¡SÁLVATE A TI MISMO!”
Usamos hoy, sobre todo en el lenguaje religioso, imágenes que han nacido en otro tiempo y en otro contexto cultural. ¿Qué significa hablar de pastores, en una época postmoderna, en que se crían las ovejas con métodos industriales? ¿Y qué reacciones provoca el título de rey, en una sociedad en que los reyes ya son poco estimados y menos amados? La misma realeza atribuida a Jesús necesita la oportuna iluminación.
Leemos en el evangelio de san Lucas 23, 35-43:
Después que Jesús fue crucificado, el pueblo permanecía allí y miraba. Sus jefes, burlándose, decían: “Ha salvado a otros: ¡que se salve a sí mismo, si es el Mesías de Dios, el Elegido!”. También los soldados se burlaban de Él y, acercándose para ofrecerle vinagre, le decían: “Si eres el rey de los judíos, ¡sálvate a ti mismo!”. Sobre su cabeza había una inscripción: “Éste es el rey de los judíos”.
Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo: “¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros”. Pero el otro lo increpaba, diciéndole: “¿No tienes temor de Dios, tú que sufres la misma pena que él? Nosotros la sufrimos justamente, porque pagamos nuestras culpas, pero él no ha hecho nada malo”. Y decía: “Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu Reino”. Él le respondió: “Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso”.
PALABRA del SEÑOR
Lucas presenta las reacciones...
de los distintos testigos de la crucifixión de Jesús.
Está el pueblo, que “permanecía allí y miraba”. Es curiosidad frente a ese terrible espectáculo; es satisfacción por haber logrado lo que había pedido: “¡Qué muera este hombre! Déjanos libre a Barrabás”. El evangelio no hace sospechar ni la mínima compasión, al menos algún recuerdo del bien que Jesús hizo, o de la enseñanza que él transmitió.
Los más satisfechos son los jefes religiosos...
Muchas veces ellos habían intentado eliminar a Jesús, pero le tenían miedo al pueblo que por un tiempo lo había seguido. Ahora han recuperado el poder sobre la gente, y el resultado está bajo los ojos de todos. Desafían a Jesús burlándose de él. Ellos tienen una imagen de Dios coherente con sus intereses, y era justamente esa imagen que Jesús destruía con su mensaje, presentando a Dios como Padre misericordioso. Ahora parece que el Dios de los sumos sacerdotes, de los escribas y fariseos es el vencedor, y que el Dios de Jesús es impotente. Se ríen de ese Dios, que abandona y no defiende a su Elegido, y se ríen de Jesús que no usa en su favor el poder que ha manifestado cuando “pasó haciendo el bien y sanando a todos”: “Ha salvado a otros: ¡que se salve a sí mismo, si es el Mesías de Dios, el Elegido!”. Resuenan en estas palabras las tentaciones del diablo en el desierto: “Si eres hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan”. Es la misma lógica diabólica: el poder para su propia ventaja.
Igual burla manifiestan los soldados...
que ofrecen cruelmente a Jesús una bebida agria, en lugar de la bebida que se ofrecía a los condenados: “Acercándose para ofrecerle vinagre, le decían: Si eres el rey de los judíos, ¡sálvate a ti mismo!”. Acostumbrados a servir al emperador, y a imponer con la fuerza de las armas el derecho del más fuerte, no pueden concebir a un rey sin poder, que no pelee por su propia salvación, tal vez mandando a otros a morir por él, un rey que no ha venido para ser servido, sino para servir y dar su vida.
Es una burla también el letrero sobre la cabeza de Jesús, con la inscripción: “Éste es el rey de los judíos”.
Y al sarcasmo y la irrisión general se asocia también uno de los dos malhechores crucificados con Jesús: “¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros”. Un verdadero Mesías, fuerte y poderoso, no debería dejarse morir y tendría que liberarse y liberar a los que comparten la misma condena.
Sólo una voz diferente, la del otro crucificado...
Afirma la inocencia de Jesús, mientras reprocha la insolencia del compañero, que bien ha merecido ese terrible castigo: “¿No tienes temor de Dios, tú que sufres la misma pena que él? Nosotros la sufrimos justamente, porque pagamos nuestras culpas, pero él no ha hecho nada malo”. Y le pide a Jesús: “Acuérdate de mí cuando llegues a tu Reino”. Reconoce a Jesús en la cruz como rey, un rey que muere en fidelidad a su misión de mensajero de un proyecto de vida diferente, de un Reino de misericordia abierto a todos, también al peor de los malhechores, y que ofrece su vida para indicar el camino de la verdadera vida que vence la muerte: el amor hasta el extremo.Jesús le responde solemnemente: “Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso”. El Justo y el pecador, crucificados los dos, participan de la vida definitiva, que la muerte horrible en la cruz no puede vencer. Jesús es el rey, y el primer ciudadano que ingresa a su reino es ese malhechor que ha confiado en él.
Bernardino Zanella bernardino.zanella@gmail.com
Gustavo M. Llerena gusosm@yahoo.es
LECTIO DOMINICAL 20 de noviembre
"NO SE DEJEN ENGAÑAR"
"NO SE DEJEN ENGAÑAR"
El final de los tiempos está sucediendo en el “hoy” de nuestra vida. El final de los tiempos está ya presente y el único tiempo cierto es el de la conversión. Cada día es un reto y una exigencia de fidelidad a Cristo. No nos distraigamos haciendo conjeturas sobre el cómo y el cuándo de un futuro desconocido y de un final de los tiempos que seguramente no nos tocará a nosotros ver ni vivir. Más bien, concentremos la atención y todo el empeño de nuestro ser en vivir con fidelidad el momento presente, llegando incluso hasta el martirio en nuestra entrega a Jesucristo. El martirio que nos toca vivir a nosotros ahora no es un martirio cruento, sino el de una entrega silenciosa, callada, pero llena de amor; y, a los ojos de Dios, tal vez se trate de un martirio no menos heroico que el de muchos hermanos nuestros.
Silvia, La Paz - Bolivia
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El lenguaje apocalíptico de Jesús ha resultado pequeño con relación a la realidad del mundo que hemos construido desde entonces. La hipnosis que nos ha cerrado los ojos y nos mantiene en nuestras pequeñas seguridades cotidianas impide que sintamos este horror en toda su magnitud que, creo, por otro lado, no soportaríamos: el hambre, las guerras, las violaciones a todos los derechos humanos, el enriquecimiento ilícito es tanto y está tan indetenible que sería casi imposible un mínimo de esperanza. Sin embargo el dice: No quedará piedra sobre piedra, y quiero sentir que se refiere al fin de una era y el principio de otra: donde la verdad es develada sin intermediarios y las elecciones hacia la luz se vuelven urgentes, posibles, imprescindibles.
Lo que Jesús anuncia como que "sucederá" ya ha sucedido y está sucediendo: muchos han sido perseguidos, encarcelados, muertos, torturados, y pueblos enteros aniquilados y siempre ha sido en nombre de Jesús, porque El es la verdad, la justicia, el Amor y la misericordia y aquellos que han portado este estandarte con distintos nombres a lo largo de los siglos fueron abatidos por el poder, la astucia y la oscuridad. En nombre de Jesús, aunque no siempre invocando su nombre, han actuado generaciones de jóvenes idealistas a través de la política, los ecologistas, los pacifistas, muchos artistas, los voluntarios y las buenas y sencillas gentes viviendo una vida honesta. Y esto, aunque no se vea, también cuenta. Cuenta para que las cajas vacías y corruptas de determinadas instituciones no puedan ya ocultar sus manos ensangrentadas.
Salvar la vida es no ceder frente a la tentación hoy instalada en el poder mundial que no cesará hasta exprimir la última gota de riqueza de nuestro planeta a costa de lo que sea, fundamentalmente de la vida. Salvar la vida es seguir con fe, con oración, contemplación y meditación por el camino de la buena acción allí donde estemos, y la buena acción siempre implica la denuncia de la mentira que nos rodea. Salvar la vida no es sobrevivir ni esconderse, es honrarla porque es la Vida el regalo que nos han hecho para aprender, crecer y seguir nuestro camino álmico de evolución.
Hay algo que también me resulta muy hondo, es que cuando dice: "Serán entregados hasta por sus propios padres y hermanos, por sus parientes y amigos; y a muchos de ustedes los matarán", yo creo que se refiere a todo este tiempo que largo, largo, nos tuvo presos de una mente apoderada por completo del hombre y alejándolo cada vez más de su centro y su corazón. Esta mente ideológica, argumentativa, no hizo más que sembrar división tras división, los unos contra los otros, los de la "razón" y los que no la tenían, y esto fue generando más y más separación, hasta el renegar de muchos de sus propios orígenes, sus padres hijos y hermanos: sino pensaban igual. Ideas tan poderosas se agigantaron y se volvieron destructivas; fueron llevadas a las acciones devastadoras de guerras, persecuciones, espionajes, torturas y asesinatos. Es la era de la mente humana sin control. Esta era está llegando a su fin. Retornar a la fuente de Dios con humildad, orando por discernimiento, asistencia y volver a sentir nuestro ser en Amor.
Isabel Fraire, City Bell - Argentina
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Los tiempos que vivimos son de verdad tormentosos y pueden hacer pensar a lo que se dice en el texto del evangelio de Lucas. Un amigo de hace tiempo, Andrés, me escribía en estos días: Se le preguntó a Lutero qué haría si supiera que el apocalipsis estaba muy próxima. Contestó: “Plantaría árboles”. El “apocalipsis” está cerca, y nosotros “plantamos árboles” (materiales e interiores). Aunque si a menudo no es fácil para nada. Así quedo fiel, de otra manera, a la visión de padre Giovanni Vannucci, de don Michele Do, de Raimon Panikkar, entre otros amigos.
Me ha hecho pensar mucho esta afirmación de Andrés que, después de haber trabajado por muchos años a nivel intelectual, preparando documentales para la TV suiza, se ha retirado en Escocia, en un monasterio de monjas anglicanas, donde trabaja como jardinero a cambio de alimentación y alojamiento. Luego he aplicado a las palabras de Jesús: “No preparen antes su defensa, yo les daré palabras y sabiduría… Con su perseverancia salvarán su vida”, una reflexión que escuché ayer de noche en la TV, mientras seguía el rosario meditado en vivo desde Lourdes. El segundo misterio de la Luz está dedicado a las bodas de Caná. María dice a los sirvientes del banquete, que no tienen más vino: “Hagan lo que [Jesús] les diga”, y nos entrega así el don de la “docilidad” a las enseñanzas del Señor.
Estas son las dos indicaciones que la vida me ha regalado en estos días. No creo sea atrevido aplicarlas al texto del evangelio de Lucas.
Elena, Bérgamo - Italia
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Es verdad, solo la constancia en el seguimiento de Jesús, es lo que nos salvará. Solo a través de sus ojos, y a través de su propia vida, es que llegaremos a la plenitud de los tiempos. Podrán destruir nuestra carne, pero nuestro espíritu le pertenece a Cristo. No necesitamos nada de nosotros, sólo lo necesitamos a él. No hay que tener miedo entonces de morir por Cristo, ya que nuestra esperanza es él mismo, que dio la vida por nosotros, regalándonos la esperanza en la vida eterna... Tomemos entonces nuestra cruz, y las infinitas cruces de nuestros hermanos que más sufren, y sigamos adelante.
Lorena, Santiago - Chile
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