Querido/a Amigo/a:
Con el envío del breve comentario sobre el evangelio de la noche de Navidad:
“UN NIÑO ENVUELTO ENTRE PAÑALES"
Te envío también mis mejores deseos para una feliz Navidad
y un próspero año nuevo.
La reflexión sobre el evangelio, como siempre, es sólo una sugerencia inicial, para que se pueda elaborar un comentario colectivo, con la experiencia y la reflexión de cada uno. Cada uno puede intervenir y aportar, si quiere y cuando quiere, sus opiniones y reflexiones, que luego serán enviadas a todo el grupo.
“UN NIÑO ENVUELTO ENTRE PAÑALES"
Te envío también mis mejores deseos para una feliz Navidad
y un próspero año nuevo.
La reflexión sobre el evangelio, como siempre, es sólo una sugerencia inicial, para que se pueda elaborar un comentario colectivo, con la experiencia y la reflexión de cada uno. Cada uno puede intervenir y aportar, si quiere y cuando quiere, sus opiniones y reflexiones, que luego serán enviadas a todo el grupo.
Abajo un aporte-retorno sobre el evangelio del domingo pasado:
“Un nuevo inicio”.
Un abrazo.
Bernardino
"Un niño envuelto en pañales"
A veces nos encontramos con personas de grande nobleza espiritual, de profunda integridad moral y firme compromiso por los demás, que declaran con mucha sencillez que no creen en Dios. Y también vemos a veces que personas de fe tienen una mentalidad tan cerrada, resentida, intolerante y dura, que juzga a todos desde lo alto de su pretendida verdad.
¿Qué pasa? ¿La fe no tendría que humanizarnos más?
La contemplación de la humanización de Dios en Jesús nos recuerda el camino de Dios, que asumió nuestra condición humana para hacernos capaces de reproducir en nosotros la ternura y la misericordia del Padre.
Así nos relata el nacimiento de Jesús
El evangelio de Lucas 2, 1-14:
Apareció un decreto del emperador Augusto, ordenando que se realizara un censo en todo el mundo. Este primer censo tuvo lugar cuando Quirino gobernaba la Siria. Y cada uno iba a inscribirse a su ciudad de origen.
José, que pertenecía a la familia de David, salió de Nazaret ciudad de Galilea, y se dirigió a Belén de Judea la ciudad de David, para inscribirse con María, su esposa, que estaba embarazada.
Mientras se encontraban en Belén, le llegó el tiempo de ser madre; y María dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque donde se alojaban no había lugar para ellos.
En esa región acampaban unos pastores, que vigilaban por turno sus rebaños durante la noche. De pronto, se les apareció el Ángel del Señor y la gloria del Señor los envolvió con su luz. Ellos sintieron un gran temor, pero el Ángel les dijo:
«No teman, porque les traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor. Y esto les servirá de señal: encontrarán a un niño recién nacido envuelto en pañales y acostado en un pesebre». Y junto con el Ángel, apareció de pronto una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo:
La primera preocupación de Lucas...
es la de insertar el nacimiento de Jesús dentro de la historia universal, y en el mismo tiempo hacer ver que quien da verdadero sentido a la historia no es el poderoso “emperador Augusto”, sentado en su trono glorioso, aunque él pueda ordenar que se realice “un censo en todo el mundo”, sino “un niño recién nacido envuelto en pañales y acostado en un pesebre”.
El emperador impone el censo para exigir la sumisión y el pago de impuestos de parte de todos sus súbditos, en cambio el niño recién nacido ha venido al mundo para enseñar un camino de amor, hasta dar su vida. Los mismos pañales en que está envuelto manifiestan su fragilidad, su solidaridad con nuestra condición humana necesitada de protección y cuidado, y ya hacen entrever otro fajamiento, cuando el cuerpo de Jesús será envuelto en una sábana y entregado al sepulcro.
La madre acuesta al niño “en un pesebre”. Es el lugar donde se ponen los alimentos para los animales. Jesús se hará alimento para todos, se ofrecerá como el pan de vida, enseñándonos a seguir su mismo camino: hacerse pan para que nadie en el mundo muera de hambre.
El anuncio del nacimiento de ese niño es ofrecido a gente de su misma condición social, los pastores, los últimos, la categoría más marginada y despreciada. Los pastores no eran los propietarios del rebaño. Compartían su vida con los animales y eran considerados impuros. No podían tener acceso al templo. Sin derechos civiles. Y son los primeros invitados al “pesebre” de Jesús. Su presencia significativa no tiene nada que ver con la delicadeza y la emotividad de nuestros pesebres, con sus ovejitas y sus musiquitas navideñas. El Ángel del Señor les anuncia “una buena noticia”, a ellos, que nunca habían recibido una buena noticia en toda su vida. Es una noticia que será causa de “una gran alegría para todo el pueblo”.
“Les ha nacido un Salvador”.
Eso es Jesús: ¡el Salvador! Ha bajado al mundo para liberarnos de todas las opresiones y hacernos capaces de subir a la condición de hijos de Dios. Hijos de Dios los pastores, los excluidos; hijo de Dios cada hombre y cada mujer que se hace invadir y transformar por la presencia de Dios, que humaniza su corazón con la ternura, la dignidad y la verdadera justicia. La oscuridad se puebla de ángeles, la noche es vencida por la luz de la gloria de Dios. La gloria de Dios no es parecida a la del emperador que ordena “el censo en todo el mundo”, y que humilla y explota a los pueblos. Es la gloria que sólo los pastores pueden ver, la gloria de una humanidad amada y reconciliada: “en la tierra paz a los hombres amados por Dios”. Un amor que se extiende a todos los hombres, a toda la tierra, a toda la creación, para la construcción de un mundo nuevo, justo, feliz y en paz.
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COMENTARIOS DEL DOMINGO PASADO
Un nuevo inicio
Muchas veces, he hecho esa pregunta e incluso he escuchado a otros seres queridos hacerla: “¿quién eres tú?. Hoy, sin querer, Jesús me demuestra que aunque nos alejemos, él se queda con nosotros. A veces es difícil lograr entender o aceptar algunas de sus acciones, pero él se queda, a pesar de nuestros enojos, de nuestros reproches. Él simplemente esta ahí. Hoy increíblemente, una vez más, él iluminó mi corazón y me guió nuevamente hasta él, en un momento especial de mi vida donde contraeré matrimonio. Siento que lo necesito por sobre todo, que sólo su bendición me dará la felicidad total y eso simplemente pasó porque él siempre se quedó en mí, aunque yo quizá no le prestara atención.
Además, él mantiene en mí la inquietud de hacer cosas pequeñas por los más necesitados, o simplemente por aquel que en un momento lo necesita, y eso me llena el alma tanto tanto, que no puedo negar que es porque él reina en mí.
De modo que, como reflexión, abramos nuestro corazón, reconozcamos a Jesús que vive en nosotros, en las pequeñas cosas de la vida, en las lindas y en las no tan lindas, pero que de seguro nos enseñan algo importante.
Gracias, Señor, por estar a mi lado tan latente hoy.
Alejandra, Montevideo – Uruguay
* * *
El camino que el Señor nos ofrece es de seguirle. Él quiere, que igual que la Virgen María, le demos nuestro "sí" abandonándonos en sus manos de Padre que siempre nos colmará de todo lo necesario, para guiarnos para la vida eterna. Es por eso que al igual que la Virgen debemos caminar en pos de Él, aunque no sepamos para dónde iremos claramente. Es quemar todas nuestras naves para un camino sin regreso, con un solo punto, de mirarle sólo a Él y dejarnos llevar de su mano, aunque muchas veces no entendamos porqué. De todas manera es lo mejor para nosotros. Como Padre, sabe lo que es mejor para cada uno de nosotros, en la confianza que bajo su amparo nada nos sucederá.
María Teresa, Santiago – Chile
* * *
Que hermosa reflexión: María como nuevo pueblo y alianza de Dios. Con su “sí” volvimos a nacer. Por medio de ella y junto a Jesús volvimos a la nueva vida de amor y esperanza. Herederos de Dios, hijos amados de María.
Silvia, Oruro – Bolivia
* * *
Los proyectos de Dios son muchas veces difíciles de entender. No sabemos por qué ocurre y cuándo. Sólo en la medida que la persona confía en un llamado puede entender. Muchas personas reclaman por las calamidades que ocurren en su casa, en su entorno o más allá, y decimos por qué Dios nos ha castigado. Sin embargo, cuando estamos convencidos de que el Padre nos está dando una tarea, es muy diferente. Seguro esto le ocurrió a María, cuando de pronto alguien le dijo vas a ser mamá. Nos ponemos a pensar qué pasaría hoy, con todo el ajetreo del mundo, saber que una mujer esté preparada para decir: "Hágase en mí la voluntad del Señor". Hoy, cuando sabemos que vamos a festejar o recordar el nacimiento de quien seria la "luz", no tenemos plena conciencia de esto. Es pues necesario tomar nota que María representa a esa mujer o a esas personas que de verdad queremos recibir una buena nueva y comprometernos más allá para "hacer su palabra".
Francisco Oruro – Bolivia
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