Querido/a Amigo/a:
Te envío un breve comentario sobre el evangelio de este domingo:
“HE VENIDO A TRAER LA DIVISIÓN".
La reflexión, como siempre, es sólo una sugerencia inicial, para que se pueda elaborar un comentario colectivo, con la experiencia y la reflexión de cada uno. Cada uno puede intervenir y aportar, si quiere y cuando quiere, sus opiniones y reflexiones, que luego serán enviadas a todo el grupo.Abajo un aporte-retorno sobre el evangelio del domingo pasado:
“A LA HORA MENOS PENSADA"
Un abrazo... Bernardino
“HE VENIDO A TRAER LA DIVISIÓN".
Todos los intentos de cambio desencadenan conflictos, entre las fuerzas que prefieren no cambiar nada y las que intentan abrir caminos nuevos, entre la paz del orden establecido y la lucha por un mundo más humano y una vida más plena.
Leemos en el evangelio de san Lucas 12, 49-53
Jesús dijo a sus discípulos: “Yo he venido a traer fuego sobre la tierra, ¡y cómo desearía que ya estuviera ardiendo! Tengo que recibir un bautismo, ¡y qué angustia siento hasta que esto se cumpla plenamente! ¿Piensan ustedes que he venido a traer la paz a la tierra? No, les digo que he venido a traer la división. De ahora en adelante, cinco miembros de una familia estarán divididos, tres contra dos y dos contra tres: el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra”.
PALABRA del SEÑOR
A los discípulos que lo acompañan...
en el camino hacia Jerusalén, Jesús les declara abiertamente: “Yo he venido a traer fuego sobre la tierra”.
en el camino hacia Jerusalén, Jesús les declara abiertamente: “Yo he venido a traer fuego sobre la tierra”.
Ya Juan Bautista había anunciado que el Mesías iba a bautizar “en Espíritu santo y fuego”, pero él esperaba a un juez que iba a separar a los buenos de los malos, el trigo de la paja, para destruir definitivamente a los malvados: “Todo árbol que no dé buen fruto será cortado y echado al fuego”; “quemará la paja con el fuego inextinguible”.
En cambio, el fuego que Jesús ha venido a traer...
sobre la tierra tiene absolutamente otra naturaleza y otra finalidad. Jesús quiere encender en el mundo el fuego del Espíritu, el fuego de Pentecostés, la energía transformadora que “renueva la faz de la tierra”, haciendo desaparecer lo antiguo y abriendola a la nueva creación. Es un fuego que quema el corazón, alimenta la vida y la impulsa por los caminos del reino de Dios, extendiéndolo a toda la humanidad. Es el deseo más profundo de Jesús: “¡Cómo desearía que ya estuviera ardiendo!”.
Este proyecto encontrará la oposición...
será acogido por algunos, y rechazado por otros que al final asesinarán a Jesús en un bautismo de sangre: “Tengo que recibir un bautismo, ¡y qué angustia siento hasta que esto se cumpla plenamente!”. En realidad, es un proyecto de amor, de paz y justicia, de reconciliación universal y de armonía con toda la creación, pero causa separación, porque muchos no lo aceptarán, tal vez por desconocimiento, muchas veces por intereses opuestos, o por simple flojera: “¿Piensan ustedes que he venido a traer la paz a la tierra? No, les digo que he venido a traer la división”. La división es posible entre los miembros de una misma familia, con algunos que se adhieren a Jesús y otros no: “De ahora en adelante, cinco miembros de una familia estarán divididos, tres contra dos y dos contra tres: el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra”.Era la experiencia que ya se vivía cuando Lucas escribía su evangelio; una experiencia ya anunciada a los pocos días del nacimiento de Jesús, cuando fue presentado al templo. El anciano Simeón lo tomó en sus brazos y dijo a la madre: “Mira, éste está puesto para que en Israel unos caigan y otros se levanten, y como una bandera discutida”. Será signo de contradicción. Frente a él no es posible la neutralidad. También la nueva familia que Jesús propone no dependerá de la lógica y los lazos de la sangre, sino de la acogida de su palabra: “Madre y hermanos míos son los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica”. La adhesión al mensaje de Jesús será motivo de unión o de división en el corazón de la misma familia y en la sociedad.
Gustavo M. Llerena gusosm@yahoo.es
Lectio Domingo 18 de Agosto
“A LA HORA MENOS PENSADA"
El camino de la evolución de la conciencia y la espiritualidad en el amor de Dios está permanentemente boicoteado por nuestra propia mente individual y colectiva: mente que acumula todo el polvo que hemos ido generando a lo largo del tiempo desde antes de la venida de Jesús. No hay garantías de no olvidar, de no caer una y otra vez en la "dormidera" inconsciente en donde la mente plagada de deseos retorna una y otra vez y se vuelve "el señor" de nuestra vida, tentándonos en el poder, el dinero, el sexo sin amor y dejando que toda clase de emociones confusas y negativas apaguen nuestra Luz.
La única forma de retomar el camino perdido una y otra vez es el arrepentimiento de corazón, no mentirnos acerca de quienes somos, no cubrirnos con la piel de la oveja como si nunca hubiese oscuridad en nuestra mente dormida y a su vez sentir esa paz profunda de que "el Padre ha querido darles el Reino": siempre nos estará esperando y ayudando para volver a Casa si de verdad queremos sanar y volver.
Isabel, City Bell – Argentina
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Jesús enseña a quienes lo siguen a ser hijos e hijas de Dios, viviendo dos actitudes fundamentales: confianza plena “No temas, pequeño rebaño, que el Padre ha decidido darles el reino”; y docilidad incondicional que se expresa en hacer la voluntad del Padre: “Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo”. Esto contrasta con lo que hoy vivimos. Se vive con un profundo sentimiento de orfandad espiritual; esto hace que se viva para ser rico, famoso, tener buena presencia, ser popular, bello; o se expresa en lo contrario, el miedo de ser pobre, desconocido, ignorado, feo. No sentimos, en la práctica, que somos hijos, hijas, de Dios Padre. Esta experiencia es la que Jesús con toda su vida, su ternura, su enseñanza, su entrega total, nos trasmite.
Aún en medio de una sociedad que tiene puesto el corazón en el dinero, en el éxito o el temor al fracaso, es posible acoger la llamada de Jesús que nos invita a despertar de la indiferencia, el egoísmo, la pasividad o el descuido con que vivimos nuestra fe. La fe es luz que inspira nuestros criterios de actuación, fuerza que nos despierta e impulsa nuestro compromiso de construir una sociedad más humana; la fe es coraje que nos ayuda a superar el miedo de vivir engañándonos, es fuego que quema lo feo e ilumina lo desconocido y nos hace experimentar que somos hijos e hijas de Dios Padre, que en el amor lo sustenta todo.
Joel, Puerto Aysén – Chile
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