"ÁMENSE LOS UNOS A LOS OTROS"

viernes, 6 de junio de 2014

“LOS ENVÍO A USTEDES”.

Querido/a Amigo/a:
Te envío un breve comentario sobre el evangelio de este domingo: 

“LOS ENVÍO A USTEDES”.

La reflexión, como siempre, es sólo una sugerencia inicial, para que se pueda elaborar un comentario colectivo, con la experiencia y la reflexión de cada uno. Cada uno puede intervenir y aportar, si quiere y cuando quiere, sus opiniones y reflexiones, que luego serán enviadas a todo el grupo. Abajo 

un aporte-retorno sobre el evangelio del domingo pasado: 


"TODOS LOS DÍAS"



Un abrazo... P. Bernardino.



                    “LOS ENVÍO A USTEDES”                   


Fiesta de Pentecostés...
La palabra Pentecostés significa quincuagésimo, y en su origen, en la tradición judía, recordaba la “fiesta de las semanas” que se celebraba en Palestina siete semanas después de la fiesta de los primeros frutos de la cosecha, el día quincuagésimo. En ese día se agradecía a Dios por los frutos de la tierra, y por la alianza de Dios con su pueblo y el don de la Ley.

Para los cristianos, Pentecostés recuerda el quincuagésimo día después de la Pascua. San Lucas, en su evangelio y en los Hechos de los apóstoles, presenta en forma pedagógica distintos momentos del misterio pascual, siguiendo las fechas de las fiestas judías: la Ascensión de Jesús al cielo a los cuarenta días de la Resurrección, y Pentecostés a los cincuenta días, con el don del Espíritu Santo como fruto pleno de la Pascua, en substitución de la Ley de Moisés.

En otros evangelios no hay esta distinción de tiempos: la Pascua es al mismo tiempo la vida definitiva de Jesús en el espíritu, después de su pasión y muerte, y el envío del Espíritu a los discípulos.

Lucas dramatiza el día de Pentecostés recordando los signos de las teofanías, las manifestaciones de Dios en el Antiguo Testamento, con el fuego y el viento. Recuerda también la experiencia de la Torre de Babel, con la confusión de las lenguas, releída en Pentecostés en forma positiva: por el don del Espíritu todos los pueblos son reconocidos en su idioma, identidad, cultura, costumbres, todos llamados a proclamar en sus propias lenguas “las maravillas de Dios”.

El evangelio de San Juan usa otras imágenes para manifestar el don del Espíritu. Primero, la imagen de Jesús crucificado, que “reclinando la cabeza, entregó el Espíritu”. La muerte de Jesús no interrumpe la vida. Él es el dador de vida, y entrega el Espíritu a los hombres para que, animados por el mismo Espíritu, den continuidad a su obra liberadora y sean protagonistas de una nueva humanidad.

Y hay una segunda imagen, la de Jesús resucitado, que se manifiesta a los discípulos en el cenáculo.

 Leemos en el evangelio de Juan 20, 19-23                                                

Al atardecer del primer día de la semana, los discípulos se encontraban con las puertas cerradas por temor a los judíos. Entonces llegó Jesús, y poniéndose en medio de ellos, les dijo: "¡La paz esté con ustedes!"

Mientras decía esto, les mostró sus manos y su costado. Los discípulos se llenaron de alegría cuando vieron al Señor.

Jesús les dijo de nuevo: "¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí, Yo también los envío a ustedes". Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió: "Reciban el Espíritu Santo: los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan".

PALABRA del SEÑOR




Jesús aparece en medio de los discípulos...
asustados por el miedo, y después de saludarlos deseándoles la paz y mostrándoles los signos de su pasión como prueba de un amor hasta la entrega de la vida, los lanza a la misión: “Como el Padre me envió a mí, yo también los envío a ustedes”. Justo a partir de la dolorosa experiencia de la fragilidad de los discípulos, Jesús les propone que sean continuadores de su obra. Tendrán que repetir los mismos gestos de sanación y perdón, los gestos que revelen la gran compasión del Padre por el infinito dolor del mundo. Para eso había sido enviado Jesús: para hacerse nuestro hermano, compartir nuestra miseria, hacerse leproso con los leprosos, excluido con los excluidos. “De la misma manera los envío a ustedes”: la misión de los discípulos tiene su origen y modelo en la misión de Jesús, será su prolongación. Sus discípulos seguirán siendo frágiles y vulnerables, pero tendrán una energía extraordinaria que los hará capaces de vencer el miedo y anunciar con valentía que el Señor ha resucitado, y que las tinieblas y la muerte pueden ser vencidas: "Reciban el Espíritu Santo”. El Espíritu que Jesús comunica a los discípulos los capacita para asumir la misión que él les entrega.



“Sopló sobre ellos”, como hizo Dios...
que infundió en el hombre su aliento de vida en la primera creación: serán una nueva creación.“Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan": el perdón es el primer fruto del Espíritu. Con el don del Espíritu, los discípulos serán mensajeros de la misericordia de Dios, anunciando el perdón de los pecados a todos los que no se resistan al amor, para formar una comunidad reconciliada, de puertas abiertas, fraternal, justa, humilde y pobre, acogedora, enviada a todo el mundo, en diálogo con las distintas razas y culturas, sin exclusiones ni discriminaciones, una comunidad de discípulos misioneros. “Lo que nace de la carne es carne, y lo que nace del Espíritu es Espíritu”: renacidos por el Espíritu, los discípulos están llamados a ser esta humanidad nueva, que Dios había soñado desde el principio.






Bernardino Zanella... bernardino.zanella@gmail.com
Gustavo M. Llerena... gusosm@yahoo.es

        LECTIO DOMINGO 01 DE JUNIO > LA ASCENSIÓN 
                                                                    Todos los días 



La liturgia cristiana es el arte de celebrar y mantener abierto el misterio divino. La solemnidad de la Ascensión nos pone ante el doble misterio de la glorificación de Jesús el Señor y, sobre todo, la experiencia de que no hay un abismo entre Dios y la humanidad: Él estará con nosotros siempre. Ha pasado el aspecto exterior de su vida, para entrar en el misterio de Dios. No está lejos de ninguno de nosotros, porque está en Aquel en el cual vivimos, nos movemos y existimos. Ha entrado en lo más profundo de la Verdad y la Vida, no para apartarse del pesebre de la tierra, en efecto, su cuerpo glorificado conserva las heridas de la cruz, las mismas heridas de la iglesia naciente: “los once”, de la cual no se aparta. 



“Los once fueron a Galilea, al monte que les había indicado Jesús”. Son las mujeres quienes se han encontrado con el resucitado, a través de ellas –discípulas y enviadas–, Jesús les ha llamado hermanos –como José, el hijo de Jacob que fue vendido por sus hermanos– para que no tengan miedo de acercarse a él, pues le habían vendido, negado y abandonado a su suerte. Al verlo, en Galilea en el monte indicado, no escuchan ningún reproche, no les recuerda su pecado, al contrario, sus palabras son renovación de confianza: “Vayan y hagan discípulos entre todos los pueblos”. Anunciar y vivir lo que significa ser discípulos de Jesús, el Señor: “Dichoso aquel a quien el Señor no le tiene en cuenta su pecado” (Rom 4, 8). De esta bienaventurada experiencia nace la misión, de replicar vitalmente su práctica compasiva y liberadora: “Vengan, benditos de mi Padre… Porque tuve hambre y me dieron de comer, tuve sed y me dieron de beber”. (Mt 25, 34-40); no puede ser sino esto el ser discípulo de Aquel que pasó haciendo el bien. 


El texto repite: “Todo poder”, “todo los pueblos”, “todo lo que les he mandado”. Es decir, la plenitud del resucitado. Todo poder no para dominar a la manera de los tiranos, sino para acoger, a través del testimonio de los discípulos, a todos los pueblos y que estos entren en comunión con él. Tiene poder para que toda su Palabra sea eficaz y realice lo que ésta dice: “Bautícenlos consagrándolos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo”. “Yo estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo.” 

Esperamos “ascender” con él a la plenitud de la vida. Mientras permanecemos aquí, en la tierra que no es nuestra patria, que el Espíritu Santo descienda sobre nosotros para ser sus testigos hasta los confines de la tierra. 


 Joel, Puerto Aysén – Chile                                                


* * * 

Al final de su misión Jesús nos muestra que su proyecto no era ni es simplemente religioso. Es muy claro cuando plantea a sus discípulos que a partir de su muerte deberán caminar y actuar solos y las propuestas que hizo deberán continuar partiendo del respeto a la persona, la identificación con la liberación de los conceptos simplemente materialistas, como la adoración al dinero, al poder dogmático de las leyes. En el mensaje se observa una lección muy fuerte: “No se queden mirando al cielo”. 

La crisis de la iglesia católica antes del concilio Vaticano II reflejaba un vacío en la propuesta liberadora: no importaban las diferencias sociales, no estaba incluida la persona como objetivo de liberación. El Éxodo de la historia no representaba para las jerarquías de ese tiempo un ejemplo para salir de la esclavitud. Las enseñanzas proponían quedarse en los templos y cerrar los ojos a la realidad de los problemas sociales. 

En cambio, Jesús al despedirse les propone: salir del temor, ir a todos los pueblos, “enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado. Y yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo”. 


 Francisco de La Paz – Bolivia                                            




* * * 

Hoy, mientras hacía en la computadora una investigación que me enseñó María Teresa, una amiga muy querida fallecida hace pocos días, me pareció sentir su presencia. Y así, pensando en ella, le agradecí por su larga amistad. ¿Por qué no puedo sentir con la misma intensidad la presencia de Dios en mi vida? Yo sé que Dios es fiel y que su hijo Jesús, precisamente porque él vivió entre nosotros, prometió que no nos dejaría huérfanos y que estaría con nosotros todos los días hasta el fin del mundo. Quiero seguir creyendo en él, y a menudo, mientras rezo, yo estoy en silencio, esperando sentirlo cerca de mí. 

 Elena, Bérgamo – Italia                                                      

* * * 

Supongo que estás con el corazón cargado del amor y alegría que nos da el Señor por medio de su Palabra. Dime si no es así, cuando nos dice:"Yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo”. Es Él y ningún otro que nos acompaña con tanto amor y dedicación en nuestro diario vivir, en todo cuanto vamos realizando; descubro tanto amor en sus palabras, deseos de animarme, de que no me sienta sola y que vea que es el camino que debo recorrer, muchas veces difícil, pero con la convicción de que él superó tanto, superó la muerte, venció a tal punto de llevarme a mí donde él se encuentra, cómo me quiere que no me deja, me anima , me entusiasma. ¡Cuánto quisiera que aquellos que se sientes solos, tristes, enfermos en sí mismos puedan descubrir la gracia de su amor, que nos hace amar, estar alegres aún en medio de tantos problemas, dolores, enfermedades, soledades y todo cuanto se nos viene siempre! 

Él nos prepara el corazón para que lo podamos recibir toda la fuerza de su Espíritu, porque quiere que no sólo lo tenga para mí, sino que lo comparta con quienes encuentro en mi camino. Me encanta Jesús, porque no es de los que dicen: trabajen. Él trabajó primero y luego me acompaña a trabajar. Para nada es "jefe de escritorio", que se queda mirando el cielo viendo cómo pasan las nubes. Está aquí pisando la tierra y me dice de caminar en ella trabajando por hacer la vida menos difícil, más acogedora y humana. 


 Hilda, Roma – Italia                                                            



No hay comentarios:

Publicar un comentario

EL VIVE 2014


HorariOSM.....................MARCA TU PAIS