"ÁMENSE LOS UNOS A LOS OTROS"

jueves, 18 de octubre de 2012

“ENTRE USTEDES NO DEBE SUCEDER ASÍ”.

Querido/a Amigo/a:
Te envío un breve comentario sobre el evangelio de este domingo:

“ENTRE USTEDES NO DEBE SUCEDER ASÍ”.
La reflexión, como siempre, es sólo una sugerencia inicial, para que se pueda elaborar un comentario colectivo, con la experiencia y la reflexión de cada uno. Cada uno puede intervenir y aportar, si quiere y cuando quiere, sus opiniones y reflexiones, que luego serán enviadas a todo el grupo.
Abajo, un aporte-retorno sobre el evangelio del domingo pasado:
“TE FALTA UNA COSA”.

Un abrazo...Bernardino


            “ENTRE USTEDES NO DEBE SUCEDER ASÍ”.      

No es siempre fácil discernir, en el corazón de uno mismo, si las distintas actitudes nacen de una sincera búsqueda de servir o del secreto deseo de sobresalir y dominar. También con la mejor buena voluntad, a veces las cosas se mezclan y se confunden. Jesús nos orienta en el discernimiento y en el compromiso.

 Leemos en el evangelio de san Marcos 10, 35-45:                                     


Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, se acercaron a Jesús y le dijeron: “Maestro, queremos que nos concedas lo que te vamos a pedir”. Él les respondió: “¿Qué quieren que haga por ustedes?” Ellos le dijeron: “Concédenos sentarnos uno a tu derecha y el otro a tu izquierda, cuando estés en tu gloria”. Jesús les dijo: “No saben lo que piden. ¿Pueden beber el cáliz que yo beberé y recibir el bautismo que yo recibiré?” “Podemos”, le respondieron. Entonces Jesús agregó: “Ustedes beberán el cáliz que yo beberé y recibirán el mismo bautismo que yo. En cuanto a sentarse a mi derecha o a mi izquierda, no me toca a mí concederlo, sino que esos puestos son para quienes han sido destinados”.
Los otros diez, que habían oído a Santiago y a Juan, se indignaron contra ellos. Jesús los llamó y les dijo: “Ustedes saben que aquéllos a quienes se considera gobernantes, dominan a las naciones como si fueran sus dueños, y los poderosos les hacen sentir su autoridad. Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero, que se haga servidor de todos. Porque el mismo Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud”.

PALABRA del SEÑOR


Los dos Hermanos...
han sido entre los primeros discípulos que Jesús llamó. En este texto del evangelio de Marcos, ellos demuestran que uno de los obstáculos más graves para un auténtico seguimiento de Jesús es la ambición y el deseo de poder.

Se presentaron a Jesús y le pidieron: “Concédenos sentarnos uno a tu derecha y el otro a tu izquierda, cuando estés en tu gloria”. Jesús acababa de anunciarles por tercera vez cuál era su destino, conciente que las autoridades religiosas habrían muy pronto acabado trágicamente con él, y ellos en cambio no le entienden y siguen soñando con el poder. Pretenden ocupar los primeros puestos una vez que Jesús sea reconocido como Mesías glorioso y triunfador. Estaban caminando con Jesús que hablaba de la entrega de su vida, pero su mente tiene otros pensamientos, y en realidad non están siguiendo a Jesús. Es el riesgo que corre también la comunidad de Marcos, para la cual el evangelista recuerda oportunamente este episodio. Y a la misma tentación del poder estarán expuestos siempre los discípulos de Jesús.


La respuesta de Jesús al pedido...

de los dos Hermanos manifiesta claramente cual es su Misión. No ha venido para repartir favores y previlegios, sino para compartir “el cáliz” y “el bautismo”, es decir la entrega de la vida y la experiencia de la pasión. Adelanta el destino de los dos hermanos, que al final serán testigos de Jesús con su martirio: “Ustedes beberán el cáliz que yo beberé y recibirán el mismo bautismo que yo”. Pero la “gloria” de Jesús, su “exaltación”, será en la cruz, y en ese momento a su lado estarán los dos crucificados con él, uno a su derecha y uno a su izquierda.

La reacción indignada de los otros diez discípulos, frente al atrevimiento de los dos hermanos, no es porque consideran un error la pretensión de los dos, totalmente opuesta al camino que Jesús va indicando. Ellos están en la misma carrera y compiten ellos también por los primeros puestos. La ambición divide al grupo y crea la enemistad.




Jesús evidencia dos caminos...

Está el camino común, del ejercicio del poder: “Aquéllos a quienes se considera gobernantes, dominan a las naciones como si fueran sus dueños, y los poderosos les hacen sentir su autoridad”.



Y está el camino de los seguidores de Jesús...

“Entre ustedes no debe suceder así”. Es un camino diferente, “al contrario”. No está prohibido buscar “ser grande”, pero la única grandeza es el servicio gratuito: “El que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes”. Es posible desear “ser el primero”, pero hay una sola modalidad para el discípulo: “Que se haga servidor de todos”.En la comunidad de Marcos, que ya iba organizándose con tendencias jerárquicas, la enseñanza es tajante, mirando a Jesús que indica el camino con su ejemplo concreto: “El mismo Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud”. “Servir”, “dar su vida”: éste es el camino “entre ustedes”.



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LECTIO DOMINGO 14  DE OCTUBRE


               "TE FALTA UNA COSA”.               


La enseñanza de Jesús en la cita evangélica de Marcos es, para estos tiempos, muy oportuna, tomando en cuenta los antivalores como el individualismo que son la causa principal de elegir el dinero o la riqueza más que a Dios. No es que se condene la riqueza por una cuestión simplemente social, sino principalmente con referencia a Dios. 

Cuando el joven rico le plantea a Jesús como obtener la vida eterna, seguro no se refiere a una vida ultraterrestre, sino una vida de perfección, porque él sabe que le falta algo. Jesús le plantea no ocuparse más del dinero como hacemos muchos de nosotros, sino cumplir los mandamientos, entre los cuales está el “no robaras”.

La condena a la riqueza se da en muchos momentos de la vida de Jesús: no se puede servir al dinero y a Dios, porque poner otro señor a la altura de Dios es negar la existencia de Dios y divinizar la riqueza.

Cuando Jesús plantea que: es muy difícil para los que confían en las riquezas entrar en el reino de Dios, pero más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, plantea una realidad insuperable, un abismo entre la posesión de la riqueza y la perfección humana. 


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Leyendo el evangelio de este domingo y el comentario - hoy, aquí en Bolivia - espontáneamente nos hace pensar al padre Gregorio Iriarte, que esta semana se fue a la Casa del Padre y que hoy día ha sido enterrado en Cochabamba. A él también llegó este invitación extraordinaria: adherirse al proyecto del Reino de Dios y hacerse discípulo de Jesús: "Ven y sígueme". Si podemos creer los testimonios espontáneos de mucha gente del pueblo al momento de la despedida, podemos decir: Gregorio sí, ha intentado y logrado responder generosamente a la invitación de Jesús. El también tenía muchos bienes. Haciendo análisis crítico de la realidad, sabía muy bien que no tenemos solamente bienes materiales, sino también "capital social": nuestra formación, nuestra inteligencia, nuestras capacidades, nuestras relaciones, nuestra seguridad y protección, nuestro prestigio y nuestro estatus en la sociedad. Gregorio es para nosotros un ejemplo vivido, que ha demostrado que sí, es posible poner todo eso al servicio de los pobres, que es posible entregarse para promover una sociedad justa y solidaria en la cual reina el amor divino. Para participar al Reino, hay que vaciarse por completo a favor de los pequeños y humildes e identificarse con ellos, los verdaderos dueños del Reino. Todos estamos llamados a seguir a Jesús en este camino, en medio de tentaciones y persecuciones.

mail,blue,envelop,message,email,letter   check,ok,yes,right,correct,next,forward,arrow Gilberto, Oruro – Bolivia 
* * *

"Vende lo que tienes y sígueme". Estamos ante el tema del seguimiento a Jesús, que significa ser discípulos, caminar con Jesús y más que nada hacer la voluntad de Él. El joven de la lectura no tiene nombre, por que personifica cada uno de nosotros: rico, fiel cumplidor de los mandamientos, aparentemente no le faltaba nada, pero no era discípulo de Jesús ni pudo cumplir la voluntad. Jesús con mucho amor le ofrece su adhesión y que lo siga, pero antes deshacerse de sus riquezas. No pudo y se fue triste, por el apego a sus riquezas que le daban poder que para él era lo más valioso.

Los discípulos, en cambio, entendieron bien el mensaje. El asunto se les presenta poco menos que imposible. Pasar por el ojo de la aguja significa poner su confianza en Dios y no en las riquezas. No es fácil ni personalmente ni como Iglesia aceptar este planteamiento. Siguiendo a los discípulos, nos preguntamos – con pretendido realismo –: “Entonces, ¿quién se podrá salvar?”. El dinero da seguridad, nos permite ser eficaces, decimos. El Señor recuerda que nuestra capacidad de creer solamente en Dios es una gracia. Como comunidad de discípulos, como Iglesia, debemos renunciar a la seguridad que da el dinero y el poder. Eso es tener el "espíritu de sabiduría", aceptar que ella sea nuestra luz. A la sabiduría nos lleva la palabra de Dios, cuyo filo corta nuestras ataduras a todo prestigio mundano. Ante ella nada queda oculto. Como creyentes, como Iglesia, ¿seremos capaces de pasar por el ojo de una aguja?


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