2da SEMANA de ADVIENTO 2013
Querido/a Amigo/a:
Te envío un breve comentario sobre el evangelio de este domingo:
“DIOS TE HA FAVORECIDO”.
La reflexión, como siempre, es sólo una sugerencia inicial, para que se pueda elaborar un comentario colectivo, con la experiencia y la reflexión de cada uno. Cada uno puede intervenir y aportar, si quiere y cuando quiere, sus opiniones y reflexiones, que luego serán enviadas a todo el grupo.
ABAJO un aporte-retorno sobre el evangelio del domingo pasado:
“NO SOSPECHABAN NADA”.
Un abrazo... P.Bernardino
“DIOS TE HA FAVORECIDO”
El sueño de una humanidad limpia, plenamente realizada, en total armonía con Dios y con el mundo, en la tradición católica se ha visto cristalizado en una mujer, María, la madre de Jesús, reconocida libre de cualquier mancha de pecado desde el primer momento de su existencia. Es una imagen eficaz, que ilumina el camino de la humanidad hacia la realización de un mundo nuevo, justo y feliz.
Leemos en el evangelio de Lucas 1, 26-38
El Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María. El Ángel entró donde ella y la saludó, diciendo: “¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo”. Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo. Pero el Ángel le dijo: “No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin”.
María dijo al Ángel: “¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relación con ningún hombre?” El Ángel le respondió: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios”. María dijo entonces: “Yo soy la servidora del Señor, que se haga en mí según tu Palabra”. Y el Ángel se alejó.
PALABRA del SEÑOR
No se puede entender bien el texto del evangelio...
de san Lucas sobre la anunciación a María, sin fijarse paralelamente en la anterior anunciación a Zacarías. Si se comparan los dos relatos, aparecen detalles muy importantes.
En la primera anunciación el Ángel Gabriel se presenta a Zacarías, un anciano, sacerdote, varón, cumplidor de la Ley, en el templo, designado a entrar en el lugar más sagrado del templo, en la hora más sagrada del día, en la ciudad santa, en Judea, la región más ortodoxa. El Ángel le anuncia el nacimiento de un hijo, Juan.
El mismo Ángel, seis meses después, se presenta a una mujer, joven, que no tiene el amparo del padre, ni todavía del esposo, en Galilea, una región poco confiable por la penetración de creencias paganas, “Galilea de los gentiles”, en un pueblito totalmente desconocido, Nazaret, en un lugar indefinido: “entró donde ella”. A ella, que no pedía nada a Dios para sí misma, el Ángel le anuncia que va a ser la madre del Mesías.
Zacarías no cree en el anuncio del Ángel,
y queda mudo. Y queda mudo el mundo que él representa: el mundo del templo, de los sacerdotes, los senadores, los varones, el mundo del poder sagrado.
En cambio, María cree. Ella representa un mundo nuevo, una humanidad nueva, una tierra virgen, abierta al amor gratuito de Dios, al cual se ofrece con plena disponibilidad. Inicia una nueva creación, por obra del Espíritu de Dios: “Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo... El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra”.
Ya el saludo del Ángel a María anunciaba ese mundo nuevo. María es amada, “llena de gracia”, no por sus méritos, sino porque Dios la ha elegido gratuitamente. La presencia de Dios y su amor son la fuente de la felicidad: “¡Alégrate!, el Señor está contigo”, como lo había sido para el pueblo de la primera alianza: “El Señor, tu Dios, está en medio de ti, poderoso salvador. Él salta de gozo por ti, te renueva con su amor y baila por ti con gritos de alegría”.
Ahora María está llamada a abrir un nuevo camino...
al pueblo de Dios. El hijo que nacerá de ella no tiene padre, no tendrá ningún modelo humano. Será Dios su padre, como en la primera creación, cuando Adán salió de las manos de Dios, animado por su Espíritu. Jesús, el nuevo Adán, no será el fruto de la fecundidad humana, sino de Dios. María necesita sólo saber cómo Dios realizará su proyecto. Y en seguida se ofrece con un “sí” total. Es “la sierva del Señor”, modelo de la humanidad nueva, de cada siervo y sierva que le dicen “sí” a Dios con la misma entrega y confianza. Cuando ella se pregunta por qué Dios la ha elegido, tendrá una sola respuesta: “Ha mirado la pequeñez de su sierva”.
Dios había hecho un pacto, una alianza con el pueblo de Israel, manifestada en la entrega de las tablas de la Ley. Cuando el pueblo renovaba ritualmente esa alianza, escuchando los mandamientos del Señor, contestaba: “Nosotros haremos todo lo que Dios nos ha dicho”. En realidad era una promesa que luego el pueblo no cumplía. En cambio, María sí. Repite las mismas palabras de la renovación ritual de la alianza antigua, “que se haga en mí según tu Palabra”, y en su “sí” ya empieza una alianza nueva, que será sellada en la sangre de Jesús. La relación entre Dios y el pueblo elegido en el lenguaje de los profetas era vista como una relación conyugal, y el “sí” que repetía el pueblo en la renovación ritual de la antigua alianza era como renovar las promesas matrimoniales. En la Anunciación es María la esposa, que dice “sí” en nombre de la humanidad entera, llamada a abrirse a la buena noticia de Jesús y a seguir su camino. Es el “sí” personal de María, y es el “sí” de todos los que seguirán a Jesús en el proyecto del Reino.
El mundo representado por Zacarías, en la primera anunciación, se pierde en el horizonte, con toda su historia de bondad y de pecado, con sus promesas incumplidas de fidelidad a la alianza.El mundo nuevo, representado por María, encontrará en la fidelidad a la Palabra de Dios, la luz para su camino en la historia, hacia la plenitud del Reino de Dios.
Bernardino Zanella bernardino.zanella@gmail.com
Gustavo M. Llerena gusosm@yahoo.es
LECTIO DOMINGO 01 DE DICIEMBRE
" NO SOSPECHABAN NADA"
El evangelio repite como un estribillo: “Así será la venida del Hijo del hombre” y las imágenes nos invitan a estar despiertos, estar preparados; no es acción de futuro: es presente.
Desde hace un poco más de dos mil años que los cristianos escuchan este pasaje. Cuando se escribió, las expectativas de la “pronta venida” del Hijo del Hombre eran muy altas. Esta esperanza, del fin del tiempo o la venida del Mesías, es pre-cristiana. En tiempo de Jesús, el pueblo de Israel vivía en una gran expectativa. La presencia de Juan Bautista hizo más fuerte esta sensación. “El hacha ya está apoyada en la raíz del árbol: árbol que no produzca frutos buenos será cortado y arrojado al fuego” (Mt 3, 10). Es una característica de lo humano: qué Dios se manifieste, “que alguien haga algo”. El anhelo de plenitud, de paz absoluta donde ninguna nación levante la espada contra otra, sea una acción venida sólo de fuera y nos ahorre a nosotros el desafío de ser hombres y mujeres nuevos/as a imagen de Jesús.
Y Jesús vino, en la plenitud del tiempo. “Aquí estoy, he venido para cumplir, oh Dios, tu voluntad” (Heb 10, 4). La carta a los Hebreos pone este pasaje en boca de Jesús. Creo que ésta es la clave de “permanecer despiertos, vigilantes”: es hacer la voluntad del Padre, siguiendo a Jesús, el Señor. En su vida, en sus palabras, en sus obras, vemos como actúa Dios, desde dentro de cada hombre o mujer que se hace dócil al soplo del Espíritu, no desde fuera, como mago que toca con su varita mágica para cambiarnos. No se nos ahorra la cruz, porque en ella se crucifica todo aquello que se resiste a hacer la voluntad del Padre; toda incredulidad que nos impide responder, como María: “Yo soy – hijo, hija – la esclava del Señor: que se cumpla en mí tu palabra”. Cuando le creamos a Él, cuando creamos en Él y como Él, entonces los ángeles eliminarán toda basura vana de nuestro ego; se apagarán las luces que adornan los escaparates del consumo egoísta de una navidad frívola y brillará la luz que no tiene ocaso; cuando ese misterio que celebramos en la Eucaristía se nos manifieste como el rostro bendito de Jesús, el Señor, que nos amó hasta el extremo – en ella celebramos nuestra verdadera identidad: la Eucaristía, no es sólo acción que viene de fuera, el pan y el vino es también fruto del esfuerzo humano –: entonces, se manifestará lo que somos, y seremos semejantes a Él y lo veremos como Él es. (cf 1Jn 3, 2). Y, “Así será la venida del Hijo del Hombre”.
Joel, Puerto Aysén - Chile.
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Yo creo que Jesús nos invita a un cambio profundo de vida, que no sigamos actuando como los habitantes en los tiempos de Noé, o como cuando salió Lot de Sodoma por orden de Dios, y perecieron todos los de las dos ciudades. Hoy esta generación está mil veces más corrompida y pecadora que en el tiempo de Lot; hoy el hombre se ha olvidado de Dios y peor no cree que Dios siga actuando en la humanidad. Como dice el evangelio, hasta los pelos de nuestro cabello Dios los tiene contados. Es verdad que Dios es un Dios de misericordia y de amor; por eso envió a su hijo a morir en la cruz para la salvación de “muchos”, de todos los que hagamos un camino de seguimiento de Cristo en la tierra por el amor que le tenemos.
De corazón creo que toda mi vida está en las manos de Dios y mantengo una lucha constante conmigo misma para no causarle ningún dolor más a mi amado Jesús. Por eso tengo la convicción que un día estaré en ese Reino prometido, porque El ve mis esfuerzos por lograrlo. Pero el que no quiere creer porque lo pasa regio como está, ¿tendrá el mismo destino? Entonces, ¿quién va al purgatorio o peor al infierno? Yo creo que Jesús se refiere a tantos castigos que sufre la humanidad y que nuestro amado Padre Dios permite para que el hombre se vuelva a El. Por eso la imagen de la Santísima Virgen quedó en pie en Filipinas, para decirnos: “Busquen el corazón de mi Hijo y hagan lo que El les diga en su vida, lo que les dice en el sermón de la montaña, en sus parábolas, etc., si es que quieren salvarse”. Pero eso sólo lo podemos ver, discernir, con un corazón abierto a la gracia y leyendo el Evangelio con humildad.
Rina, Coyhaique - Chile.
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Hoy estamos como en aquellos tiempos, donde el hombre se ha olvidado de la existencia de Dios, vive sin pensar por un momento en el otro, reina el egoísmo, la envidia, el libertinaje y la injusticia. Pocos miran al cielo, pocos leen la palabra de Dios, pocos oran al Padre del cielo, la humanidad no espera esa venida. Ojalá estemos con nuestras lámparas encendidas, con nuestro corazón limpio. Tenemos que tomar un nuevo rumbo, descubrir el rostro de Cristo en nuestros hermanos, compartir más, amar sin medida, y con alegría en el alma esperar en oración y trabajando por el reino de Dios.
Sandra, Coyahique - Chile.
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En una amalgama de occidente y oriente, la literalidad de la frase: "comían, bebían y se casaban", representa los tres primeros chacras, o "chakras", o centros energéticos del hombre. El chakra base, es el sexual y el plexo solar que es desde donde partimos para evolucionar en conciencia y espiritualidad. El Hijo del Hombre ha venido a enseñarnos con su ejemplo, con su hombría, que podemos regresar a la Divinidad desde esta nuestra experiencia en la dimensión material, corporal. Y es sólo trascendiendo y re-significando lo que representan estas energías básicas, como lo alcanzaremos. Estas energías son: dinero, sexo, poder. Hoy la humanidad está atrapada en estas energías, tomada por ellas, de manera que se han convertido en entes organizados que pululan por más y más sometiendo al resto, a la mayoría excluida a niveles de supervivencia.
Con respeto, equidad y desde el amor, honremos estas energías para poder elevarnos al centro cardíaco o sea al centro del corazón y desde allí al contacto más elevado con la Divinidad, desde la Corona, la coronilla que nos permite orar, comprender humildemente que somos cuerpo, materia simplemente como casa, nave o habitat de nuestro espíritu, haciendo la experiencia humana, tal cual la hizo Jesús en su ascenso. La espiritualidad y el Amor, no se logran desde el desentendimiento o alejamiento de lo material, sino desde su comprensión más profunda, como escalones de la larga escalera de aprendizaje en el juego de la dualidad entre la perversión o santificación de estas energías en nuestras pequeñas grandes vidas del día a día.
Los dos hombres o las dos mujeres que menciona la palabra no están separados, están dentro nuestro: es la dualidad que vinimos a integrar y trascender, la posibilidad de transformar al siempre exigente y oscuro poder mezquino y ególatra dentro nuestro; la posibilidad de reconocer en él, que es sólo algo que a la larga deberemos descartar, que no hay alimento que le alcance para sobrevivir y ser inmortal, que la única inmortalidad existe fuera de él, en el Ser esencial que ya somos y que tenemos que volver a iluminar.
Isabel, City Bell - Argentina.
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La historia de los pueblos latinoamericanos nos permite observar una visión muy contraria a la cultura materialista actual. En la mayoría de estos pueblos se observa un concepto muy diferente: el “vivir bien”, que es muy contrario al “vivir mejor”. Entonces la enseñanza de Jesús nos permite aceptar mucha coincidencia. Sin embargo la sociedad actual es parecida a los pueblos antes del diluvio, donde los ideales materialistas, como la adoración al dinero, el odio, la venganza, la permanente opción de tener el poder para beneficio de unos pocos en contra de los verdaderos dueños de los grandes recursos de la humanidad, es lo que debe cambiar.
La llamada de Jesús se dirige a procurar un cambio con estructuras donde la vigencia de la justicia, solidaridad y respeto de los derechos de los pueblos sea una guía para “vivir bien”.
El significado del arca de Noé debe entenderse como la opción de construir un mundo nuevo, comenzando con la recuperación de culturas de vida con objetivos diferentes a las culturas de la muerte que actualmente son bandera de las grandes potencias.
Francisco, Potosí - Bolivia.
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Siempre descubro en la Palabra la preocupación de Jesús por mi existencia y de cómo debo conducirla para alcanzar la plenitud de ella. Esto lo veo en este texto del evangelio, que insiste en que debo estar prevenida. Veo tan seguido, cómo en un abrir y cerrar de ojos, que la vida se va. Yo creo que lo hago bien, sin embargo no fomento la unidad, la fraternidad, viviendo en mi metro cuadrado, afanosa de tanto quehacer, que no me deja entrar en toda la gracia que da el Reino de Dios, disminuyendo mi entusiasmo y ganas de construir. En fin me encomiendo a la gran misericordia de Dios que no me deje nadar en las aguas, al punto de ahogarme, y pueda con su gracia entrar en su Reino.
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