"ÁMENSE LOS UNOS A LOS OTROS"

viernes, 9 de mayo de 2014

“VA ADELANTE”.

Querido/a Amigo/a:


Te envío un breve comentario sobre el evangelio de este domingo:

“VA ADELANTE”.

La reflexión, como siempre, es sólo una sugerencia inicial, para que se pueda elaborar un comentario colectivo, con la experiencia y la reflexión de cada uno. Cada uno puede intervenir y aportar, si quiere y cuando quiere, sus opiniones y reflexiones, que luego serán enviadas a todo el grupo. 

Abajo un aporte-retorno sobre el evangelio del domingo pasado: 
“ QUÉDATE CON NOSOTROS”.

Un abrazo... P. Bernardino



                            "VA ADELANTE”                           



Cuando alguien es elegido para un cargo de responsabilidad en la sociedad o en la iglesia, se lo felicita, como si fuera un éxito importante en su carrera. Tal vez convendría simplemente ofrecerle apoyo y solidaridad para que pueda ejercer mejor su servicio, haciéndose “el último de todos y el servidor de todos”.

   Leemos en el evangelio de san Juan 10, 1-10                                     

Jesús dijo a los fariseos:
"Les aseguro que el que no entra por la puerta en el corral de las ovejas, sino trepando por otro lado, es un ladrón y un asaltante. El que entra por la puerta es el pastor de las ovejas. El guardián le abre y las ovejas escuchan su voz. Él llama a las suyas por su nombre y las hace salir. Cuando ha sacado todas las suyas, va delante de ellas y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz. Nunca seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen su voz". Jesús les hizo esta comparación, pero ellos no comprendieron lo que les quería decir.

Entonces Jesús prosiguió: 

"Les aseguro que Yo soy la puerta de las ovejas. Todos aquellos que han venido antes de mí son ladrones y asaltantes, pero las ovejas no los han escuchado. Yo soy la puerta, El que entra por mí se salvará; podrá entrar y salir, y encontrará su alimento. El ladrón no viene sino para robar, matar y destruir. Pero Yo he venido para que las ovejas tengan Vida, y la tengan en abundancia”.

PALABRA del SEÑOR


Después de sanar a un ciego de nacimiento...
Jesús declara que hay una ceguera física, de que no hay culpa; pero hay bien otra ceguera, la de los fariseos, que pretenden guiar al pueblo y no quieren reconocer en Jesús la revelación del Padre. A esos ciegos Jesús intenta iluminarlos con dos comparaciones, tomadas de la vida del pueblo y de su propia experiencia: la figura del pastor de ovejas y la imagen de la puerta.

El mismo Jesús se declara como el verdadero pastor, y dice que las ovejas “escuchan su voz” y él “las llama por su nombre y las hace salir”. Discípulo y discípula son los que escuchan la voz de Jesús, y se dedican al conocimiento y la realización de su palabra. Saben discernir, entre tantas voces que les llegan y los agreden, la voz del Señor que les habla en la claridad de su consciencia. Se sienten reconocidos por él y valorados en su propia identidad: “Las llama por su nombre”. Hay una relación de profunda intimidad y total confianza entre el Maestro y el discípulo, entre el pastor y las ovejas: “Él las hace salir”, las libera, las saca del corral de un sistema opresor, las guía en la construcción de una sociedad justa y digna, y las conduce hacia la plenitud de la vida.




Y “va delante”...
Se sabe que el pastor tiene que caminar delante para que las ovejas lo sigan. Y Jesús va delante, viviendo primero lo que enseña a los discípulos: “Les he dado el ejemplo para que ustedes hagan lo mismo que yo he hecho”, “ámense, como yo los he amado”. Un amor hasta dar la vida: “El buen pastor da la vida por sus ovejas”.

Pero hay otros que no son pastores, sino que son “ladrones y bandidos”, que sólo vienen “para robar, sacrificar y destruir”. Atrás de este duro juicio de Jesús está el recuerdo de las invectivas de los profetas contra los malos pastores del Antiguo Israel, que “se apacentaban a sí mismos en lugar de apacentar a las ovejas”. Jesús las actualiza contra los fariseos. Aunque tengan títulos y apariencia de pastores, son extraños y las ovejas “nunca seguirán a un extraño”. Al verdadero pastor “las ovejas lo siguen, porque conocen su voz”. Es la voz que transmite seguridad, cariño, que abre a nuevos horizontes. Totalmente diferente es la relación con “el que no entra por la puerta en el corral de las ovejas, sino trepando por otro lado”. Las ovejas “huirán de él, porque no conocen su voz".



La comparación que hace Jesús parece...

tan evidente que no deja lugar a dudas. Pero Juan comenta que los fariseos “no comprendieron lo que les quería decir”. No sólo son ciegos, sino también sordos. Su mundo es totalmente diferente del mundo de Jesús. Para entenderlo tendrían que abandonar demasiados intereses y privilegios, renunciar a todo su poder sobre el pueblo.

Jesús insiste con otra comparación: la de la puerta: “Yo soy la puerta de las ovejas”. La puerta une dos ambientes, y también los separa. Puede separar dos mundos: el que está fuera y el que está dentro. Las antiguas iglesias y las grandes catedrales tienen puertas artísticamente muy elaboradas, para indicar que pasando por esa puerta se abandonaba el mundo profano y se entraba en un espacio sagrado. Ahora, para entrar en un mundo nuevo, el verdadero espacio sagrado de la transfiguración interior y del cambio de la sociedad, hay que pasar por Jesús, la puerta siempre abierta para todos los pueblos, dar la adhesión a él. Su palabra y su enseñanza son el alimento necesario para “tener vida en abundancia”. Una vida no guardada para uno mismo como un privilegio, sino ofrecida solidariamente para que todos tengan vida.




Bernardino Zanella... bernardino.zanella@gmail.com
Gustavo M. Llerena... gusosm@yahoo.es



      Lectio dominical 02 de mayo                          

    “ QUÉDATE CON NOSOTROS”                         



Lo que más me sorprende de la reflexión sobre el evangelio de Lucas, es que si realmente el otro peregrino hubiera sido la esposa de Cleofás, María, que había seguido todas las etapas de la pasión, pero también que había visto al Señor resucitado, ¿por qué, cuándo lo encuentra no lo reconoce más? Sin duda se presentaba de una manera diferente, porque ni siquiera Pedro lo ha reconocido en el extraño que le sugirió echar las redes en el otro lado de la embarcación. Aunque después él fue el primero en tirarse al agua e ir a su encuentro. Él también lo había visto después de su resurrección.



Lo que también me sorprende es que Jesús para ser reconocido comienza a interpretar las Escrituras antiguas, como si no pudiéramos llegar a creer en él sin conocer las Escrituras.



Me resulta más fácil entender que lo han reconocido en la fracción del pan, porque también nosotros los cristianos encontramos a Jesús en la Eucaristía de los domingos, porque en ese día Jesús se apareció dos veces definiéndolo el día del Señor.



Pero entonces, ¿la celebración diaria de la Eucaristía no tiene el mismo valor? ¿Es importante sólo la de los domingos? Por supuesto que no son intercambiables, es decir, no puedo ir los martes, si los domingos estoy ocupada. Entonces, ¿qué deben hacer los que trabajan el día domingo? Claro que hay misas a todas horas y si uno quiere..., pero puede pasar de no llegar a tiempo para ninguna... ¿Qué hay que hacer?

No sé encontrar las respuestas.
Gianna, Pordenone – Italia                                              

* * *

Cada noche, antes de acostarme, rezo una oración que Giovanni Vannucci compuso, inspirándose en el episodio del Evangelio de los dos discípulos de Emaús: 

"Quédate con nosotros, Señor, porque anochece: * quédate con nosotros y con toda tu iglesia. / Quédate con nosotros al final del día, * al final de la vida, al final del mundo. / Quédate con nosotros cuando se acerca la noche de la duda, * la noche de miedo, de la miseria y la tentación, la noche de la muerte amarga. / Quédate con nosotros en tu sacramento y en tu palabra, * con tu bendición y tu paz. / Quédate con nosotros y con todos aquellos que amamos: * en el tiempo y en la eternidad”. 

En estos días me preguntaba si esta oración, que yo había siempre vinculado con sentimientos personales, puede extenderse a las muchas "noches" que causan sufrimiento en el mundo. Hago sólo dos ejemplos de situaciones dolorosas que me impresionaron mucho en estos días:

- en Nigeria, en la noche del 14 de abril, los guerrilleros de la secta de Boko Haram han secuestrado a 236 alumnas, quienes dormían en su escuela, las llevaron a Chad y Camerún, donde las vendieron como "esposas" por 8 dólares a los milicianos islámicos de su secta. Las chicas tienen una edad entre 12 y 17 años. 

- en los mismos días se supo que en el Sur Sudán 9.000 niños han sido quitados a sus familias para convertirlos en niños-soldados. 

Estas, como muchas otras, son las "noches" que afligen a muchas partes del mundo. 

¿Está fuera de lugar pedirle al Señor que "se quede" con estas personas?
 Elena, Bergamo – Italia                                                    

* * *

“Mis planes no son sus planes, sus caminos no son mis caminos” (Is 55, 8). Los caminos de la globalización del mercado han colocado fuera de los muros del bienestar, a los que ha condenado a vivir en la extrema pobreza y miseria. Son las cruces que reviven aquella que fue levantada fuera de los muros de Jerusalén y que desalentó tan profundamente a los discípulos del Señor Jesús. ¿También nosotros, discípulos del crucificado y resucitado, estamos desalentados y desesperanzados como el puñado de hombres y mujeres que habían escuchado y seguido al Maestro de Galilea? ¡Oh, cuánta necesidad tenemos de volver a escuchar al Señor Resucitado que nos haga arder el corazón! ¿Cuántos son los que hemos caído en manos de los salteadores mientras nos alejamos de Jerusalén y estamos medios muertos? “Quédate con nosotros, que se hace tarde y el día se acaba”. Cárganos, Señor, llévanos a la posada, y parte para nosotros el pan, para que podamos ver, que el camino, la verdad y la vida eres tú, Señor Jesús.

“En el camino conversaban sobre todo lo sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona los alcanzó y se puso a caminar con ellos… Y comenzando por Moisés y siguiendo por todos los profetas, les explicó lo que en toda la Escritura se refería él”. Toda la Escritura es Cristo, porque en él encuentra su plena realización. La zarza que ardía es ahora nuestro corazón, que a la escucha del Resucitado arde y él nos revela su nombre: Crucificado y Resucitado – Dios-con-nosotros –. La antigua Alianza se hace nueva en su sangre derramada para el perdón de los pecados. La fidelidad de Dios, su tierno amor como Esposo y Padre, es la ternura de Jesús que sana nuestras heridas, que nos muestra al Padre y nos cuida como Pastor bueno. La fidelidad de Dios es la fidelidad de él: estaré con ustedes, siempre, hasta el fin del mundo. Su entrega es misericordia, amor extremo por nosotros, y no sacrificio que busca apaciguar la ira de Dios. Su corazón traspasado, es un corazón de carne y no de piedra. Todo en Cristo ha llegado a la plenitud. 

“Entonces se le abrieron los ojos y lo reconocieron”. Los discípulos, al ser encontrados e interpelados por Jesús resucitado, habían dicho: “Nosotros esperábamos que él fuera el liberador de Israel”. Entiendo que el gran escándalo que produce la cruz es porque esperamos que desde fuera, “con mano fuerte y brazo extendido” (cf Dt 4, 34), se nos resuelvan los problemas. No nos atrevemos a ser grano de trigo, triturado y molido para ser pan para los demás. En nosotros vive el Espíritu que nos hará ver que la vida, la verdadera vida, la que vivió el Señor, no puede ser alcanzada por la muerte; es el Espíritu que nos quitará el miedo y la tristeza que nos impiden ser hijos como el Hijo. Volver a Jerusalén será siempre un regreso al evangelio, que asume la cruz no como desastroso fracaso, sino como entrega por amor. “¡Es verdad, ha resucitado el Señor!”.


   Joel, Puerto Aysén – Chile                                             

* * *

Después de la resurrección, esta lectura me identifica porque los discípulos amaban a Jesús pero se sintieron desesperanzados, ya no estaban creyendo, y aún más las Escrituras no las habían entendido y eso que habían vivido junto a Jesús. Pero que maravilla cuando el mismo Jesús se les acerca y va develándose, primero explicándoles las Escrituras y luego el partir el pan y compartirlo con ellos, y lo más bello: "les ardía el corazón", comprobaron que las Escrituras se cumplían, y tenían que volver a Jerusalén a contar lo que habían visto y oído. ¡Había que compartir con los otros la alegría de la resurrección!



  Sandra, Coyhaique – Chile                                               



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