Querido/a Amigo/a:
Envío el breve comentario sobre el evangelio de este domingo:
"Ve detrás de mí".
Como siempre, es sólo una sugerencia inicial, para que se pueda elaborar un comentario colectivo, con la experiencia y la reflexión de cada uno. Cada uno puede intervenir y aportar, si quiere y cuando quiere, sus opiniones y reflexiones, que serán enviadas luego a todo el grupo.
Màs abajo , un aporte-retorno sobre el Evangelio del domingo pasado: "Jesús, la Roca."
Un abrazo.
Bernardinobernardinozanella775@hotmail.com
Lectio: Domingo 21 del Tiempo Ordinario - Ciclo A 28 de Agosto
"Ve detrás de mí"
En la actividad evangelizadora de Jesús...
se da un cambio muy importante después de la confesión de fe de Pedro, en Cesarea de Filipo, que reconoce a Jesús como “el Mesías, el Hijo de Dios vivo”. Desde entonces, comienza para Jesús una nueva etapa, dedicada más directamente a la formación de los discípulos. Quiere que ellos sepan bien cuál es el destino que le espera, y qué significa para ellos seguirle a él.
Su predicación va encontrando la firme oposición de los dirigentes: los grandes propietarios de la tierra, las autoridades religiosas y los intelectuales ya han decidido su muerte. Son inteligentes. Han entendido perfectamente cuán peligroso es Jesús para el sistema de poder que tanto los favorecía. Jesús, mientras manifiesta a los discípulos que su muerte es inevitable, agrega en seguida el anuncio de la resurrección, “al tercer día”: la muerte física es sólo un paso a la vida plena.
Nos dice el evangelio de san Mateo 16, 21-27:
que había sido proclamado “bienaventurado” porque el Padre le había revelado la identidad de Jesús, ahora se siente autorizado a dirigir a Jesús mismo y se opone enérgicamente a la idea de su muerte. Se le planta simbólicamente delante, para impedirle el camino hacia Jerusalén. La reacción de Jesús es increíblemente dura. Lo llama “Satanás”, y lo invita a no ponerse como obstáculo en su camino, sino a seguirle caminando detrás de él en la misma dirección, haciéndose compañero y discípulo. Jesús es “el Hombre”, guiado por el espíritu de Dios. Pedro en cambio es guiado por el espíritu de “los hombres”, tiene una manera “humana” de pensar, sueña con el poder y la gloria, tentación que Jesús ya había vencido en el desierto, cuando el tentador le había ofrecido “todos los reinos del mundo con su gloria”.
La manera “humana” de pensar de Pedro puede ser a menudo nuestra manera de pensar, la manera de pensar de la misma iglesia, la manera en que educamos también a las nuevas generaciones. El camino de Jesús es una vida entregada al servicio de la humanidad, y se cruza con los intereses opuestos de los poderosos que le darán muerte. Es el camino que tiene que recorrer también el discípulo que quiere seguir a Jesús: renunciar a toda ambición personal, al deseo de sobresalir y dominar, y estar dispuesto como Jesús a encontrar la oposición, la discriminación, la irrisión y la persecución. No hay otro camino. De hecho, el que se busca a sí mismo, centrado en sus propios intereses y ventajas, en total protección de su vida física, podrá conseguir muchas cosas, grandes reconocimientos y mucho prestigio, pero hecha a perder su vida, la vacía de sentido y de futuro. En cambio, el que se la juega, como Jesús, sin temor, encuentra la plenitud de la vida. ¡Cuántos mártires recientes, en América Latina y en el mundo han seguido este camino, a veces con una adhesión explícita a Jesús, o a veces imitándolo sin conocerlo! Justo en estos días recordamos los cuarenta años del martirio en La Paz del P. Mauricio Lefevre, Misionero de los Oblatos de María Inmaculada, víctima de la feroz dictadura de Hugo Bánzer. Pero este camino no es sólo para héroes. Es el camino del discípulo, que aprende a discernir cada día lo que vale, y lo que no vale la pena. Es el camino que ha recorrido primero el Maestro, que nos ha precedido en el don de su vida. Comentario DEL PASADO DOMINGO OSM 2011
Jesucristo nos sigue preguntando, a nosotros, y principalmente a mí, en este caminar hoy. Lo reconozco como mi Dios, Señor y mi todo, el cual me va desarrollando como persona, me hace libre en mis decisiones, en mis metas, es la roca que me sostiene o protege según las circunstancias en que me voy desenvolviendo. También me va preguntando si lo reconozco frente al mundo. No tengo miedo de declararlo, sabiendo que siempre me protegerá del adversario o irá permitiendo que las cosas pasen por una causa mejor para mí, porque sabe lo que es mejor para mí.
El saberlo reconocer como el Señor de nuestra vida, va cambiando toda la manera de pensar, de relacionarnos con los demás. Pero, al igual que sus discípulos, necesitamos que nos siga enseñando por medio del Evangelio, para que vaya penetrando en nuestras vidas, iluminando, con su luz, la mente, el corazón, el entendimiento, para poder llegar a ser verdaderos discípulos de Jesucristo. Sólo con su gracia lo podremos realizar, siendo instrumentos en sus manos, para que Él manifieste la Gloria de Dios Padre en nuestras vidas, sabiendo que a Él solo le pertenecen.
María Teresa, Santiago – Chile.
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¡Lo sabio que es Dios! Se revela a los sencillos y le concede a Pedro a que lo revele, a que lo reconozca como el mesías. No se esperaba a un Mesías que pareciera un hombre común. Dios se hace presente en la sencillez y es allí dónde debemos buscarlo: en las cosas sencillas, en el humilde. Dios no es poderoso como el hombre lo quiere
Gladys Edith, Millacura – Chile / Coyhaique.
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Cristo nos pregunta a cada uno de nosotros: ¿Quién soy yo para ti?
Bueno, para mí, mi querido Jesús, tú lo eres todo. Eres el Cristo resucitado, la roca en la cual quiero cimentar mi vida. Eres el que me acompaña en el afán de cada día, eres el que me da la fuerza para levantarme con la esperanza de un hermoso y nuevo día, eres el que mueve mi corazón hacia lo bueno, y cuando caigo en mis flaquezas, tú, con tu misericordia infinita, me vuelves a levantar y me das una nueva oportunidad. Para mí eres el amor del Dios Vivo hecho hombre, que fue capaz de donar su vida, a través de tu dolorosa pasión, para darme a mí la vida eterna.
Querido Jesús, yo te amo. Gracias por ir a mi lado y ser mi camino.
Lorena – Chile / Santiago.
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La seguridad que tuvo Pedro al afirmar que Jesús es el hijo de Dios es la que necesita el mundo para estar seguro de que habrá un día mejor, ya que Dios nunca quiere lo malo para nadie, al contrario siempre busca nuestro bien y por lo mismo el nos pide que tengamos fe y seguridad en él, que estemos seguros que él estará siempre hasta el fin de los días. Si tan sólo tendríamos esa seguridad en por lo menos una de nuestras acciones, sé que todo seria mejor.
Silvia, Cochabamba – Bolivia