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Fiesta de la Trasfiguración del Señor. sábado, 6 de agosto
Querido/a Amigo/a:
Este sábado, 6 de agosto, es la Fiesta Patria de la Independencia de Bolivia. Y es la Fiesta de la Trasfiguración del Señor. Estoy enviando un breve comentario sobre el evangelio de la Transfiguración. Como siempre, mi intención es sólo ofrecer una provocación inicial, para que se pueda elaborar un comentario colectivo, con la experiencia y la reflexión de cada uno. Cada uno puede intervenir y aportar, si quiere y cuando quiere, sus opiniones y reflexiones, que serán enviadas luego a todo el grupo.
Un abrazo.
Bernardino
bernardinozanella775@hotmail.com
Reflexión del Evangelio según San Mateo 17,1-9
Más abajo, un ejemplo de aporte-retorno
sobre el evangelio del domingo pasado:
"Compartir el pan".
Lectio: 19º Domingo del Tiempo Ordinario (A) ......................... 07 de Agosto
Reflexión del Evangelio según San Mateo 17,1-9
>> Escuchen al Hijo <<
La fiesta de la Transfiguración del Señor es particularmente significativa, a los pocos días de la solemnidad de la Asunción de María al cielo. Si la Virgen Asunta es símbolo del destino último de toda la humanidad, la Transfiguración de Jesús adelanta la visión del Resucitado y hace ver que la plena realización humana, nuestra misma transfiguración definitiva, es posible sólo a través de un proceso de donación y entrega de la vida: el que guarda su vida la echa a perder, y el que la entrega en el amor la encuentra plenamente.
Nos relata el evangelio de san Mateo 17, 1-9:
Jesús tomó a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los llevó aparte a un monte elevado. Allí se transfiguró en presencia de ellos: su rostro resplandecía como el sol y sus vestiduras se volvieron blancas como la luz. De pronto se les aparecieron Moisés y Elías, hablando con Jesús.
Pedro dijo a Jesús: «Señor, ¡qué bien estamos aquí! Si quieres, levantaré aquí mismo tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías».
Todavía estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra y se oyó una voz que decía desde la nube: «Este es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta mi predilección: escúchenlo».
Al oír esto, los discípulos cayeron con el rostro en tierra, llenos de temor. Jesús se acercó a ellos y, tocándolos, les dijo: «Levántense, no tengan miedo».
Cuando alzaron los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús solo. Mientras bajaban del monte. Jesús les ordenó: «No hablen a nadie de esta visión, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos».
Los discípulos de Jesús, y sobre todo los tres que elige para que sean testigos de su transfiguración, Pedro, Santiago y Juan, esperaban una manifestación gloriosa de Jesús, su triunfo terrenal, la conquista del poder. Pedro reacciona duramente frente a las palabras de Jesús que anuncia su destino de pasión y muerte, y se pone delante de Jesús como una barrera, para bloquearle el camino hacia Jerusalén. Los hermanos Santiago y Juan buscarán los primeros puestos al lado de Jesús, para compartir su poder como ministros y funcionarios del reino.
La transfiguración de Jesús es la manera con que Jesús les revela que su camino es diferente, y que perder la vida física no es un fracaso, si esto lleva a hacer crecer la vida de todos. Los discípulos no tendrán que escuchar la voz de los instintos, sus deseos de dominar y de hacerse servir. Tendrán que escuchar a Jesús, “el hijo muy querido”, como lo indica la voz del Padre. Y escucharlo no en la transfiguración gloriosa, que es sólo un anuncio, sino en su otra transfiguración, en el momento de la desfiguración de la pasión, cuando no tendrá “ni apariencia humana”, “hombre de dolor”. Entonces “¡Escúchenlo!”. Será su máxima enseñanza. Es el Hijo, el que manifiesta el amor del Padre, su Palabra revelada.
La Virgen misma, en las bodas de Caná, dirá a los sirvientes: “Hagan todo lo que él les diga”: escuchen a él, al Hijo, y cumplan su palabra. Y son las últimas palabras, el testamento de María.
Escuchando al Hijo tendremos el don de llegar a ser los hijos e hijas amados, realizando el proceso de transfiguración progresiva que nos libera de nuestros egoísmos y nuestros miedos, para ser siempre más parecidos al Primogénito entre todos los hermanos: transfigurados en él.
.....VIDEO MOTIVACIONAL......................................... ..........OSM 2011..
ALEJANDRO ALONSO: "Tu SANTIDAD me ENVUELVE"
.....Comentarios del Domingo anterior ............................... ...OSM.2011..
Me detuve especialmente en un momento del texto, fue el eje de mi reflexión personal y comunitaria en la Lectio que realizamos los viernes. La frase fue: "Levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió…".
Me centro allí por qué "mira" JESUS al PADRE – es quien hace el "cielo" ser lo que es. El "cielo" es por que está el PADRE allí–. JESUS actúa haciendo la voluntad del Padre ; “con este signo de la multiplicación hay más cielo en la tierra.” Entonces se puede ver que la bendición y la repartición/multiplicación se dan mirando al PADRE.
Todo se une: la barca, el desierto, la muchedumbre, la sanación, los enfermos, los discípulos, el atardecer, el hambre, el cansancio, los panes y pescados, la voluntad, la bendición, la multiplicación, la comida y el saciarse… para demostrar quien es la voluntad de JESUS: NUESTRO PADRE.
Por ello...debo mirar más al "cielo".
Gustavo – Cochabamba
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La Palabra me ha motivado un montón. Dime si no es para admirar la disponibilidad que tiene Jesús, ya que antes de que suceda este episodio le han matado a su familiar, a Juan el Bautista, y él que quiere retirarse a un lugar para estar a solas y vivir su duelo. La gente no le deja y él por sobre su dolor se compadece de la gran muchedumbre que vio... ¡Cuántas veces veo mi dolor, mi cansancio y no el de los demás!
Luego, frente a la preocupación de sus discípulos, él tranquilamente les responde como diciendo: ¿Qué problema hay?, no pasa nada... y espera la generosidad de los discípulos, espera mi generosidad, que muchas veces se ahoga frente a mi temor de que con lo que cuento no es suficiente, que no tengo tantas capacidades, y en vez de actuar me reprimo en mi acción y ¡no hago nada!, creyendo que lo que tengo es nada, y ¡cómo el Señor con esa nada hace milagros! Se me olvida como dice San Luis Guanella: "Es Dios quien hace". Él es y sólo él, y esto es lo que me sorprende de Jesús, que él actúa viendo mi disponibilidad, mi generosidad y deseos de compartir, espera siempre mi respuesta. Me encanta su preocupación de que no solo reciban el alimento sino que estén cómodos, signo de su acogida que siempre manifiesta en su encuentro con los que se acercan a Él... ¡Cuánto me queda por aprender! ¡Qué la gracia de Dios me permita abrir cada día un poco más mi corazón a su amor! Sólo cuando estamos llenos de su amor podemos verdaderamente compartir.
Hilda – Chile
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El llamado al compartir es claro y fuerte en este texto, y también en la eucaristía...
Yo me quedo en un pequeño detalle, que se repite muchas veces: Jesús se aparta, se aleja de la muchedumbre necesitada que pide ayuda y que tal vez (¿por qué no?) lo confunde. Sube a la barca, o a la montaña, y solo frente a Dios se entiende a sí mismo, se redimensiona... quién sabe, encuentra las respuestas al tormento de su corazón que le duele por los males de los hombres.
Siempre pensé que también en esto Jesús es maestro: ponerse aparte, quedar solos, orar, hacer silencio y escuchar el corazón de Dios que late en nosotros...
Sandra – Padova
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El sabernos amados del Señor con un amor infinito y recibirlo en la Eucaristía, reconociendo su presencia viva en nuestro ser, es el motor que va cambiando toda nuestra vida. Es Él que hace posible, que sus manos se puedan extender hacia los demás olvidándonos de nosotros mismos, para llevarlo a los demás en forma material y también espiritual, sabiendo que sólo somos instrumento por los cuales Él se manifiesta, para que la multiplicación de los panes y peces continúe siendo su gloria y no la de los hombres, porque si somos buenos es gracias a su amor divino transformante.
María Teresa
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Casi sin darnos cuenta y empujados por diversos factores hemos ido deshumanizando poco a poco ese gesto tan entrañable y humano que es el sentarse a la mesa a comer juntos. La comida del mediodía se ha convertido para muchos en algo puramente funcional, que es necesario organizar de manera rápida y precisa dentro de la jornada laboral. Cada vez es más raro ese momento privilegiado de encuentro familiar en torno a la mesa. En muchos hogares, esa mesa hecha para ser rodeada ya no sirve para que padres e hijos se encuentren, compartan sus vidas, rían y descansen juntos. Bastantes se van habituando a «alimentar su organismo» en esas comidas impersonales de los restaurantes.
El gesto de Jesús invitando a las gentes a recostarse para compartir juntos una comida sencilla, bendiciendo a Dios por el pan que recibimos, puede ser una llamada para nosotros: "Comer es mucho más que «introducir una determinada ración de calorías en el organismo".
Pero, además, comer no es sólo un acto individualista de carácter biológico. El hombre está hecho para comer con otros, compartiendo su mesa con familiares y amigos. Comer juntos es confraternizar, dialogar, crecer en amistad, compartir el regalo de la vida.
Eliana Hernández
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Es muy interesante el texto, ya que ahí nos muestra el amor que Dios tiene hacia nosotros y la pregunta de: dónde está Dios ante el hambre del mundo, me lleva a hacer otra pregunta: ¿Donde estamos nosotros ante el hambre de nuestro prójimo? ¿Cuál es nuestro propósito en la vida? ¿Cuál es el plan de Dios para nosotros?
Para uno es fácil, ante alguna tragedia, decir: dónde está Dios, para evitar eso, y no nos ponemos a pensar que él nos mandó aquí para ayudar al prójimo, para darnos la mano cuando la necesitamos. Pongámonos a pensar cuántas veces cuando nos encontramos en la situación de Jesús, que había gente a nuestro lado con hambre, preferimos enviarla de regreso a su casa para evitarnos saciar su hambre. No debemos olvidar que el pan compartido sabe mejor, así que es hora de seguir el ejemplo de Jesús, de ayudar al prójimo en la peor de las tragedias, sin importar si lo conozco o no. Al final, todos necesitamos de todos...
Silvia – Cochabamba
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Hoy los "dueños del mundo", algunas familias que no llegan al millar, son gente insensible, con corazón duro, estos son hijos consanguíneos del maligno. No sienten el dolor de millones de africanos que están muriendo de hambre. Los dueños del mundo tiran el trigo al mar, para que el precio de esa materia prima no baje. Pero lo más cruel es que esos ricos, "los dueños del mundo", todos los domingos asisten a la Eucaristía, reciben el cuerpo del Señor y camino a su casa rezan el santo rosario. Incluso algunos de ellos dan una buena limosna a la parroquia. Algunos de estos "ricos" incluso han construido hermosas basílicas. Lo más incomprensible es que muchos pastores les desean mayor prosperidad en sus cuentas corrientes. Yo creo que en el juicio estos "dueños del mundo" irán derechito al horno que no se apaga. Jesús es justo, por eso dijo claramente: ¡ay de es ustedes los ricos....! (o estamos con Dios o con el diablo).
Salvador – (Oruro)
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