"ÁMENSE LOS UNOS A LOS OTROS"

viernes, 30 de septiembre de 2011

"Las PIEDRAS rechazadas"



Querido/a Amigo/a:

Envío el breve comentario sobre el evangelio de este domingo:
“Las piedras rechazadas”.
Como siempre, es sólo una sugerencia inicial, para que se pueda elaborar un comentario colectivo, con la experiencia y la reflexión de cada uno. Cada uno puede intervenir y aportar, si quiere y cuando quiere, sus opiniones y reflexiones, que luego serán enviadas a todo el grupo.
En el archivo adjunto, un aporte-retorno sobre el evangelio del domingo pasado:
“Del dicho al hecho hay un largo trecho”.

      Un abrazo :
      Bernardino


               "Las piedras rechazadas"                       

El deseo...
de imponer nuestra voluntad, de mandar, unido al deseo de acumular bienes, son las formas más instintivas, que podrían dominarnos a todos, si no hacemos un camino de liberación interior que nos lleve a construir relaciones de igualdad y de solidaridad concreta. Mucho más daño producen esos deseos, cuando las religiones los justifican en el nombre de Dios.

                                   

  El Evangelio de san Mateo 21, 33-46    nos ilumina con una parábola trágica               :

Jesús dijo...
a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:
«Escuchen esta parábola: Un hombre poseía una tierra y allí plantó una viña, la cercó, cavó un lagar y construyó una torre de vigilancia. Después la arrendó a unos viñadores y se fue al extranjero.
Cuando llegó el tiempo de la vendimia, envió a sus servidores para percibir los frutos. Pero los viñadores se apoderaron de ellos, y a uno lo golpearon, a otro lo mataron y al tercero lo apedrearon. El propietario volvió a enviar a otros servidores, en mayor número que los primeros, pero los trataron de la misma manera.
Finalmente, les envió a su propio hijo, pensando: "Respetarán a mi hijo". Pero, al verlo, los viñadores se dijeron: "Éste es el heredero: vamos a matarlo para quedarnos con su herencia". Y apoderándose de él, lo arrojaron fuera de la viña y lo mataron.
Cuando vuelva el dueño, ¿qué les parece que hará con aquellos viñadores?»
Le respondieron: «Acabará con esos miserables y arrendará la viña a otros, que le entregarán el fruto a su debido tiempo». Jesús agregó: «¿No han leído nunca en las Escrituras: "La piedra que los constructores rechazaron ha llegado a ser la piedra angular: ésta es la obra del Señor, admirable a nuestros ojos"?


Por eso les digo que el Reino de Dios les será quitado a ustedes, para ser entregado a un pueblo que le hará producir sus frutos».
Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír estas parábolas, comprendieron que se refería a ellos. Entonces buscaron el modo de detenerlo, pero temían a la multitud, que lo consideraba un profeta.



Jesús narra esta parábola...
en los últimos días de su vida, en el conflicto extremo con sus adversarios, en el mismo templo de Jerusalén. La dirige a las máximas autoridades religiosas, los sumos sacerdotes. Eran ellos que arrendaban “la viña”, el pueblo elegido, que Dios había protegido con tanto cuidado y cariño. No son los “propietarios”, pero ellos, como sus antecesores, hacen todo lo posible para quedarse con los frutos de la viña: golpean, matan, apedrean a los servidores del dueño, y al final deciden matar al hijo: “Vamos a matarlo para quedarnos con su herencia”.
La parábola es demasiado clara: “Comprendieron que se refería a ellos”. Estarían dispuestos a cualquier cosa para conseguir sus objetivos, decididos a cumplir lo que dice la parábola, matar al hijo, si no los frenara por ahora el miedo del pueblo. Quieren ser ellos los dueños de la viña y apropiarse de sus frutos.


El Evangelio de Mateo...
no quiere que nos quedemos en un juicio sobre los dirigentes judíos, que rechazaron a los profetas y crucificaron a Jesús. Mateo quiere hacer reflexionar a su comunidad, porque la tentación del poder es permanente, y para todos. Y la amenaza de acabar “con esos miserables y arrendar la viña a otros”, en realidad es una exhortación a no desperdiciar el don de Dios, la llamada a la fe y al seguimiento de Jesús: “Esperaba de ellos justicia, pero brotó iniquidad; esperaba de ellos honradez, y sólo se oye el grito de los oprimidos” (Is 5, 7).
Jesús es “la piedra angular”, la piedra que puede ser rechazada, para algunos “piedra de tropiezo”, como ya lo había profetizado el anciano Simeón, cuando María y José presentaron a Jesús al templo, a los cuarenta días de su nacimiento; o puede ser la piedra elegida para la construcción del verdadero templo de Dios, “un pueblo que le hará producir sus frutos”. Y como Jesús, otras piedras rechazadas encontrarán su lugar en el templo de Dios, “los publicanos y las prostitutas”, los excluidos de las culturas dominantes, de las religiones y de las políticas, los portadores del sueño de una humanidad nueva, reconciliada y pacífica, en armonía con toda la creación.




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   Comentario  DEL PASADO DOMINGO                                    OSM  2011      


Al principio de mi vida, me reconozco como el hijo que dice no, pero al final hacía caso a lo que se me pedía. Hoy lo miro como un proceso, porque cuando uno está en la tibieza, ese fue mi actuar.
Sentir el amor del Señor, que es su gracia, como me ha ido llevando "y me dejé seducir", como en el salmo; saberme sostenida de su mano tendida hacia mí. Todo tiende a un cambio radical en la vida, donde no cuesta el decirle que “sí” y dejarse abandonar en las manos del Padre que, a pesar de todo, siempre me va a dar lo mejor para mí. Las incomodidades, las malas interpretaciones, se las entrego, para que las transforme, curando mis heridas.
¿Para que desgastarme si Él ve el corazón del hombre y eso me basta?
María Teresa, Santiago – Chile

* * *
Bueno, nuestra inconsecuencia como seres humanos es lo que nos demuestra día a día nuestra humanidad caída. Abandonarse a la voluntad del Padre, es algo que nos cuesta mucho, pues significa salir de nosotros mismos, presentarnos ante Dios con humildad y abandonarnos totalmente en sus manos. A nadie le gusta hoy, en los tiempos que vivimos, mostrarse como una persona frágil, que demuestra ante el mundo que no es nada sin la misericordia infinita de Dios. Debemos día a día ponernos en la presencia de nuestro Padre, implorando su gracia, para que nuestro “sí” a seguir su camino, sea fuerte, determinado y constante, como el de nuestra querida Madre del cielo. Que ella nos ayude a unirnos más en oración, para que nuestro “sí” a la voluntad de Dios sea verdadero.
Lorena, Santiago – Chile

* * *
Sentir el llamado a hacer la voluntad de Dios, nos sentimos atraídos por su palabra. Pero hay momentos en que, cuando nos vemos involucrados en situaciones difíciles, tendemos a alejarnos, y es en ese momento que debemos ser como el primer hijo del evangelio, acudir al llamado, aferrarnos a la palabra, perseverar en la oración. Pero también sucede que cuando pasamos por momentos felices, nos olvidamos de agradecer de todo corazón, del porque nos pasó eso: es que Dios y su Espíritu nos llamó y lo supimos escuchar.

Ivana, Oruro – Bolivia


  CANCION >>>  LO QUE AGRADA A DIOS <<<                por  LUIS ALFREDO      



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